Estaba tan molesta por la situación, que ya no podía disimularlo en mi rostro. Tampoco es que estaba haciendo un esfuerzo en ocultarlo, pero ya no me importaba. No me verás derrotada. No entiendo como pude darle a mi hijo un padre tan imbécil.
Estoy agradecida de que, por lo menos, sus ojos grises, le fueron heredados. Mi Alek tiene una personalidad muy dulce y amorosa. Es un niño muy juguetón y sí, voy a pensar en mi hijo para no mandar a su padre al infinito del olvido.
—Natasha y yo tuvimos que sacar las cosas de la casa. ¿Puedes buscar otro lugar en donde quedarte? Verás, ella ya vive conmigo y si tú llegas a ir… Pues, no quiero incomodarla. No sé si me entiendes, pero no te quiero ver regresando a la casa —sus ojos parecen estudiarme.
Suspiro, levantando una ceja.
Solo un poco más, Gianna... Solo un poco más y no lo mandes a la m****a.
—Ya no vivo en tu casa. No sé a qué te refieres con mis cosas. Sinceramente, las había olvidado. Vine aquí porque fui obligada a venir, no porque quería retomar algún tipo de trato contigo —sus ojos se abren de la sorpresa, pero vuelven a su normalidad en cuestión de segundos—. ¿Entonces eso es todo lo que quieres hablar conmigo?
—¿Todo el amor que decías que me tenías era ese? Simplemente te marchaste sin dejarme darte una explicación y asumiste una posición que no me permitió dar contigo. Que fácil todo resulta para ti, Gianna. Te fuiste con todo el dinero que te dio la gana y…
—Por favor, ¿Dime que no lo hiciste? —lo interrumpo, levantándome del sofá—. No me diste el dinero ni tomé nada de ti. Mis padres me obligaron a que firmara un contrato contigo para que pudieras recibir una herencia y nosotros, saldar una deuda con tu familia. Tu abuela le dijo a mi padre que necesitaban de mi ayuda. Nadie me dio dinero de nada, ya que hace cinco años, me fui sin nada —me llevé conmigo a mi hijo, pero eso no necesitas saberlo—. Nada resultó fácil para mí. Porque por tu culpa, me pasaron cosas que jamás en mi vida, hubiese imaginado. El que perdió la memoria lamentablemente fuiste tú, pero yo sí debo quedarme con todos los recuerdos. Sean buenos o malos, ellos se quedan conmigo. Mikhail, tú eres el que está haciendo borrón y cuenta nueva. No me importa con quién empieces esta vez, pero no vengas a meterme en esto, cuando tu familia se aprovechó de nuestra necesidad, para cubrir la tuya —lo señalo—. Quieres el divorcio, dije que lo haría. Nunca me he negado. Así que puedes llamar a los abogados cuando quieras.
—Bien... —su voz se escucha ronca.
—Y una cosa más. Si los llevas, trata de hacerlo en secreto. En la empresa no quiero que me vean que tengo algún tipo de relación contigo. Así que ten cuidado con eso. Lo más probable es que abandone mi puesto en tres meses. Así que tienes ese tiempo para conseguir a alguien para que me reemplace —miro a su abuela—. Mi relación con él, oficialmente, terminó en este momento. Espero que nos sigamos viendo más adelante y podamos compartir otra vez.
—Estaría encantada, cariño —responde su abuela, con un tono de decepción—. Siempre es un placer poder compartir contigo.
Mentirosa.
Vuelvo a ver a Mikhail.
—Entonces me retiro. Ya he terminado de hablar contigo. Esperaré al abogado, así que no es necesario que vuelvas a llamarme.
—¿En dónde te vas a quedar? —lo miro con diversión.
De verdad que esto es un juego muy agradable para él.
—Eso no te importa. Ya salí de tu casa y de tu vida hace cinco años. Eres solo el director general de la empresa a la cual iré a trabajar mañana o algún día. Así que, eso es todo por hoy —digo con firmeza.
Él y yo nos miramos fijamente de manera retadora.
Me sentía vulnerable y sumamente molesta, por todo lo que me estaba pasando, pero no me caería. Odiaba a Mikhail con la misma intensidad con la que un día llegué a amarlo, pero no le daría la oportunidad de verme miserable.
No otra vez.
El sonido de la puerta abriéndose, me hace apartar la vista y para mi sorpresa, era Thomas, quién estaba entrando a la habitación.
