Evelyn sabía que era buena en el arte, se había probado a sí misma innumerables veces cuando sus tutores le ponían retos y la alentaban a desarrollar su creatividad. Le gustaba sentir la arcilla en las manos, la textura de la piedra y la fuerza que se tenía que ejercer para moldarla a un rostro, también se fascinaba con la música, pero no era la mejor en ello, más que nada sabía tocar los instrumentos clásicos, porque sus padres pensaron que era bueno para su educación formal. Sin embargo, era la pintura lo que siempre le había llamado la atención.
Al principio, sus padres le apoyaron. Con el dinero a expensas, no necesitaba seguir una carrera “útil” a sus ojos, pero conforme el dinero menguo llegó la necesidad de que ella se convirtiera en sus sustento. Su padre quería que siguiera la carrera de Administración de Empresas, para recuperar su legado, pero ella se negó. Sus padres no se enojaron, solo se decepcionaron y fue peor. No sabe si podrá con ello de nuevo, por eso sabe que debe aceptar su compromiso con el señor Evans, aunque aún le carcome algo de rabia al pensar en él, opacada, por otro lado, por una increíble excitación de su recuerdo.
Durante la mañana, tanto Evelyn como Liana caen en su rutina diaria: se levantan y ocupan el baño por turnos, no se pueden dar el lujo de desayunar, así que se sirven una taza de horrible café amargo cada una y se cambian para dirigirse al campus. El auto que comparten es el de Liana y generalmente Evelyn le da un poco de dinero para abastecer la gasolina cunado puede y el resto Liana lo cubre con su propinas, por eso no lo usan para dirigirse a la universidad, Liana lo necesita con el tanque lleno para poder ir a su trabajo en el pueblo cercano.
—Bueno, por lo menos hoy no está lloviendo —comenta Liana mientras salen a la calle.
Evelyn se ríe. El cielo está oscuro y el viento les levanta un poco sus abrigos, pero no hay lluvia a la vista, lo cual siempre es un milagro en Inglaterra.
—Necesito conseguir un empleo extra —dice Liana.
—¿Por qué? Te pagan bien en Barry’s.
—Sí, por ser camarera. Me dejan cantar de vez en cuando, pero quiero… —duda un momento, pero continua —. Quiero buscar algo que involucre mi voz en tiempo completo.
Evelyn no sabe que es lo que le ha hecho cambiar de opinión de un día a otro, pero espera que pronto tome confianza sobre su talento. Le dedica una sonrisa sincera a su amiga.
—¡Me parece fantástico, Li!
Liana la abraza con un brazo y continúan su camino.
La universidad no esta tan lejos y su cuarto no es el peor a la redonda, así que no tardan en alcanzar la zona más cercana al campus. Ahí están las cafeterías, las discotecas y los diferentes salones destinados a las exposiciones de las carreras. Es una especie den pueblo pequeño y los carros solo se pasean en el lugar de vez en cuando, pues incluso los universitarios con dinero prefieren andar en bicicleta o caminar por el lugar para presumir de frente. Siempre ha sido un lugar caro y Evelyn y Liana rara vez se han visto entusiasmadas con la idea de gastar lo poco que tienen en cosas que no sean necesidades esenciales.
Sin embargo, los ojos de Evelyn no pueden evitar examinar el escaparate de una de las cafeterías con especial atención. Parece un lugar elegante, con dos mesas fuera y gente entrando y saliendo, con bolsas por un lado y vasos de café por el otro. Las ventanas son un poco oscuras y no se nota el interior del lugar, pero arriba hay un cartel grande que con “Mood Coffee Shop” escrito con letra cursiva.
Evelyn frunce el ceño ante el nombre, pero luego se encoge de hombros. No es quien para juzgar las decisiones del dueño. Pero, le extraña que el señor Evans eligiera ese lugar en específico.
—¿Has entrado ahí? —pregunta a Liana señalando la cafetería.
Su amiga levanta la vista de su celular y entrecierra los ojos.
—No — dice —, pero sé que es donde a Blair le gusta ir. Presume que conoce al amigo del dueño o algo así —rueda los ojos —. Ya sabes como es.
Blair es compañera de ellas en el programa de Bellas Artes y se ha inclinado a la pintura, como Evelyn. No es una mala persona, pero tiene tanto dinero que Evelyn siempre se pregunta si asistió a una universidad pública solo con el fin de poder presumir todo, porque es lo que más le gusta hacer, especialmente frente a ellas. Evelyn duda sí realmente su padre es tan rico como ella dice que es, porque hasta ahora no ha reconocido a Evelyn ni su apellido.
Luego, un pensamiento atraviesa a Evelyn. Si Blair compara ahí, significa que es caro y sí es caro, ella tiene un problema.
Palidece.
No cree poder comprarse ahí ni un café para su cita, bueno, quedada, con el señor Evans. No quiere parecer desesperada, no quiere que note lo fácil que ella puede caer por él solo porque no tiene dinero. Si no tiene opción, Evelyn por lo menos quiere algo de equilibrio en la negociación.
