Un minuto más para confiar.Mikhail.La puerta es abierta con cuidado y finjo estar dormido, para no tener que escuchar a alguien discutir por no darle la razón.—Al parecer estás dormido —la escuché murmurar—. Bueno, esperaré a que despierte. Espero no asustarlo.Escucho el sonido del sofá y después las voces de varias personas en un vídeo.No podía levantarme porque tenía una pierna enyesada y solo quería ver si Gianna hablaría algo sobre mí.—Tengo hambre. Es increíble que viva con hambre ahora. La comida del hospital es horrible, pero se me antoja comerme la gelatina que tiene en esa bandeja —quiero reirme por sus lamentos.¿Qué les cuesta ser así como ella?Abro los ojos lentamente, para intentar parecer recién levantado. Ella estaba de pie, frente a la bandeja de comida, con la mano estirada para agarrar la gelatina.—¿Qué estás haciendo? —le pregunto, sorprendiéndola.—Quería saber la calidad de la gelatina —la agarra, apartando la mirada—. Es que se nota a lo lejos que nos vas
No sé ni cómo sentirme ahora...Gianna.Esperas tanto por algo, que lo único que pasa es el tiempo. Vengo diariamente al hospital a ver a Mikhail, pero nada ha cambiado y lo único que logré es sentirme cada vez peor. Quería tener una manera de regresar el tiempo y poder mostrarle que la única persona que le está mintiendo, es la mujer con la que se va a casar.Ella es su amiga de la infancia y la persona en la que más cree, confía y ama profundamente.Tengo pruebas y cero dudas.—Te fue mal. Tu rostro me lo dice todo —me mira Thomas, dándome un vaso de jugo—. Creo que ni debí hacer el comentario.—Alek, aléjate de la televisión. El tigre Daniel, no se verá mejor si estás así de cerca —hace pucheros, pero se sienta en el suelo—. Muy bien, frijolito. Eres muy obediente con mamá —miro a Thomas—. No me fue del todo mal. Lo más loco es que hasta nos llevamos bien.—Bueno, nunca se llevaron mal cuando vivían juntos. Ni siquiera aparecía en tu casa, así que es algo bueno —se sienta a mi lado
Gianna.De camino al hospital, había tomado una decisión importante para mí. No sé si es un poco arriesgado o tal vez es muy inmaduro, pero no me importaba, igualmente, quería hacerlo.Hablar con Thomas anoche, me abrió un poco los ojos para las cosas que quería hacer. No puedo tener a mi corazón en una montaña rusa porque no es sano para mi hijo, ver a su madre mal.Tiene cinco años, pero sabe qué me pasan cosas.Le entregaría la carta de renuncia a la abuela cuando la viera. La había escrito en impreso antes de venir aquí, por si me la conseguía. No tenía miedo de Natasha o del sentimiento de Mikhail hacia ella.Tenía miedo que, de tanto sentir, pudiera lastimar a mi hijo. Quería salir de aquí, pero tampoco podía irme muy lejos. Le había prometido a Alek unas vacaciones y se las daría. Estaba agradecida por las actitudes de la abuela de Mikhail, pero de gratitud no se vive. Por mi parte, tomé la decisión de irme de la empresa y evitar lo más que pudiera a las personas que más me las
Sentí que el aire se fue de mis pulmones...Mikhail.No entendía lo que sucedía ni la razón de que mi corazón doliera a tal punto, de sentir que me moría. El aire de mis pulmones simplemente se fue, no me dio la oportunidad de procesar las cosas. Tenía vendas en mi cabeza y una pierna enyesada, no podía levantarme y odiaba eso.Me sentía mal, me dolía la cabeza y el corazón, quería que me ayudarán a levantarme para poder ir a ella. Quería saber si estaba bien. Cayó en los brazos del doctor que me atendía, cosa que me cabreó más.—¿Qué le pasó? ¿Por qué se ha desmayado? —pregunto, al ver la preocupación del médico—. ¡Háblame! ¡¿Qué está sucediendo con Gia?!—Su cuerpo y mente están en shock por el vídeo. Thomas me lo ha contado todo. La llevaré a que le hagan un chequeo —ve a la enfermera—. Trae la camilla que está afuera.La enfermera sale de la habitación corriendo, Gianna estaba en los brazos del doctor dormida y muy pálida.—Pero su rostro perdió el color...—Tiene que haberse veni