—Vaya, esto no me lo esperaba —dice cuando me ve—. ¿Te referías a esto cuando dijiste que estabas ocupada?
La habitación quedó en silencio, hasta que entró Natasha vociferando el amor y lo mucho que había extrañado a Mikhail.
—¿Qué hace está mujer aquí? Misha, ¿No quedamos en que la sacarías de tu vida lo más rápido posible? —solo la escucho, porque mi mirada sigue en Thomas.
¿En dónde dejó a Alek? Se supone que él no aparecería porque iba a cuidar de mi hijo, mientras resolvía esta situación.
—¿Se conocen? —la voz de Mikhail, sonó molesta.
—Sí —respondo, sin verlo—. No sabía que vendrías al hospital. Creo haberte dejado cuidando de mis cosas —lo miro enojada.
—Lo sé, pero venía a decirte que ya es hora de la cena y no podemos esperar más, Gia —escucharlo decir eso, me dio dos bofetadas en la realidad.
El hotel estaba cerca y tenía servicio de guardería, pero dejarlo solo en un lugar desconocido. Definitivamente, Thomas me iba a escuchar cuando regresáramos a la habitación.
—¿Te dice Gia? —miro a Mikhail—. ¿Y tú quién se supone que eres para irrumpir en mi habitación sin autorización?
Era la segunda persona que me llamaba así, pero me sentía extraña...
—Bueno, lo siento por eso, pero estuve hablando con el doctor que te está tratando por el accidente. Casualmente, dejé mis estudios de medicina por problemas personales, pero he entendido tu situación con facilidad. Solo tienes amnesia temporal, así que no hay nada grave en tu cabeza… Bueno, no del todo —responde con facilidad.
Me da risa porque este hospital es muy prestigioso, pero le dan información a cualquier extraño que diga que es médico.
También es maestro de Kínder, pero no necesitan saber eso.
—No me interesa eso, pero me imagino que debes saber que Gianna es mi esposa —su voz y su expresión, estaban completamente llenas de molestia.
—Sí, pero también sé que están en proceso de divorcio. Así que no veo el problema. Gia es una mujer libre y usted se va a casar pronto con su prometida.
—Muy enterado de mi vida, para ser una simple persona —me mira con frialdad—. Ella se llama Gianna, no Gia.
—Nunca dije que fuera una simple persona. Y sí, sé cuál es su nombre, pero Gia, la hace ver más hermosa —sonrío ante lo último que dice.
Mikhail me sigue viendo con cara de querer matar a Thomas, pero no me importa. Se lo tiene bien merecido.
Me hace sentir mejor, que él pueda recibir una cucharada de su propia medicina.
Quería verlo sufrir, así tal cual lo está haciendo ahora.
—Thomas, ¿con quién dejaste las cosas? Sé qué es hora de la comida, pero dejarlas solas —me acerco para susurrarle al oído—. Dime que no dejaste a Alek solo, antes de que te mate aquí mismo.
—No, no lo dejé solo. Me he encontrado con un doctor que es mi amigo y le he pedido el favor de que lo cuidara mientras venía por ti —susurró, de vuelta.
—¿Viniste a restregarme en la cara eso? —la voz de Mikhail, llama mi atención—. Todavía soy tu esposo, Gianna.
—Por cinco años eso no te importó. Así que… —dejo las palabras en el aire—. Olvidaste lo que pasó durante ese tiempo, pero tranquilo, poco a poco lo irás recordando.
Me gustaba lo que estaba sucediendo ahora. Tenía una persona que le respondía a Mikhail de la misma manera que él quería hacerlo conmigo. No necesitaba de un defensor porque claramente yo podía hacerlo, pero se sentía bien ver qué se quedaba callado y no decía nada, cuando Thomas, decía algo positivo para mí.
—El tiempo no importa cuando…
—Oh, no, amigo. Claro que el tiempo importa y te pasará factura más adelante por haberlo dejado pasar y no preocuparte por las cosas que verdaderamente debían ser cuidadas —lo interrumpe Thomas.
—¿Qué estás queriendo decir? ¿Por qué simplemente no te vas de mi habitación? Soy una persona que sufrió un accidente y la única persona que no sé quién eres aquí, eres tú —le señala la puerta—. Lárgate, hazlo mientras soy amable.
Claro, el ofendido que se quedó sin palabras.
Te odio.
