Miami-Florida.
Cinco años después…
Gianna.
Los años pasan, el dolor crece y te haces más fuerte. Ya no tienes miedo de ser descubierta y ya no vives con la esperanza de que vendrá por ti. Luchas por tu hijo y por darle lo mejor. Verlo sonreír y correr tan libremente, te llena el corazón.
Ya no esperaba que Mikhail me buscara, pero para empezar, nunca lo hizo. Me fui de Italia porque no quería que mi hijo viviera el calvario que su padre me hizo vivir con su amante. Quería que mi pequeño tuviera la oportunidad de ser libre y que corriera sin temor a ser despreciado por una mujer sin escrúpulos.
No había sido encontrada hasta hoy.
—¿Entonces volverás a Italia? —veo sentarse a Thomas a mi lado—. Gianna, debes saber que si vas para allá, todos sabrán de Aleksandr. Han pasado cinco años desde tu partida, pero ahora de la nada, te están pidiendo que regreses a Italia… perdona que desconfíe, pero es muy sospechoso.
—La abuela de Mikhail necesita un director financiero. A nivel laboral es una buena oportunidad para mí y a nivel personal, puede ser algo para aprovechar. Mikhail perdió la memoria y puedo tomar venganza por lo que me hizo —respondo, viendo a Alek, jugar con otros niños—. Mi hijo no necesita dinero, Thomas, pero no puedo dejarlo solo. Al final del día, prestar mis servicios en una multinacional, me traerá buenas ofertas laborales en otros lados y…
—Entonces te están obligando a volver —sonrío sin verlo—. Durante estos cinco años hemos vivido muy bien, sin que nos importe el dinero o tus asuntos profesionales. ¿Con qué te amenazaron, Gia?
Quitarme a mi hijo, tal vez…
—No voy a presentar a Aleksandr todavía, pero es necesario que, por lo menos, la abuela de Mikhail conozca a mi pequeño —suspiro, viendo al cielo—. De esa manera me sentiré un poco más segura con respecto a ellos.
—Entonces es sobre Alek —me giro a verlo—. ¿Cuándo te vas a Italia? Supongo que nos despediremos en el aeropuerto en unos días.
Pongo mi mano encima de la de él, para llamar su atención. Conocí a Thomas unos meses después de haber llegado a Miami. Es el profesor del kínder que está cerca de casa y bueno, desde entonces, hemos sido inseparables.
Un increíble amigo que ama como su sobrino a mi Alek.
—Tenía pensado en que vinieras conmigo. No quiero que mi pequeño lo primero que haga al llegar a Italia sea ver un hospital —me quejo—. No creo que duremos mucho tiempo allá, pero igual quisiera que vinieras conmigo.
—Estaría feliz de poder acompañarte. Pediré mis vacaciones en el colegio para ir contigo. Solo tengo una duda —me mira curioso—. ¿Me puedes decir cómo fue tu primer encuentro con el padre de Aleksandr? Es que no te imagino saliendo con él. Eres tan diferente al hombre que se ve en las revistas.
—Es una historia aburrida. ¿En serio quieres saber? —asiente—. Bueno, pero que sepas que para ese entonces, era más joven y creía que el amor todo lo podía.
—No voy a juzgarte, cariño.
Y lo sabía, solo que ahora me daba cuenta de lo tonta que fui, al pensar que Mikhail llegaría a amarme.
—Esa historia te la contaré más adelante. Hablar de cómo empezó esto, simplemente es…
—No pasa nada, Gia. Lo siento —se disculpa con rapidez.
Yo cavé mi propia tumba al decirle a Mikhail que no me importaba tener un matrimonio sin amor. Lo amaba en secreto y de la misma manera sufría. Él había sido atento conmigo y sí, no había amor, pero funcionamos de vez en cuando como amigos. Había días que éramos desconocidos, pero la mayor parte del tiempo, él solo trabajaba o se iba con Natasha. Compartir conmigo era lo peor que le había ocurrido a él.
