Acepto…
La palabra resonaba en su cabeza cada segundo y su cuerpo aún no se acostumbraba a la respiración cercana que había recibido de parte de Lia, cuando vio su cara preocupada, pero, aun así, ella se había lanzado hacia el abismo por salvar su pellejo.
«¿Acaso ella no medía el peligro?», pensó Said mientras la veía tocando el agua con sus pies descalzos, y colocaba una mano en su frente para mirar al horizonte donde el sol estaba ocultándose.
Se habían dado un receso de la conversación, él mismo lo pidió cuando se sintió sofocado en ese espacio diminuto donde el aire le faltó más de una vez al ver con incredulidad, que no se esforzó por convencerla.
La tarde había pasado en la comida ligera, y una charla acerca de cualquier cosa que no tuviera que ver con ellos, como también un
«Deja de temblar, ya… deja de…» toda la mente de Lia hablaba de los supuestos. En el momento en que Said salió de la tienda ella pudo soltar el aire y una descarga volvió a atrapar su cuerpo.—Dios mío… ¿Qué estoy haciendo? —colocó las manos en su rostro mientras el temblor hacía de su cuerpo un manojo de nervios.No podía diferenciar qué emoción la dominaba más en este momento. Sentía miedo, no lo podía negar, pero estaba emocionada hasta la médula a pesar de toda la situación.«¿Qué mujer recibía un beso como este cuando solo iba a hacer su trabajo?», recordando la sensación, llevó los dedos a su boca mientras sus ojos se cerraron por iniciativa propia. Ese hombre la había besado, y ¡qué beso!, ¡casi se la había comi
—Lia… Lia, despierta… debemos irnos —su voz favorita resonó en su mente de forma minuciosa, entre tanto intentó parpadear varias veces.Le había costado mucho, pero al abrir sus ojos y ver con más claridad a Said de cuclillas frente a ella, le hizo saber que era hora de levantarse lo más pronto posible.—Lo siento… —se sentó de golpe tomando la tela para cubrirse, aunque tenía un vestido, puesto que no la ayudó a descansar mucho.Su cabello estaba suelto y debía verse peor que nunca, eso sumado a que había llorado parte de la noche antes de quedarse dormida, y tenía lágrimas secas en sus ojos.—¿Por qué tienes los ojos rojos? —la pregunta del hombre curioso, la alertó.—Yo… a veces amanezco así, quizás es esta tela… —Lia se quitó la tela de en
—Respira… pronto estarás junto al hombre que amas… —Lia giró de golpe cuando Aminé le dijo aquellas palabras.Ahora mismo estaban absolutamente solas en esa gran tienda, y en solo unos minutos, esa mano que sujetaba Aminé y que de hecho era lo único en que se podía sostener, ya no estaría junto a ella.En solo minutos se casaría legal y espiritualmente como se lo había dicho la mujer que, a resumidas cuentas, la había ayudado a despejar algunas dudas, como también a aumentar su penuria. En solo un instante estaría delante de un montón de gente que no sabía nada de ella, igual al hombre al que le diría sí en esta supuesta propuesta a la que se había lanzado abismo abajo.Sus labios temblaron un poco y como un muerto viviente caminó a la dirección que Aminé la guio. Un espejo mediano fue lo q
Una especie de reverencia es lo que vio en la actitud de la comunidad cuando el Emir anunció su retirada. Sus ojos no dejaban de detallar la mano del jeque en la suya, porque, aunque antes la había tocado, esta vez su agarre era crudamente posesivo, como si ya no hubiese una prohibición ni barrera entre ellos.Caminando detrás de él, con sus manos unidas, le dio una última mirada a Aminé que la observaba con ensoñación, y de un momento a otro recibió un asentimiento con la cabeza de su parte.Caminaron por unos segundos hasta que vio a varios hombres que los acompañaban a sus espaldas. Pasaron las fogatas, las campañas reunidas hasta que el camino se hizo un poco más solo. Pero en cuanto Lía vio otra enorme fogata y una gran tienda que antes no vio dentro de la comunidad, supo que habían llegado a su destino.—Solo que sea algo extremadamente importante
Sus miradas se hicieron eternas por largos segundos.Solo cuando Said sintió que Lia terminó de deslizar sus manos por su ante pierna, su cuerpo le expresó que ya no podía detenerse.Con sus dos brazos alzó a Lia de forma audaz, y luego pegó su cuerpo al suyo como si quisiera sellarlo para siempre.Ella estaba suspendida en el aire solo sostenida por sus dos brazos mientras él iba bajándola lentamente, restregándola contra su cuerpo hasta posicionarla encima de torso desnudo, provocando una serie de sensaciones que estaba intentando procesar.Podía ver su temblor, pero resaltaba más su coraje y valentía al darle la cara y demostrarle que deseaba estar con él tanto como él lo estaba de ella, y eso simplemente lo desarmó.Lia estaba aterrada y emocionada al mismo tiempo, la conmoción en su pecho, y el miedo en su estómago se entremez
“No importa cuánto recibas Lia, lo importante es cuánto está dispuesto a dar uno… y, cuando sabes eso, entonces, has conocido el secreto de la vida”Una especie de escalofrío recorrió su vientre mientras sus ojos trataban de parpadear. Lia había soñado con su padre, como si de alguna forma estuviese tratando de guiarle el camino.Su cuerpo se estremeció cuando esos dedos dejaron de tocarla, tenía el sueño pesado, su cuerpo estaba adolorido y ella podía jurar que dentro de la tienda había un murmullo constante que la instaba a despertarse cuanto antes.Intentó parpadear suavemente girando su cabeza hacia un lado, cuando de forma borrosa pudo ver a unos hombres en su tienda.Su ceño se frunció en demasía por la visión, e intentó tomar las sábanas mientras se restregaba los ojos para ac
Tal y como el día en que llegó al palacio de Bayán, había una fila de ceremonia esperando en el patio principal, junto a su familia, seguridad, y personas que pertenecían a la administración.La única y significativa diferencia, es que cuando Lia se bajó de esa camioneta negra, un montón de hombres se pusieron a sus espaldas, y el Emir, se giró hacia ella para tomar su mano.Sí, todas y cada una de las miradas, una más sorprendida que la otra, estaban fijamente en esas manos entrelazadas que estaban formando un escándalo de alguna manera.Lia caminó junto a su esposo, pegándose de alguna manera a su cuerpo como si eso le diera alguna protección, porque, aunque estaba tratando de no reparar en esas miradas asesinas, su corazón le demostraba que estaba más asustada de lo que esperaba.Justo cuando llegaron al frente de la fi
El aliento salió del cuerpo del Lia cuando colocó sus ojos en los suyos. Él era llama pura, posesión y control, todo, reino en una sola palabra y en una sola persona.Y de acuerdo a mentir… decir que no estaba loca por él era el peor engaño que podía darse a sí misma. Este hombre no solo estaba rompiendo su mente, ahora estaba quebrando una estructura sólida que pensó nunca se derrumbaría. No sabía a qué límite llegar con él, porque siempre que pensaba que no podía ir más lejos, llegaba y pasaba de nivelSu pecho estaba agitado, y tratando de mojar nueva mente sus labios, con la mano del jeque aun en su cuello y los dedos en su mandíbula, asintió.—'Ana 'uhibuk… (te amo) —pronunció lento, como si quisiera saborear cada letra. Ahora que lo había señalado pensó que Said la besar&i