—Estoy… bien… —Said tomó un vaso de agua mientras Bakari, el hombre que dirigía toda su seguridad, hablaba por el cable detrás de su oreja—. Puede irte Bakari… te llamaré luego.
El hombre corpulento de traje asintió mirando a todos alrededor para luego cerrar la puerta.
Por supuesto Rosheen estaba sentada casi pegada a su pierna, mientras su madre y Tarha se posicionaban al otro lado con cara de angustia.
—¿Qué fue lo que pasó? —todos escucharon la pregunta de Nasser—. Ni siquiera me dio tiempo de salir del palacio.
Said negó.
—Cansancio extremo… es todo. Creo que luego de la comida, pediré un largo descanso.
—Debes hacerlo —intervino Rosheen—. Yo me encargaré de pasar tus reuniones para otro día.
El jeque asintió mirándola por un rato, y la chica se e
—¿Qué ocurre hijo?, desapareciste en todo el día y no regresaste al palacio… Nasser me dijo que estabas disponible para atender los asuntos, ¿Ha pasado algo? —Said escuchó a su tío un poco alterado, mientras junto a su primo Nasser, estaban sentados en su frente, en un salón privado en el palacio y eran exactamente las 7 de la mañana.Por supuesto, no había aparecido después del almuerzo de ayer. Debía despejar sus pensamientos y se encargó de trabajar con Bakari una jornada extensa como para llegar muy tarde por la noche y pasar directo a su habitación.—Hay asuntos urgentes que tuve que atender… —respondió secamente.—No hay necesidad de darme explicaciones, Said, eres el Emir de esta nación, solo estoy preguntando en el ámbito personal, porque siento que tengo una responsabilidad contigo.El jeque a
Le dolía el cuerpo entero… Aún no podía controlar su respiración y sentía el rostro muy caliente, eso sin sumar a esa vergüenza regada por todo su cuerpo que la estaba haciendo sentir peor que nunca.Se había obligado a desviar la mirada de ese hombre porque era imposible cargar con esa culpa que sentía ahora.«¿Por qué sonreía para ella en una situación así?», debía sentirse uy decepcionado por la mentira a la que jugaron ella y Mila, y ni siquiera estaba segura qué iba a hacer el Emir a partir de ahora con esa información.Esperaba que Mila no tuviese problemas, es lo que menos necesitaba ahora que su padre estaba tan enfermo, y sabía que las cosas no habían mejorado en Inglaterra porque ni siquiera había respondido a sus mensajes.También estaba su hermana. No querí
Por más que trató, fue imposible conciliar su sueño en toda la noche, y como resultado eran las cinco y media de la mañana y estaba lista, con un bolso no muy grande que el palacio le brindó para que tomara algunas de sus cosas, mientras caminaba por toda la habitación mordiendo su uña.De todos modos, Lia aún no sabía si esta ropa iba a ayudarla en su destino. Después de que Said le había aclarado algunos puntos, se tuvo que retirar de su presencia porque a él le urgía salir del palacio con su hombre de seguridad, y había quedado a la merced de su familia, que buscaba respuesta a la conducta extraña del Emir.Por supuesto, su prima estaba en la oficina que arreglaron para ella unos diez minutos después de la salida del jeque, y ya sabía Lia que debía ir por la orilla con esa mujer, que literalmente había deseado su caída.T
El viaje transcurrió al menos durante una hora. Era evidente que, los saltos en la camioneta y los movimientos bruscos hicieron el trayecto un poco más rígido, ya que su cuerpo chocaba con el de ese hombre incasablemente y su mirada constante en este punto, ya estaba dejándola débil.Había permanecido estoica, silente y con un sinfín de pensamientos que hacían de cada segundo un suplicio. Tenía un montón de preguntas y una confusión terrible acerca de lo que quería decir Said con cada palabra que lanzaba hacia ella cargada de doble sentido, mientras también escuchaba una conversación corta por parte del jeque hacia los hombres sentados adelante.Aunque no podía entender nada de los que se decía entre ellos, al menos uno sonreía y le quitaba una carga de encima ante la preocupación.En cuestión de minutos, pudo divisar una especie d
Todo su cuerpo se tensó, su virilidad volvió a palpitar incansablemente mientras con sus manos, apretó la soga tan fuerte como pudo.Esa mirada, una llena de mucha sensualidad lo estaba llevando al borde de la locura… Said estaba seguro de que ella estaba pensando algo con respecto a su persona, porque ahora que la veía a unos metros de su distancia mientras Aminé arreglaba su Hiyab, supo que Lia, de forma inconsciente estaba asegurándole que él le gustaba y eso era una gran ventaja para su propósito.Agradeció mentalmente haber escogido su lugar preferido. Era claro que esta era la primera vez que traía alguien consigo, y en esta ocasión una mujer, pero muy necesario para su secreto. No podían ir al islote en sus camionetas para proporcionarle a ella una mayor comodidad, porque los carros no entraban en esa zona, ya que el camino era muy pedregoso, y con los cimientos i
El temblor de sus labios y esa sonrisa que le envió al hombre totalmente serio delante de ella, solo fue una excusa de su cuerpo alarmado y su mente loca.No había escuchado eso, lo había imaginado, se lo repetía muchas veces, una y otra vez. Todo esto era imposible, y sí, tal vez lo que estaba ocurriendo era solo producto de su imaginación.Tal cual como describían los desiertos.—Creo que… ya estoy delirando en el calor… te juro que estoy escuchando cosas —la risa de Lia salió rota de los nervios exagerados junto a su cuerpo que no dejaba de titilar.Incluso tomó impulso para ponerse de pie y así respirar mejor, ahora mismo no podía conseguir el aire necesario para sus pulmones.Sin embargo, en cuanto trató de tomar el impulso, esa mano de acero tomó su brazo impidiéndole que se pusiera de pie. Y aquellos o
Acepto…La palabra resonaba en su cabeza cada segundo y su cuerpo aún no se acostumbraba a la respiración cercana que había recibido de parte de Lia, cuando vio su cara preocupada, pero, aun así, ella se había lanzado hacia el abismo por salvar su pellejo.«¿Acaso ella no medía el peligro?», pensó Said mientras la veía tocando el agua con sus pies descalzos, y colocaba una mano en su frente para mirar al horizonte donde el sol estaba ocultándose.Se habían dado un receso de la conversación, él mismo lo pidió cuando se sintió sofocado en ese espacio diminuto donde el aire le faltó más de una vez al ver con incredulidad, que no se esforzó por convencerla.La tarde había pasado en la comida ligera, y una charla acerca de cualquier cosa que no tuviera que ver con ellos, como también un
«Deja de temblar, ya… deja de…» toda la mente de Lia hablaba de los supuestos. En el momento en que Said salió de la tienda ella pudo soltar el aire y una descarga volvió a atrapar su cuerpo.—Dios mío… ¿Qué estoy haciendo? —colocó las manos en su rostro mientras el temblor hacía de su cuerpo un manojo de nervios.No podía diferenciar qué emoción la dominaba más en este momento. Sentía miedo, no lo podía negar, pero estaba emocionada hasta la médula a pesar de toda la situación.«¿Qué mujer recibía un beso como este cuando solo iba a hacer su trabajo?», recordando la sensación, llevó los dedos a su boca mientras sus ojos se cerraron por iniciativa propia. Ese hombre la había besado, y ¡qué beso!, ¡casi se la había comi