«Nunca te voy a amar.», esas palabras fueron las que me persiguieron durante los dos años que estuvimos en un matrimonio sin amor… por lo menos por parte de él. Durante todo ese tiempo, estuve creyendo que una mañana amanecería y me daría una parte de lo que vociferaba por Natasha, pero no pude estar más equivocada.
Había días que podía sentir algún sentimiento de su parte, pero era tan vago, que ya no sabía si era verdad o no.
Una sola vez estuvimos juntos y fue en nuestra luna de miel. Tampoco viajamos cuando se debía porque claro está, que su amante no se lo permitiría. La noche que concebimos a Alek, fue porque estuvimos bebiendo hasta perder la conciencia. Durante toda una semana, fue maravilloso, hasta que regresamos a Italia.
Me mostró nuevamente, que Natasha, era la mujer que él amaba.
—¿Le dijiste sobre el embarazo? —la voz de Thomas, me hace regresar a mi realidad.
—No. Cuando me enteré de que estábamos esperando un hijo, Mikhail estaba con Natasha en mi cama. No sé si me buscó o en algún momento le importé, pero la última vez que supe de él, fue, siendo infiel —me levanto de la banca, para ir por Aleksandr.
—¿Estás preparada para verlo después de cinco años? —él también se levanta.
Ya es tiempo de volver a casa, hace calor.
—No. Pero en algún momento debía suceder. Al final del día, mi hijo tiene un padre y una familia poderosa —le hago señas a Alek para que se acerque—. Será un regreso a mis recuerdos más amargos.
Es hora de volver y enfrentar lo que por tantos años dejé atrás.
—Solo te diré esto porque los quiero a los dos, Gianna. No quiero que salgas herida por esas personas. Durante años, he visto como has llorado por la traición de ese hombre. Pedías no ser encontrada, pero al mismo tiempo, sé qué morías porque eso sucediera. Noches enteras veías a Aleksandr dormir y esperabas pacientemente a que te dieran alguna señal. Nunca recibiste el divorcio o una llamada por parte de ellos. Solo ahora que necesitan de ti, te buscan para que los ayudes, para que prestes tus servicios como director financiero, pero te amenazan con el niño. De eso estoy seguro. No bajes la guardia, Gianna. No quiero verte nuevamente esperando milagros o noches enteras llorando. Tienes un hijo ahora y debes velar por él, Gia.
Escucho atentamente lo que dice, pero no es necesario que responda. Él sabe más de lo que yo creo ocultar, y a veces me aterra que me conozca así de bien.
—Estaremos bien, Thomas. No te asustes que no soy igual que en el pasado y tengo a Alek, que es mi motivación para continuar. Conocerá a su familia cuando crea que es necesario. Solo no quiero separarme de él. El poder de los rusos es más fuerte de lo que imaginamos, pero tratemos de pensar en que todo irá bien para nosotros —mi hijo viene corriendo hacia mí.
—¡Mami, tengo hambre! Deberíamos comer pizza para la cena —lo tomo de su manita.
—Vale, vale. Volvamos a casa para pedirla, Alek —me da una hermosa sonrisa.
Todo será por ti, mi pequeño frijol.