—Liana… —se pregunta cómo seguir, pero su amiga le da toda su atención —. Sé que no soy quien para pedirte esto, pero ¿no tendrás algo de… efectivo que puedas prestarme? Juro que te lo devolveré en cuanto pueda.
Liana se la queda viendo por un momento, es cierto que ambas saben lo difícil que es la vida de la otra, lo ajustadas que se mantiene mes con mes, pero nunca se han pedido dinero a la otra. Liana parece casi desconcertada, como si no diera crédito a sus palabras. Pero se recompone rápidamente.
—Dame un segundo.
Evelyn la observa revisar su bolsa, las partituras y las letras de canciones moviéndose hasta que encuentra su billetera.
—Me pagaron ayer— le explica —. Toma.
Le extiende dos billetes de veinte. Evelyn sabe que no puede pedirle más y se siente demasiado agradecida por el gesto y la confianza. No sabe si le alcanzará, pero le evitará llegar sin nada.
Abraza a Liana al llegar al edificio de Bellas Artes y luego se separan, ella por la derecha y Liana por la izquierda.
Durante las clases, Evelyn no puede concentrarse ni un poco. Siente el peso de los billetes de Liana en su bolsillo y también siente los nervios corriendo por su estómago.
Sabe que quiere verlo, al señor Evans. Por más que lo niegue, por más que intente hacerse la difícil, hay algo que la atrae a él, que siempre la ha atraído a él. Por eso se acostó con él en el aniversario de sus padres, por eso esperó una llamada por su parte, pero esas cosas nunca terminan bien.
Ahora solo quiere verlo, quizá hablar con él como nunca lo hizo, y ayudar a sus padres para poder recompensarlos por todo lo que hicieron por ella, incluso si eso implica que ella no sea feliz.
Por supuesto, va a tener que negociar los términos y no va a darse por vencida en algunos puntos.
La última clase del día toma desprevenida a Evelyn y los nervios comienzan a trepar por su estómago hasta instalarse en su garganta seca. No confía en su voz para hablar y hacer las dudas que le han quedado sobre su trabajo de escultura semanal. Piensa en el señor Evans y piensa que tendrá que trabajar el doble y desvelarse para hacer encargos de dibujos si quiere conseguir el material necesario para su tarea… también piensa que no tendrá que hacerlo si negocia bien los términos con el señor Evans.Sale de su facultada con su bolso colgado del hombro. Liana suele quedarse para practicar con los músicos hasta tarde, así que va sola. Siente el peso de sus cuadernos de arte y el rebote de los lápices de color. Ha roto dos de ellos hasta ahora y tendrá que jugar bien con la teoría del color si quiere sobrevivir al semestre con la misma caja. No puede permitirse otros si quiere pasar el curso de cerámica.Sus compañeros de clase la despiden con la mano y ella les devuelve el saludo antes d
Aparte de ellos dos, la cafetería está vacía.Evelyn comienza a jugar con sus dedos debajo de la mesa, su tic nervioso. Siente su garganta seca y la presencia de Wilhelm Evans es realmente intimidante, por más que su sonrisa petulante parezca más suave de lo normal. De hecho, Evelyn se pregunta si lo ha visto sonreír en todas esas revistas en las que es fotografiado y se da cuenta de que no. Esa simple realización le da un poco de confianza y está a punto de hablar cuando el mesero se acerca.—Buenas tardes, ¿desean ordenar?Es un muchacho bajo y de aspecto trillado, por no decir más, pero el señor Evans pierde la sonrisa en cuanto lo ve. Su rostro se vuelve serio y de repente Evelyn puede sentir la tensión emanando de él. El mesero parece sentir lo mismo, Evelyn lo ve tragar nervioso.—No te he llamado —dice el señor Evans—, pero ya que has decidido interrumpir, ordenaremos— ni siquiera se molesta en tomar la cartilla que el muchacho le tiende cuando vuelve a hablar—. Quiero un café
—No voy a tener sexo contigo.Wilhelm parece sorprendido por el pánico en las palabras de Evelyn, pero no se asusta ante la declaración.—Puedo entender que pienses eso en este momento. Pero, no, no te voy a obligar si es lo que te preocupa. El trato con tu padre solo involucra tu mano en matrimonio, el resto… vendrá con consentimiento.Evelyn se relaja visiblemente.—¿Qué es lo que pensabas? ¿Qué te tomaría sólo así? —Wilhelm habla de manera brusca, pero no hay esa molestia dirigida a ella como con el camarero, parece estarse controlando —. No soy… ¿qué rumores circulan por ahí sobre mí?Evelyn no sabe que decir y da otro trago a su té.Sí, hay muchos rumores sobre Wilhelm Evans en el mundo empresarial en el que los padres de Evelyn se han mantenido. Se dice que es un hombre temido y ella puede ver ahora que es verdad, pero hasta este momento su ira no ha ido en contra de ella, así que lo toma más como un carácter fuerte que pocos tiene la capacidad de soportar. El padre de Evelyn so
