Capítulo diecinueve
Aa
Despierto abruptamente y me encuentro en la soledad de un inmenso cuarto, las imagenes de Amir y aquel chico llegan como relámpagos a mi mente.
Debo salir de aquí y principalmente saber donde estoy.
Observo todo a mi al rededor lleno de lujos y cosas costosas, a mi cabeza le entra un zumbido y me tapo los oídos con las manos. Recuerdos llegan a mi mente como si de una película se tratase: yo corriendo en la cancha del instituto, yo en el baño con Omar, Omar todo golpeado, yo llamando a Amir, ojos azules sacando a Omar para dejarnos solos, nuestra pequeña pelea, mi toalla, sus brazos, su cuerpo, los estruendos, su habitación, las escaleras, su madre y él nuevamente.
Ya sé dónde estoy —Recordaste todo, ¿no?—estoy en su casa.
Mi corazón da un vuelco y dirijo mi vista al final del enorme vent
Capítulo veinteSiento su cuerpo tensarse y apretarme contra él, su mandíbula se marca más de lo que ya está y esos ojos viajan a ella con una mueca de desinterés—Xiomara. Largo de mi casa—respira ondo—fuera o no sé que haré contigo porque te juro que no tienes ni idea de como trato a alguien cuando algo me molesta—oh.El niño mimado saco sus garras.Yo no lo molestaría si fuera tú. ¿Qué?Junto mis cejas, ¿de dónde saco tantas voces? Estoy loca, me declaro loca.Sus brazos me bajan con delicadeza al reluciente piso, Amir adopta esa misma pose de cuando mando al hospital a Omar y se acerca cara a cara con la tal Xiomara—¿Y si no quiero largarme de mi casa, qué pasa?—De verdad no sé como hay
Capítulo veintiunoAaAunque yo este en el salón, mi mente está en ese lugar y en todo lo que me dijo él.Doy un largo suspiro y enfoco mi atención a la profesora de biología quien está explicando algo que supuestamente todos deberíamos saber, el código genético.—¿Me entendieron? ¿comprendieron? —nos mira fijamente hasta que quita su vista y camina hasta el pupitre —para el lunes resuelvan las páginas ciento quince a ciento dieciocho del libro, y crean grupos para las charlas que dicen en el libro, el ejercicio será dentro de cuatro días—toma sus cosas y sale del salón.Genial, ¿ahora con quién voy yo?—¿Amiga? —una niña se me acerca —¿Tienes grupo? —niego y ella sonríe—¡Hey! Vamos con Irina —junto mi
Capítulo veintidósDobla hacia un gigantesco centro comercial —Si claro, lo que tu digas mi irresistible. Ya llegamos asi que ve quitándote ese cinturón —él busca un estacionamiento y se parquea como todo un profecional, apaga el motor y desbloquea el bonito auto—a comer helado—mis ojos brillan con intensidad y desbloqueo rápido el cinturón.Baja del auto y su teléfono suena, lo tomo, Amir abre mi puerta y le tiendo el móvil —Te están llamando—giro hacia él y espero que conteste.Se da la vuelta y abre la llamada. Mis ojos escanean todo su tonificado cuerpo de arriba a abajo sobre esa fina y costosa ropa que lo deja ver como una super estrella inalcanzable, sus brazos, sus piernas, su espalda, su trasero, su cuello y ese cabello.Dios mío, que papacito.Cuelga y voltea hacia mí con una sonrisa—&iques
Capítulo veintitrésPov Amir Puedo sentir en enojo de cada uno de los participantes a mi al rededor, pero fuera de eso me encanta saber que Irina toma mi mano gustosa.Ya te perdí. Ruedo mis ojos ante el comentario de Eithan y gruño en respuesta al enorme escándalo que están haciendo un grupo de omegas y deltas sobre nuestra seguridad, al instante todos cierran la boca y agachan la cabeza en total sumisión —¿Realmente qué quieren que haga? Si no se protegen ustedes mismos, ¿Cómo pretenden que yo los cuide? Respeten lo que dicen los superiores en la manada porque ellos saben más que ustedes, y no es que los este llamando inferiores, pero deben comprender que ellos llevan órdenes directas de mi padre y ahora llevarán las mías,
Capítulo veinticuatroPov Amir Puedo sentir en enojo de cada uno de los participantes a mi al rededor, pero fuera de eso me encanta saber que Irina toma mi mano gustosa.Ya te perdí. Ruedo mis ojos ante el comentario de Eithan y gruño en respuesta al enorme escándalo que están haciendo un grupo de omegas y deltas sobre nuestra seguridad, al instante todos cierran la boca y agachan la cabeza en total sumisión —¿Realmente qué quieren que haga? Si no se protegen ustedes mismos, ¿Cómo pretenden que yo los cuide? Respeten lo que dicen los superiores en la manada porque ellos saben más que ustedes, y no es que los este llamando inferiores, pero deben comprender que ellos llevan órdenes directas de mi padre y ahora llevarán las mías, por lo tant
Capítulo veinticincoAprieto la mandíbula y agarro fuerte la cuchara en mi mano—realmente no quiero hablar de eso, ya te lo he dicho.—Es realmente importante que te cases con ella, no puedes tener amoríos imposibles ni mucho menos estar arriesgando a la manada—dejo la cuchara en el plato y lo observo directamente.—Dije que no quería hablar de eso.—¿Entonces cuando hablarás de eso, cuándo te la folles y luego la dejes por ahí tirada? Porque si es asi la casa es toda tuya por hoy—por mi columna pasa una ráfaga de calor y aprieto mi mandíbula.Tranquilo, Amir, tranquilo.No le contesto y me dedico a mirar a la dueña de mi vida a mi lado que juega con lo que tiene en su plato—Amir Dhall, no te lo vuelvo a re...—¡YA BASTA!—mi madre se levanta y g
Capítulo veintiséisPov IrinaCada beso lo recuerdo en mi mente como si fuera la mejor experiencia de mi vida y es que no me ha dado un beso cualquiera persona, no, me los ha dado Amir Dhall.El chico que cientos de chicas quieren.—¿Por que estás tan feliz mija? —sirvo mi plato de cornflake con efusividad —Y mira que tu solita te levantaste temprano, te bañaste y bajaste a tiempo, ¿te sientes bien? —asiento y busco la cuchara para mi plato.Como no me voy a sentir bien cuando dormí toda la noche pegada a un six pack y unos brazos relamente acogedores. Suspiro y llevo la primera cucharada de cereal a mi boca, debo comer rápido porque él pasará por mí en diez minutos.—Buenos días familia—dice mi papá al entrar por la puerta de la cocin
Capítulo veintisieteAaEl profesor hace una seña y sigue explicando su clase—Bien, decía que...Y así se pasa todo el día, la gente me mira de arriba a abajo a donde quiera que vaya, con Omar o sin Omar y estoy empezando a creer que casi todos son hombres-lobo por la forma en que me ven.Como si supieran lo mío con ojos azules.—¡Oye tú! —eso no es conmigo, Irina sigue—Tú—suspiro y me volteo.La hermana del mastodonte corre hacia mí—¿Si?—se detiene en frente mío —¿En qué puedo ayudarte? —ella me agarra de los hombros y me mete a uno de los salones vacíos del lugar—¿Eh, qué?—Necesito tu ayuda—junto mis cejas—Sí, la tuya—me suelta y da dos pasos hacia atrás.—Eh—miro h