Dos días después...Roma-Italia.Gianna.El aire de mis pulmones salía porque simplemente tenía que hacerlo, pero me sentía la persona con la suerte más extraña de este universo. Claro, la persona que un día amé, me destruyó por completo, pero me dio la bendición más grande al mismo tiempo.No tenía más información de cómo se encontraba Mikhail ahora mismo. Solo lo que me comentó su abuela cuando le dije que había llegado a Italia. Por eso debía ir al hospital primero. Alek había estado nervioso durante el vuelo porque había pasado muchas horas sentado y la turbulencia lo había hecho llorar. Thomas se quedaría con mi pequeño mientras yo hacía lo que se suponía que tenía que hacer.Pero lo único que me dejaron completamente claro, es que él no recordaba los últimos cinco años de su vida.Aunque él haya perdido la memoria, en el diccionario de Mikhail, no existe la palabra, «amor por Gia.»Soy una persona fuerte, no soy de rendirme con facilidad, pero a veces me dejo llevar. Sé qué no p
Estaba tan molesta por la situación, que ya no podía disimularlo en mi rostro. Tampoco es que estaba haciendo un esfuerzo en ocultarlo, pero ya no me importaba. No me verás derrotada. No entiendo como pude darle a mi hijo un padre tan imbécil.Estoy agradecida de que, por lo menos, sus ojos grises, le fueron heredados. Mi Alek tiene una personalidad muy dulce y amorosa. Es un niño muy juguetón y sí, voy a pensar en mi hijo para no mandar a su padre al infinito del olvido.—Natasha y yo tuvimos que sacar las cosas de la casa. ¿Puedes buscar otro lugar en donde quedarte? Verás, ella ya vive conmigo y si tú llegas a ir… Pues, no quiero incomodarla. No sé si me entiendes, pero no te quiero ver regresando a la casa —sus ojos parecen estudiarme.Suspiro, levantando una ceja.Solo un poco más, Gianna... Solo un poco más y no lo mandes a la mierda.—Ya no vivo en tu casa. No sé a qué te refieres con mis cosas. Sinceramente, las había olvidado. Vine aquí porque fui obligada a venir, no porque
No todo es malo para mí... Creo.Gianna.Me gustaba lo que estaba sucediendo ahora. Tenía una persona que le respondía a Mikhail de la misma manera que él quería hacerlo conmigo.No necesitaba que me defendiera porque claramente yo podía hacerlo, pero se sentía bien ver qué se quedaba callado y no decía nada, cuando Thomas, se ponía de mi lado y le daba sutilmente unas patadas.—¿Estás saliendo con alguien estando casada, Gianna? —la voz de sorpresa de Natasha, me hizo sonreír—. Eres increíble… Siempre supe que eras una cualquiera.—Vaya... Debe ser muy fuerte de asimilar eso —digo con sarcasmo, haciendo reír a Thomas.—¿Estás con él, Gianna? —esta vez, era la voz de Mikhail.—No tengo porqué hablar de mi vida privada. Te lo he dicho hoy ya varias veces —veo a Thomas—. Te veo en un rato. Yo debo irme y...—No puedes irte. Espera a que el doctor llegue y termine de hablar. Todavía soy tu esposo —su mandíbula estaba tensa.Lo miro mal, pero me siento en el sofá en el que estuve hace rat
Un corazón herido y un corazón traicionero.Gianna.Me había ido con Thomas, en busca de mi hijo y al supermercado. Se compró lo que se necesitaba y nos fuimos al hotel. Alek llegó dormido porque el viaje había sido muy agotador para él. Solo tiene cinco añitos y le tocó volar lejos.Por más que él quería jugar con nosotros, estaba muy cansado. Mis cosas estaban en la sala de la habitación y de acuerdo a la abuela de Mikhail, había conseguido un lugar para nosotros vivir. El contrato como inquilina, había sido firmado antes de volver al hotel y estaba bajo el nombre de un empleado. Thomas y Alek irían a la nueva casa por la mañana, así que podía ir al hospital sin problemas.Estaba viendo una serie en donde las mujeres buscaban vestidos de novias y se vivían unos mega dramas, para elegir uno de esos. Recordé el día de mi boda y que las cosas aunque fueron rápidas, fue muy bonito. Hoy miro a mi pequeño bebé, dormido a mi lado y es lo único que valió la pena en ese matrimonio.Mañana te
