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Capítulo 6: Camino a la universidad

Evelyn sabía que era buena en el arte, se había probado a sí misma innumerables veces cuando sus tutores le ponían retos y la alentaban a desarrollar su creatividad. Le gustaba sentir la arcilla en las manos, la textura de la piedra y la fuerza que se tenía que ejercer para moldarla a un rostro, también se fascinaba con la música, pero no era la mejor en ello, más que nada sabía tocar los instrumentos clásicos, porque sus padres pensaron que era bueno para su educación formal. Sin embargo, era la pintura lo que siempre le había llamado la atención.

Al principio, sus padres le apoyaron. Con el dinero a expensas, no necesitaba seguir una carrera “útil” a sus ojos, pero conforme el dinero menguo llegó la necesidad de que ella se convirtiera en sus sustento. Su padre quería que siguiera la carrera de Administración de Empresas, para recuperar su legado, pero ella se negó. Sus padres no se enojaron, solo se decepcionaron y fue peor. No sabe si podrá con ello de nuevo, por eso sabe que debe aceptar su compromiso con el señor Evans, aunque aún le carcome algo de rabia al pensar en él, opacada, por otro lado, por una increíble excitación de su recuerdo.

Durante la mañana, tanto Evelyn como Liana caen en su rutina diaria: se levantan y ocupan el baño por turnos, no se pueden dar el lujo de desayunar, así que se sirven una taza de horrible café amargo cada una y se cambian para dirigirse al campus. El auto que comparten es el de Liana y generalmente Evelyn le da un poco de dinero para abastecer la gasolina cunado puede y el resto Liana lo cubre con su propinas, por eso no lo usan para dirigirse a la universidad, Liana lo necesita con el tanque lleno para poder ir a su trabajo en el pueblo cercano.

—Bueno, por lo menos hoy no está lloviendo —comenta Liana mientras salen a la calle.

Evelyn se ríe. El cielo está oscuro y el viento les levanta un poco sus abrigos, pero no hay lluvia a la vista, lo cual siempre es un milagro en Inglaterra.

—Necesito conseguir un empleo extra —dice Liana.

—¿Por qué? Te pagan bien en Barry’s.

—Sí, por ser camarera. Me dejan cantar de vez en cuando, pero quiero… —duda un momento, pero continua —. Quiero buscar algo que involucre mi voz en tiempo completo.

Evelyn no sabe que es lo que le ha hecho cambiar de opinión de un día a otro, pero espera que pronto tome confianza sobre su talento. Le dedica una sonrisa sincera a su amiga.

—¡Me parece fantástico, Li!

Liana la abraza con un brazo y continúan su camino.

La universidad no esta tan lejos y su cuarto no es el peor a la redonda, así que no tardan en alcanzar la zona más cercana al campus. Ahí están las cafeterías, las discotecas y los diferentes salones destinados a las exposiciones de las carreras. Es una especie den pueblo pequeño y los carros solo se pasean en el lugar de vez en cuando, pues incluso los universitarios con dinero prefieren andar en bicicleta o caminar por el lugar para presumir de frente. Siempre ha sido un lugar caro y Evelyn y Liana rara vez se han visto entusiasmadas con la idea de gastar lo poco que tienen en cosas que no sean necesidades esenciales.

Sin embargo, los ojos de Evelyn no pueden evitar examinar el escaparate de una de las cafeterías con especial atención. Parece un lugar elegante, con dos mesas fuera y gente entrando y saliendo, con bolsas por un lado y vasos de café por el otro. Las ventanas son un poco oscuras y no se nota el interior del lugar, pero arriba hay un cartel grande que con “Mood Coffee Shop” escrito con letra cursiva.

Evelyn frunce el ceño ante el nombre, pero luego se encoge de hombros. No es quien para juzgar las decisiones del dueño. Pero, le extraña que el señor Evans eligiera ese lugar en específico.

—¿Has entrado ahí? —pregunta a Liana señalando la cafetería.

Su amiga levanta la vista de su celular y entrecierra los ojos.

—No — dice —, pero sé que es donde a Blair le gusta ir. Presume que conoce al amigo del dueño o algo así —rueda los ojos —. Ya sabes como es.

Blair es compañera de ellas en el programa de Bellas Artes y se ha inclinado a la pintura, como Evelyn. No es una mala persona, pero tiene tanto dinero que Evelyn siempre se pregunta si asistió a una universidad pública solo con el fin de poder presumir todo, porque es lo que más le gusta hacer, especialmente frente a ellas. Evelyn duda sí realmente su padre es tan rico como ella dice que es, porque hasta ahora no ha reconocido a Evelyn ni su apellido.

Luego, un pensamiento atraviesa a Evelyn. Si Blair compara ahí, significa que es caro y sí es caro, ella tiene un problema.

Palidece.

No cree poder comprarse ahí ni un café para su cita, bueno, quedada, con el señor Evans. No quiere parecer desesperada, no quiere que note lo fácil que ella puede caer por él solo porque no tiene dinero. Si no tiene opción, Evelyn por lo menos quiere algo de equilibrio en la negociación.

—Liana… —se pregunta cómo seguir, pero su amiga le da toda su atención —. Sé que no soy quien para pedirte esto, pero ¿no tendrás algo de… efectivo que puedas prestarme? Juro que te lo devolveré en cuanto pueda.

Liana se la queda viendo por un momento, es cierto que ambas saben lo difícil que es la vida de la otra, lo ajustadas que se mantiene mes con mes, pero nunca se han pedido dinero a la otra. Liana parece casi desconcertada, como si no diera crédito a sus palabras. Pero se recompone rápidamente.

—Dame un segundo.

Evelyn la observa revisar su bolsa, las partituras y las letras de canciones moviéndose hasta que encuentra su billetera.

—Me pagaron ayer— le explica —. Toma.

Le extiende dos billetes de veinte. Evelyn sabe que no puede pedirle más y se siente demasiado agradecida por el gesto y la confianza. No sabe si le alcanzará, pero le evitará llegar sin nada.

Abraza a Liana al llegar al edificio de Bellas Artes y luego se separan, ella por la derecha y Liana por la izquierda.

Durante las clases, Evelyn no puede concentrarse ni un poco. Siente el peso de los billetes de Liana en su bolsillo y también siente los nervios corriendo por su estómago.

Sabe que quiere verlo, al señor Evans. Por más que lo niegue, por más que intente hacerse la difícil, hay algo que la atrae a él, que siempre la ha atraído a él. Por eso se acostó con él en el aniversario de sus padres, por eso esperó una llamada por su parte, pero esas cosas nunca terminan bien.

Ahora solo quiere verlo, quizá hablar con él como nunca lo hizo, y ayudar a sus padres para poder recompensarlos por todo lo que hicieron por ella, incluso si eso implica que ella no sea feliz.

Por supuesto, va a tener que negociar los términos y no va a darse por vencida en algunos puntos.

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