No todo es malo para mí... Creo.Gianna.Me gustaba lo que estaba sucediendo ahora. Tenía una persona que le respondía a Mikhail de la misma manera que él quería hacerlo conmigo.No necesitaba que me defendiera porque claramente yo podía hacerlo, pero se sentía bien ver qué se quedaba callado y no decía nada, cuando Thomas, se ponía de mi lado y le daba sutilmente unas patadas.—¿Estás saliendo con alguien estando casada, Gianna? —la voz de sorpresa de Natasha, me hizo sonreír—. Eres increíble… Siempre supe que eras una cualquiera.—Vaya... Debe ser muy fuerte de asimilar eso —digo con sarcasmo, haciendo reír a Thomas.—¿Estás con él, Gianna? —esta vez, era la voz de Mikhail.—No tengo porqué hablar de mi vida privada. Te lo he dicho hoy ya varias veces —veo a Thomas—. Te veo en un rato. Yo debo irme y...—No puedes irte. Espera a que el doctor llegue y termine de hablar. Todavía soy tu esposo —su mandíbula estaba tensa.Lo miro mal, pero me siento en el sofá en el que estuve hace rat
Un corazón herido y un corazón traicionero.Gianna.Me había ido con Thomas, en busca de mi hijo y al supermercado. Se compró lo que se necesitaba y nos fuimos al hotel. Alek llegó dormido porque el viaje había sido muy agotador para él. Solo tiene cinco añitos y le tocó volar lejos.Por más que él quería jugar con nosotros, estaba muy cansado. Mis cosas estaban en la sala de la habitación y de acuerdo a la abuela de Mikhail, había conseguido un lugar para nosotros vivir. El contrato como inquilina, había sido firmado antes de volver al hotel y estaba bajo el nombre de un empleado. Thomas y Alek irían a la nueva casa por la mañana, así que podía ir al hospital sin problemas.Estaba viendo una serie en donde las mujeres buscaban vestidos de novias y se vivían unos mega dramas, para elegir uno de esos. Recordé el día de mi boda y que las cosas aunque fueron rápidas, fue muy bonito. Hoy miro a mi pequeño bebé, dormido a mi lado y es lo único que valió la pena en ese matrimonio.Mañana te
No sé en quién creer...Mikhail.Todo era confuso para mí desde que abrí los ojos después del accidente. Tenía un fuerte dolor de cabeza que me mataba y había olvidado algunas cosas.Sentía que había olvidado momentos y personas que fueron importantes para mí, pero no tenía idea de quién había sido. No dije nada esa madrugada al despertar porque estaba cómodo con la persona que me estaba cuidando. Todo estaba oscuro y no pude ver bien quién era, pero simplemente me sentía en casa.En la mañana, ella ya se había ido y no pude preguntarle a dónde, porque mi voz no salió. Mi boca estaba siendo sellada por un tubo que me ayudaba a respirar.Simplemente sentí un vacío con su ausencia.—¿Misha, me estás prestando atención? —la voz de Natasha, me regresa a la realidad.Ella estuvo aquí cuando el doctor dijo que había perdido la memoria. Lloró desconsolada y me dijo cuánto me amaba. Me explicó que estábamos juntos desde hace mucho tiempo y que nos comprometimos hace un año.—Claro, Natasha. P
Un minuto más para confiar.Mikhail.La puerta es abierta con cuidado y finjo estar dormido, para no tener que escuchar a alguien discutir por no darle la razón.—Al parecer estás dormido —la escuché murmurar—. Bueno, esperaré a que despierte. Espero no asustarlo.Escucho el sonido del sofá y después las voces de varias personas en un vídeo.No podía levantarme porque tenía una pierna enyesada y solo quería ver si Gianna hablaría algo sobre mí.—Tengo hambre. Es increíble que viva con hambre ahora. La comida del hospital es horrible, pero se me antoja comerme la gelatina que tiene en esa bandeja —quiero reirme por sus lamentos.¿Qué les cuesta ser así como ella?Abro los ojos lentamente, para intentar parecer recién levantado. Ella estaba de pie, frente a la bandeja de comida, con la mano estirada para agarrar la gelatina.—¿Qué estás haciendo? —le pregunto, sorprendiéndola.—Quería saber la calidad de la gelatina —la agarra, apartando la mirada—. Es que se nota a lo lejos que nos vas