No sé en quién creer...Mikhail.Todo era confuso para mí desde que abrí los ojos después del accidente. Tenía un fuerte dolor de cabeza que me mataba y había olvidado algunas cosas.Sentía que había olvidado momentos y personas que fueron importantes para mí, pero no tenía idea de quién había sido. No dije nada esa madrugada al despertar porque estaba cómodo con la persona que me estaba cuidando. Todo estaba oscuro y no pude ver bien quién era, pero simplemente me sentía en casa.En la mañana, ella ya se había ido y no pude preguntarle a dónde, porque mi voz no salió. Mi boca estaba siendo sellada por un tubo que me ayudaba a respirar.Simplemente sentí un vacío con su ausencia.—¿Misha, me estás prestando atención? —la voz de Natasha, me regresa a la realidad.Ella estuvo aquí cuando el doctor dijo que había perdido la memoria. Lloró desconsolada y me dijo cuánto me amaba. Me explicó que estábamos juntos desde hace mucho tiempo y que nos comprometimos hace un año.—Claro, Natasha. P
Un minuto más para confiar.Mikhail.La puerta es abierta con cuidado y finjo estar dormido, para no tener que escuchar a alguien discutir por no darle la razón.—Al parecer estás dormido —la escuché murmurar—. Bueno, esperaré a que despierte. Espero no asustarlo.Escucho el sonido del sofá y después las voces de varias personas en un vídeo.No podía levantarme porque tenía una pierna enyesada y solo quería ver si Gianna hablaría algo sobre mí.—Tengo hambre. Es increíble que viva con hambre ahora. La comida del hospital es horrible, pero se me antoja comerme la gelatina que tiene en esa bandeja —quiero reirme por sus lamentos.¿Qué les cuesta ser así como ella?Abro los ojos lentamente, para intentar parecer recién levantado. Ella estaba de pie, frente a la bandeja de comida, con la mano estirada para agarrar la gelatina.—¿Qué estás haciendo? —le pregunto, sorprendiéndola.—Quería saber la calidad de la gelatina —la agarra, apartando la mirada—. Es que se nota a lo lejos que nos vas
No sé ni cómo sentirme ahora...Gianna.Esperas tanto por algo, que lo único que pasa es el tiempo. Vengo diariamente al hospital a ver a Mikhail, pero nada ha cambiado y lo único que logré es sentirme cada vez peor. Quería tener una manera de regresar el tiempo y poder mostrarle que la única persona que le está mintiendo, es la mujer con la que se va a casar.Ella es su amiga de la infancia y la persona en la que más cree, confía y ama profundamente.Tengo pruebas y cero dudas.—Te fue mal. Tu rostro me lo dice todo —me mira Thomas, dándome un vaso de jugo—. Creo que ni debí hacer el comentario.—Alek, aléjate de la televisión. El tigre Daniel, no se verá mejor si estás así de cerca —hace pucheros, pero se sienta en el suelo—. Muy bien, frijolito. Eres muy obediente con mamá —miro a Thomas—. No me fue del todo mal. Lo más loco es que hasta nos llevamos bien.—Bueno, nunca se llevaron mal cuando vivían juntos. Ni siquiera aparecía en tu casa, así que es algo bueno —se sienta a mi lado
Gianna.De camino al hospital, había tomado una decisión importante para mí. No sé si es un poco arriesgado o tal vez es muy inmaduro, pero no me importaba, igualmente, quería hacerlo.Hablar con Thomas anoche, me abrió un poco los ojos para las cosas que quería hacer. No puedo tener a mi corazón en una montaña rusa porque no es sano para mi hijo, ver a su madre mal.Tiene cinco años, pero sabe qué me pasan cosas.Le entregaría la carta de renuncia a la abuela cuando la viera. La había escrito en impreso antes de venir aquí, por si me la conseguía. No tenía miedo de Natasha o del sentimiento de Mikhail hacia ella.Tenía miedo que, de tanto sentir, pudiera lastimar a mi hijo. Quería salir de aquí, pero tampoco podía irme muy lejos. Le había prometido a Alek unas vacaciones y se las daría. Estaba agradecida por las actitudes de la abuela de Mikhail, pero de gratitud no se vive. Por mi parte, tomé la decisión de irme de la empresa y evitar lo más que pudiera a las personas que más me las