Evelyn no siente cuando el avión aterriza, ni siquiera las primeras veces que Wilhelm intenta despertarla.—Esposa…Al tercer intento, Evelyn se despierta algo sobresaltada. Se quita el antifaz y las orejaras para descubrir a Wilhelm inclinado hacia ella, está sonriendo.—Hemos llegado.Wilhelm le da tiempo a Evelyn para desperezarse y acomodar su ropa y cabello ante de bajar. Mark, que saluda a Evelyn con la cabeza, guía el camino por la pista.Durmió tan profundamente que no sintió las casi once horas de vuelo.—Sabes —le dice a Wilhelm mientras caminan hacia el aeropuerto —, cuando nos divorciemos, pediré ese jet.Wilhelm suelta una carcajada. Evelyn se queda de piedra un momento, es la primera vez que escucha a Wilhelm reír con tanta libertad. Es un sonido bueno, diferente, a la voz profunda del hombre, su risa está cargada de algo como la despreocupación y fascina a Evelyn, contra su voluntad, en seguida.No es hasta que ve el letrero que hay sobre una de las puertas de entrada q
Evelyn sabe que tiene que luchar, porque no es real, pero se ha despertado de golpe y siente como la sangre corre con fuerza por todo su sistema. No lo ama, no lo conoce pero, oh, como lo desea. Desde el aniversario de sus padres, desde mucho antes. Y él la quiere, le ha dicho que le gusta.¿Sería tan malo dejarse llevar?Se da la vuelta y lo enfrenta. Wilhelm es mucho más alto que ella, pero se inclina para verla a los ojos y parece encontrar lo que busca porque la besa.No es un roce de labios, es un beso como el que le dio cuando dijo “Sí, acepto”.Hay dientes y lengua y una mano grande deslizándose por el trasero de Evelyn. Wilhelm tiene hambre de ella y Evelyn se deja llevar porque le queda un año junto a él y sabe que esto es inevitable.—Evelyn… —Wilhelm se separa, pero no lo suficiente como para que Evelyn deje de sentir su aliento contra su rostro —. ¿Estás segura de esto? —Sí —es mentira, pero lo quiere, incluso sí su corazón le grita que no. Su mente su a nublado y los pen
Evelyn se despierta sola en la habitación.Tiene un dolor en la parte baja muy leve, algo persistente. Su cuerpo se siente relajado, pero en cuanto se da la vuelta en la cama y el olor de Wilhelm le llega a la nariz, da un brinco.Los recuerdos de la noche anterior le llegan a la mente y gime contra las sábanas.Lo ha disfrutado, de eso no hay duda. Pero no quería poder hacerlo. Siente como sí se hubiera traicionado a sí misma. No ama a Wilhelm, a pesar de la gran atracción que siente por él. Esto no es más que un contrato más allá del matrimonio, es por sus padres y por su futuro. Entonces, ¿por qué anoche estaba tan ansiosa de que Wilhelm la tomara? ¿Por qué le dijo que lo quería? ¿Por qué no le dijo que no?Las preguntas dan vuelta en su mente, pero ella sabe las respuestas a ellas: quería lo que pasó anoche y lo volverá a hacer cuando el hombre lo pida. No tiene control de sí misma en lo que respecta a Wilhelm.—Concéntrate —se susurra a sí misma y se baja de la cama.El dolor en
Wilhelm le indica que una de las puertas del otro lado del pasillo es su estudio.—Cómo te dije, generalmente trabajo desde casa en estos días. Mi presencia es requerida en reuniones importantes algunas veces, pero mi empresa ha llegado a ser capaz de sostenerse por sí sola— se ríe un poco—. Aunque eso es más una mentira, tengo tres socios que me ayudan a dirigir todo, por lo que no te sorprendas si ves a alguno de ellos aquí, suelen aparecerse para tratar cosas conmigo.—¿Son socios o empleados tuyos?—Socios, se llevan parte del crédito en todo y tienen acciones compartidas, aun si la empresa es totalmente mía.—¿Y por qué los dejas?—Nos movemos en el mismo círculo desde hace años, yo también soy inversor en sus propias empresas.—Son el seguro del otro —comenta Evelyn, porque ha visto eso con su padre muchas veces, de hecho, eso fue lo que le llevó a la ruina: confió en el hombre equivocado.—Exacto, en caso de que algo vaya mal con mi fortuna, ellos serán capaces de mantener mi e