Cuando llega a su puerta, Evelyn se siente sin aliento, pero sabe que no es por las escaleras.Poco a poco, comienza a salir del shock en el que se encuentra. Nunca había hablado tanto con Wilhelm Evans en su vida y darse cuenta de que posiblemente le agrade es una cuestión que la incómoda. Había llegada a su reunión con la intención de aceptar el trato, con o sin negociaciones, pero siente que Wilhelm, en parte, la dejó ganar.No puede ni siquiera pensar en el hecho de que él dijo que le gustaba. Evelyn es linda, lo sabe, tiene una belleza que ha heredado de buenas líneas de sangre. Además, sus familias son conocidas, su apellido tiene poder incluso estando en la quiebra silenciosa. Sin embargo, Wilhelm es aún más que ella, en todo. Es un hombre guapo que también lo sabe y ni hablar de la gran influencia empresarial que es. Evelyn entiende el hecho de que se sienta atraído físicamente por ella, igual que ella de él, pero no es capaz de procesar la idea de que Wilhelm quiera más que u
Liana se queda practicando algunas de sus canciones y Evelyn sale de la habitación tratando de hacer el menor de los ruidos para no interrumpir su concentración. Se dirige a las escaleras con nada más que su celular en la mano y un abrigo grueso. Sube las escaleras hasta el último piso y ahí, a diferencia de los otros pisos, hay una tercera puerta en el centro. No tiene candado, Evelyn no está segura de sí la señora que alquila los cuartos ha pensado en cerrarla con llave alguna vez, pero agradece que no lo haga. Detrás de la puerta hay una pequeña rampa que Evelyn escala sin problemas. Cuando llega a la cima, el viento fresco le pega en la cara y hace que el frío se cuele en sus huesos, pero también se siente a libertad. La terraza tiene una buena vista. Se puede ignorar los apartamentos cercanos y luego llegan las luces de la universidad: pequeños puntos que hacen de farolas y luego espacios grandes, edificios completos que refugian a los estudiantes de la jornada nocturna. Y si Ev
A la mañana siguiente, camino a la universidad, con los bolsos haciendo peso y en medio de una conversación relajada, Evelyn y Liana son abordadas por un auto negro. Se para en la acera junto a ellas y ambas dan un paso atrás.La ventanilla de la parte trasera se abre y Evelyn se queda pasmada al ver a su madre sonriéndole desde dentro. Hay un brillo en sus ojos que a Evelyn le da algo de miedo, está tramando algo.—Hola, cariño. Que gusto verte levantada temprano.—¿Mamá? ¿Qué haces aquí?—Bueno, te dije que teníamos que conseguirte un vestido— su mamá habla como si fuera lo más obvio del mundo. Tiene puesto uno de sus abrigos grandes, de piel de oso si Evelyn no recuerda mal. Se ha maquillado suavemente y unos pendientes rojos cuelgan de sus orejas. Irradia belleza y emoción.Evelyn levanta la mirada, la mayoría de estudiantes las están viendo con curiosidad. Se retuerce los dedos, no había llamado nunca la atención de esa manera, pocos realmente saben su apellido y su madre no hace
El chofer se estaciona en el John Lewis Car Park, así que las tres mujeres caminan el resto del camino hacia el Victoria Quarter.Evelyn lleva casi tres años sin pisar ese centro comercial, pero recuerda que era un lugar que solía visitar con su madre. Está casi segura de que Liana nunca ha entrado y no le sorprende verla deslumbrada.El Victoria Quarter es un distrito comercial histórico ubicado en el corazón de Leeds. Suele impresionar mucho por su arquitectura, ya que los edificios están diseñados con detalles más victorianos, como fachadas de terracota, vidrieras ornamentadas y techos abovedados. Los locales se regocijan en el lujo y la elegancia. Tiene un cierto encanto único.Las mujeres caminan por entre la poca gente que hay a esa hora de la mañana. El centro comercial tiene una amplia selección de tiendas de alta gama y boutiques exclusivas que hacen ropa a la medida. Evelyn observa los escaparates con marcas de renombre internacional y también de diseñadores locales y especi
Al, final, la madre de Evelyn se sale con la suya: la boda no es tan privada.Justo una semana después de que Wilhelm y ella negociaran, Evelyn se encuentra en la mansión de sus padres, en su antigua habitación, mirándose al espejo, sabiendo que Wilhelm Evans, su futuro marido, está haciendo exactamente lo mismo en una de las habitaciones de invitados.El vestido que ha elegido es sencillo, puede decirse minimalista, pero elegante y sofisticado. Está confeccionado de un tejido ligero y suave, Evelyn no distingue si es seda o satén, pero fluye suavemente sobre su cuerpo, dándole comodidad y un movimiento fluido al caminar. Tiene líneas limpias y resalta la silueta esbelta de Evelyn. La parte superior del vestido tiene un escote clásico en forma de corazón que realza los atributos de Evelyn. Las mangas son cortos y la cintura del vestido está definida con pliegues delicados. La falda larga cae en recta, acoplándose a las piernas de Evelyn.No parece un vestido de bodas en sí, pero a Eve