No sé ni cómo sentirme ahora...Gianna.Esperas tanto por algo, que lo único que pasa es el tiempo. Vengo diariamente al hospital a ver a Mikhail, pero nada ha cambiado y lo único que logré es sentirme cada vez peor. Quería tener una manera de regresar el tiempo y poder mostrarle que la única persona que le está mintiendo, es la mujer con la que se va a casar.Ella es su amiga de la infancia y la persona en la que más cree, confía y ama profundamente.Tengo pruebas y cero dudas.—Te fue mal. Tu rostro me lo dice todo —me mira Thomas, dándome un vaso de jugo—. Creo que ni debí hacer el comentario.—Alek, aléjate de la televisión. El tigre Daniel, no se verá mejor si estás así de cerca —hace pucheros, pero se sienta en el suelo—. Muy bien, frijolito. Eres muy obediente con mamá —miro a Thomas—. No me fue del todo mal. Lo más loco es que hasta nos llevamos bien.—Bueno, nunca se llevaron mal cuando vivían juntos. Ni siquiera aparecía en tu casa, así que es algo bueno —se sienta a mi lado
Gianna.De camino al hospital, había tomado una decisión importante para mí. No sé si es un poco arriesgado o tal vez es muy inmaduro, pero no me importaba, igualmente, quería hacerlo.Hablar con Thomas anoche, me abrió un poco los ojos para las cosas que quería hacer. No puedo tener a mi corazón en una montaña rusa porque no es sano para mi hijo, ver a su madre mal.Tiene cinco años, pero sabe qué me pasan cosas.Le entregaría la carta de renuncia a la abuela cuando la viera. La había escrito en impreso antes de venir aquí, por si me la conseguía. No tenía miedo de Natasha o del sentimiento de Mikhail hacia ella.Tenía miedo que, de tanto sentir, pudiera lastimar a mi hijo. Quería salir de aquí, pero tampoco podía irme muy lejos. Le había prometido a Alek unas vacaciones y se las daría. Estaba agradecida por las actitudes de la abuela de Mikhail, pero de gratitud no se vive. Por mi parte, tomé la decisión de irme de la empresa y evitar lo más que pudiera a las personas que más me las
Sentí que el aire se fue de mis pulmones...Mikhail.No entendía lo que sucedía ni la razón de que mi corazón doliera a tal punto, de sentir que me moría. El aire de mis pulmones simplemente se fue, no me dio la oportunidad de procesar las cosas. Tenía vendas en mi cabeza y una pierna enyesada, no podía levantarme y odiaba eso.Me sentía mal, me dolía la cabeza y el corazón, quería que me ayudarán a levantarme para poder ir a ella. Quería saber si estaba bien. Cayó en los brazos del doctor que me atendía, cosa que me cabreó más.—¿Qué le pasó? ¿Por qué se ha desmayado? —pregunto, al ver la preocupación del médico—. ¡Háblame! ¡¿Qué está sucediendo con Gia?!—Su cuerpo y mente están en shock por el vídeo. Thomas me lo ha contado todo. La llevaré a que le hagan un chequeo —ve a la enfermera—. Trae la camilla que está afuera.La enfermera sale de la habitación corriendo, Gianna estaba en los brazos del doctor dormida y muy pálida.—Pero su rostro perdió el color...—Tiene que haberse veni
El estrés te puede lastimar más de lo que imaginas...Gianna.Me había despertado en una camilla y en un lugar diferente en el que estaba, antes de caer dormida. Me había sentido un poco indispuesta, al recordar el vídeo en el que Mikhail tuvo el accidente.Me empecé a sentir mal y aunque mucho tiene que ver con el estrés de volver a Italia, la falta de desayunar también me afectó mucho. Siempre se me olvidaba comer y estoy aprendiendo nuevamente a tener control de la comida.—¿En dónde estoy? —pregunto, abriendo los ojos y adaptándome a la luz—. ¿Qué me pasó?Miro hacia los lados, pero no encuentro a nadie. Me siento en la camilla y veo que hay una intravenosa en mi brazo izquierdo.Todo está tan mal ahora...—¿Saliste de casa sin desayunar? —veo como Thomas se acerca con Alek—. Gianna, debes comer bien. Te recuerdo que no estás sola. Tienes otra vida que depende de ti y si caes, lo dejarás solo. Eres su madre.—Te juro que se me ha olvidado. Estaba pensando en muchas cosas y olvidé