Wilhelm sale de la habitación poco después, dejando a Evelyn sola para asimilar la magnitud de su regalo.Se sienta en el escritorio y activa la computadora. Está totalmente instalada, así que solo se asegura de abrir sesión en sus aplicaciones de arte más usadas y acomodar sus correos para eBay. Esta es la última aplicación que abre y se sorprende de ver algunos pedidos atrasados. Hay cinco mensajes en su bandeja de entrada, el más antiguo de hace tres días. Dos buscan retratos familiares, uno quiere que redimensione un paisaje y el último es un encargo de los picantes.Evelyn acepta todos de buena gana. Negocia el precio por un tiempo, debido al cambio en el precio de envío de los lienzos y al final tres de los pedidos son encargados formalmente. El retrato y el paisaje son cosas fáciles, recibe las fotos que quieren hacer en pintura de inmediato. El último trabajo, por otro lado, es muy específico y Evelyn se muerde el labio leyendo el mensaje, pero lo acepta. Ya ha hecho dibujos s
Evelyn, de un momento a otro, siente como la atmósfera de la habitación cambia. Hasta ahora, habían tenido una conversación tranquila, fácil hasta cierto punto, pero cree saber hacia dónde se dirige la mente de Wilhelm.—Sí, claro. Dime.—No eres tonta, querida Evelyn. Me doy cuenta de que no eres una persona ignorante, conoces perfectamente el medio en el que nos desenvolvemos y cómo son las personas de este mundo.Eso es verdad, por más que Evelyn se haya ido por poco más de dos años del lado de sus padres, olvidando su fortuna y responsabilidad, estas nunca desparecieron del todo de sus sistema. Creció con los millonarios hipócritas y eso le afecto en la “vida común”. Por eso Liana es su única amiga, porque no confía con facilidad e incluso con ella le había costado no mantenerse alerta y empezar a compartir cosas de su día a día. En el mundo de los padres de Evelyn no existe tal cosa como la confianza o las amistades sinceras y Evelyn está aprendiendo, poco a poco, a caer de vuelt
El resto del día, Wilhelm y Evelyn se la pasaron charlando y conviviendo como si fueran amigos lejanos que no se veían hace tiempo.Evelyn se enteró de que Wilhelm tiene una madre que vive también en California, pero su padre falleció hace algunos años y ella se ha vuelto a casar con un hombre que, por las descripciones de Wilhelm, parece agradable. Evelyn le habló un poco de su familia, pero no había mucho que decir que Wilhelm no supiera ya. Henry Taylor y Wilhelm Evans se conocen desde hace casi diez años y su relación siempre ha sido llevadera, por lo menos hasta la boda.Wilhelm parecía interesado en complacer a Evelyn en todo y vieron una película juntos en el cine privado de la casa. Almorzaron comida rápida que, para sorpresa de Evelyn, llegó muy rápido.—Es mi propia agencia de entregas —comentó Wilhelm —. Tiene mi dirección registrada y no suelen tardarse mucho, por si te interesa pedir algo.Evelyn trató de relajarse y conocer mejor a Wilhelm durante el día, tenía gustos pe
El primero en entrar es un hombre rubio, de ojos cafés y piel ligeramente bronceada. Parece rudo con las mangas de su traje levantada, revelando algunos tatuajes en los brazos. No parece ser estadounidense, de hecho, tiene un parecido italiano que se confirma cuando le habla a Wilhelm.—Ciao, Evans. Tu personal nos dejó entrar. Dijeron que estabas en tu estudio, pero no que estabas acompañado —le lanza una mirada a Evelyn que la hacer retroceder. Wilhelm tira de ella y Evelyn rodea el escritorio hasta quedar cerca de él, que se ha parado para recibir a sus socios—. Adorable juguete.El segundo hombre tiene una cara más amigable, tiene el pelo negro y una apariencia despreocupada. Está viendo su teléfono con insistencia, pero levanta la cabeza cuando el rubio termina de hablar. Evelyn cree reconocerlo de algún lugar.—Ah —sonríe y Evelyn nota las arrugas en la comisura de sus ojos, como sonriera a menudo —. Una chica preciosa, Evans. No puedo creer que este todavía aquí, ¿no ha amaneci