~ Devin ~De inmediato, salí corriendo hacia el garaje para subirme a la camioneta. Lo que Lukman me había dicho me había dejado desconcertado, y estaba preocupado."Alfa, ¿qué quieres que haga?" Me preguntó Alice por el enlace mental.La verdad es que no sabía qué decirle, en ese momento no podía dejar de pensar en el ataque."Solo haz lo de siempre, quiero que estes pendiente por sí Susan necesita algo, porque creo que me voy a demorar." Le respondí por el enlace, mientras manejaba hacia mi oficina.Cerré el enlace mental antes de que me respondiera. Estaba intentando mantenerme alejado de ella porque me había dado cuenta de que estaba enamorada de mí, y la verdad es que ella no me interesaba. Ojalá encontrara a alguien pronto, o me tocaría seguir aguantándomela.Cuando llegué a la oficina, Lukman ya estaba afuera esperándome. Bajé de la camioneta para que el manejara y me subí en el asiento del copiloto."Ahora si cuéntamelo todo ¿Qué pasó?" Le pregunté apenas se sentó."Fue horroro
"¿Como sabemos que podemos confiar en él?" Le pregunté a mi amigo."Lo vi en sus ojos, Devin. Alexei no tiene ninguna razón para mentir. Además, ni él ni su hermano han usado polvo de plata en una pelea, ni mataron a los alfas a los que retaron. Así que, necesitamos sentarnos con ellos y hablar de esto. El Rey y los Lores van a venir al Este. Creo que tú también deberías venir y por ahora, lo mejor será estar lejos de Pridewood para no provocar a los terroristas. Esto es peor de lo que pensamos, estamos atrapados en una lucha entre dos familias en la que no tenemos nada que ver." Me recomendó Leo. Aunque su consejo tenía un buen basamento, yo seguía enojado. No quería quedarme de brazos cruzados mientras pensábamos que hacer para detener a esos malnacidos. A pesar de que no me gustaba buscar o meterme en problemas ajenos, esto ya era demasiado."Entiendo, voy a ir al Este en tres días. Por favor, ten un lugar donde pueda quedarme." Le solicité."Amelia y yo nos mudaremos a la casa de
~ Susan ~El amor puede pasar de ser algo bonito a convertirse en un completo desastre, y en mi caso, casi siempre pasaba lo segundo. Eso fue lo que paso cuando Maurice Volkov me amenazó de muerte y mi tío tuvo que mudarse al Sur para protegerme. No escuché nada ese día, pero ese maldito paranoico creyó que sí, y por eso dijo que, si no me iba del Norte, me mataría.Escribirle la carta a Sylvester fue difícil y derramé muchas lágrimas. Desde entonces, no habían dejado de rodar por mis mejillas. Sabía que le rompería el corazón, pero el mío se rompería aún más porque yo sabía que esas palabras eran una farsa y aun lo amaba. No solo él me odiaba, también me odiaba a mí misma porque sentía que fue mi culpa haber estado en el lugar equivocado en el momento equivocado. Dicen que el tiempo lo cura todo, pero eso fue hace doce años y mi corazón seguía herido. Nunca superé a Sylvester, simplemente no pude. Cada día soñaba con que algún día volvería al Norte y lo vería, le diría la verdad y él
Me lavé la cara para que no se notara tanto que había estado llorando, luego suspire y salí de la habitación. Cuando llegué a la sala, noté que no había nadie. Supuse que Alice se había ido con Devin, así que decidí ayudar a limpiar la cocina. Al entrar, vi que Alice había botado mi comida a la basura y había limpiado todo. En ese momento me puse furiosa. "¿Qué haces?" Le pregunté, ella me miró. Ya que Devin no estaba, sabía que iba a dejar de fingir que era una chica buena. Sabía que estaba enamorada de Devin y que me odió desde el momento en el que Devin me llevó a vivir en su casa, y yo como una estúpida, le había dejado el camino libre al irme. "¿Qué crees qué hago?" Inquirió con un tono muy ofensivo. "Yo me encargo de todas las tareas que una Luna debe hacer, todas." No quería ni pensar que Devin se la estaba cogiendo. "Desde que te fuiste, cuido a la manada y al Alfa Devin, alguien tenía que hacerse cargo porque no se podía quedar solo y estar a cargo tantas responsab