El estrés te puede lastimar más de lo que imaginas...Gianna.Me había despertado en una camilla y en un lugar diferente en el que estaba, antes de caer dormida. Me había sentido un poco indispuesta, al recordar el vídeo en el que Mikhail tuvo el accidente.Me empecé a sentir mal y aunque mucho tiene que ver con el estrés de volver a Italia, la falta de desayunar también me afectó mucho. Siempre se me olvidaba comer y estoy aprendiendo nuevamente a tener control de la comida.—¿En dónde estoy? —pregunto, abriendo los ojos y adaptándome a la luz—. ¿Qué me pasó?Miro hacia los lados, pero no encuentro a nadie. Me siento en la camilla y veo que hay una intravenosa en mi brazo izquierdo.Todo está tan mal ahora...—¿Saliste de casa sin desayunar? —veo como Thomas se acerca con Alek—. Gianna, debes comer bien. Te recuerdo que no estás sola. Tienes otra vida que depende de ti y si caes, lo dejarás solo. Eres su madre.—Te juro que se me ha olvidado. Estaba pensando en muchas cosas y olvidé
Todo era demasiado bueno y perfecto, para ser real.Unas horas más tarde…Gianna.Había pasado un rato desde que me pusieron suero para hidratarme y pronto sería dada de alta, para poder irme a casa. Quería empacar todo y desaparecer lo más rápido posible. No quería estar más aquí, no después de ver ese vídeo que me dio miedo.Miedo de Mikhail y la persona que está detrás de esa familia.No sabía que las cosas eran así.No quería ir a la empresa o a algún otro lugar. Tal vez pasar unas vacaciones en Sicilia sería algo bueno para mi hijo, para que conociera la ciudad en la que nació su mamá. Tenía mis ciertas dudas sobre muchas cosas, pero ahora que estoy aquí, si hablo con la abuela de Mikhail, probablemente, me dejen ir. Explicarle las cosas y decirle que sí seguiría siendo parte de la vida de Alek.No sé, cualquier idea es muy buena ahora mismo.—Pero mira a donde te vine a encontrar y con semejante regalo —la voz de Natasha, me eriza la piel—. Menos mal que la mala de la película e
¿Y si hacemos un muñeco?Gianna.No sé cuánto ya había aguantado este día y sinceramente quería que se acabara. Estaba agotada mentalmente y recién empezaba el fin de semana.Natasha definitivamente era una zorra, que sabía cómo aparecer para molestarnos a todos y mi flamante esposo, era un imbécil. Estaba agradecida de que él apareciera y la mandara casa de regreso, pero me daba un poco de temor, que también supiera que tengo un hijo.Sí, le puse el nombre del abuelo de Mikhail a Alek, porque me pareció un nombre hermoso. Además, no pensaba que los volvería a ver. Por esa razón también lo hice. Mi hijo lleva mi apellido y al estar casada, pues, ¿ya saben como funcionan las cosas?—¿Ya podemos volver a casa? —pregunta Thomas, al verme llegar—. Tuviste un despertar muy digno de un melodrama. ¿Qué se siente ser la favorita de los rusos?Lo miro mal, haciéndolo reír.—Comparto el pensamiento de mi despertar —me río, estábamos saliendo del hospital, Alek venía cantando, una de sus cancion
Días después...Gianna.Mi fin de semana había sido tranquilo y creo que se me fue volando. Thomas y yo tomamos la decisión de meter en el kínder a Alek, para que no se atrase con las clases. Quería que Thomas fuera su profesor particular, pero él debía hacer algunos trámites para poder ser reconocido y ejercer su profesión.Así que parte de mi fin de semana, había sido de conseguir un colegio para Alek. Conseguí uno cerca de la compañía y era prácticamente todo el día. Cosa que era buena, porque Thomas arreglaría sus papeles de migración y yo trabajaría hasta que él saliera del colegio.Yo quería llevar la fiesta en paz con Mikhail. Yo no quería problemas en mi lugar de trabajo, pero a este hombre le vale. Lo bonito que hizo para hacer que Alek se bañara, lo destruyó en la mañana cuando llegó a la oficina con sus ínfulas de idiota. Yo tomé la decisión de quedarme en la empresa porque no aceptaron la renuncia y desaparecer no podía porque me quitaran al niño.A final de cuentas, ello