~ Susan ~Me desperté temprano y decidí ir por un vaso de agua. No debí haber tomado tanto alcohol la noche anterior, pero me sentía tan mal de haber perdido a Devin que, en su momento el alcohol fue mi mejor amigo, aunque ahora me sentía terrible.Salí de mi habitación y me dirigí a la cocina. Me encontré a Devin en el sofá, revisando los documentos que había dejado ahí. No sabía si hablarle o simplemente tomar mi vaso de agua e irme para mi cuarto, para no molestarlo porque él ya tenía suficientes problemas y no quería ser uno más de ellos."¿No pudiste dormir?" Me preguntó rompiendo el silencio, yo asentí."Creo que me pasé un poco con la ginebra." Confesé, me miró con sorpresa."Pero estoy bien, solo quería dormir y eso me ayudó, aunque supongo que fue un poquito demasiado." Le expliqué, a lo que asintió. Luego, soltó la hoja que tenía en la mano, se levantó y caminó hacia mí. Mientras se me acercaba, sentí que se me aceleraba el corazón. Devin acercó su mano con suavidad a mi mej
~ Tamia ~Nunca olvidaré la noche en la que mi maravillosa vida se convirtió en un completo desastre. No puedo sacar de mi mente el momento en que todo cambió.Mi esposo y yo fuimos a una fiesta a la que no quería asistir, pero Casper, un beta amigo de Leo, era el anfitrión y él estaba decidido a honrar su invitación a toda costa. Debí haberle suplicado un poco más que nos quedáramos en casa, pero quería ser una esposa comprensiva, así que decidí seguirlo y ese fue mi peor error.Leonardo Albert era mi esposo y el alfa de la Manada de la Montaña, lo que me hacía ser conocida como Tamia Albert, la Luna de la manada. Leonardo me eligió para ser su Luna cuando tenía diecinueve años. En realidad, empezamos a salir cuando yo tenía diecisiete y él veintiuno, aunque no llegamos a la intimidad física, ya que, aún no tenía la edad para eso, nos enamoramos de todos modos y juramos permanecer juntos.Muchas de las mujeres de la manada me odiaban porque él solo tenía ojos para mí y no es que yo
~ Leo ~Tamia era el amor de mi vida y no había nada que no haría por ella. La amaba con toda mi alma y cuando le prometí que siempre estaríamos juntos, lo dije muy en serio. Era perfecta para mí; hermosa tanto por dentro como por fuera y tenía la fuerza que una Luna debía de poseer. Amaba cada una de sus cualidades y sinceramente no podía dejarla ir.Estaba enamorado de ella desde que recuerdo, por eso cuando se presentó la oportunidad de cortejarla, la aproveché de inmediato y como resultado, habíamos estado casados durante cinco años. La amaba inmensamente. Mi amor por ella era tan fuerte que creía que sería fácil rechazar a mi compañera destinada si alguna vez la encontrase y ella prometió hacer lo mismo a cambio. Sin embargo, nunca imaginé que rompería esa promesa de una forma tan cobarde.Tamia no quería ir a la cena de Casper; debí haberla escuchado y decirle a mi amigo que no iríamos, pero ahí inició mi caída. El fresco aroma a menta y manzanas me tomó por sorpresa y me atra
~Tamia~ Por la mañana salí a correr y al regresar, la gente me miraba con curiosidad. No necesitaba tener más de 2 neuronas para saber que ya se había difundido la noticia de que el Alfa había encontrado a su compañera destinada. Leo no intentó ocultar la atracción entre Amanda y él. Internamente me preguntaba si los miembros de la manada estaban contentos de que su Alfa sería más fuerte ahora que había encontrado a su compañera destinada. También me cuestionaba a mí misma, si me apreciaban lo suficiente para que se preocuparan verdaderamente por mí y el dolor que sufriría, el cual hasta podría volverme loca. Honestamente, me preguntaba de qué lado estarían.Pasé corriendo junto a los miembros de la manada y regresé a mi casa. Leo estaba desayunando pero, no le había hablado y no planeaba hacerlo, porque no tenía nada que decir. Fui al dormitorio a ducharme y vestirme para comenzar el día, había una reunión a la que debíamos asistir juntos y por mucho que preferiría quedarme en cas