Sofia había pasado una muy mala noche. Su alma era una maraña de emociones, a la situación vivida en el tribunal, ahora se le sumaba el enfrentamiento con Aidan, quien, durante toda la noche, no había dejado de hostigarla, reprochándole su actitud. Después de no haberse negado a responderle a varios llamados, Angelo la terminó convenciendo para que hablara con él, así que finalmente, accedió a atenderlo. _ Qué diablos crees que estás haciendo Sofia, ¿eh? Alex es mi hijo, no puedes llevártelo de nuestra casa, así porque sí _le gritó furioso, totalmente fuera de sí_. A ti no te importa nada, no te importa mi sufrimiento, ni el de Alex, sólo te interesa él. Ese maldito, que lo único que ha hecho es arruinar tu vida. Y a mí, me desechas como si fuese basura. ¡A mí! Que lo único que he hecho en toda mi vida ha sido amarte y cuidarte. Sofia cerró sus ojos, tratando de contener sus lágrimas. No quería, pero mientras lo escuchaba, sentía que punzadas de culpa invadían su pecho como daga
Sofía quedó petrificada al escuchar las palabras de Eleanor, el ruego implícito en su voz y la vulnerabilidad que no le había conocido antes. La mujer que tenía delante no era la Eleanor segura de sí misma que recordaba, sino alguien con la mirada abatida y cargada de culpa. _ Eleanor, no entiendo... ¿Qué quieres de mí? ¿Por qué vienes ahora? No creo que tengamos mucho de que hablar... no después de tantos años _dijo Sofía, intentando que su tono sonara firme, aunque las palabras de la mujer habían removido emociones enterradas. Eleanor bajó la mirada, como si la culpa pesara tanto que no pudiera sostener la mirada de Sofía. _Vengo... a pedirte perdón, Sofía. Por todo el daño que te causé, cuando te pedí lo que te pedí. Por haberte alejado de James cuando se amaban tanto. _Hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas mientras su voz se quebraba_ Sé que mis acciones fueron egoístas. Pensé que estaba protegiendo a mi familia, a mi esposo... pero sólo destruí lo que era más import
El mundo de Sofía se paralizó en el instante en que escuchó las palabras de su padre. El teléfono temblaba en su mano mientras su mente intentaba procesar lo que acababa de oír. Alex, su pequeño Alex, había desaparecido. _ ¿Qué estás diciendo, papá? ¿Cómo que desapareció? _ gritó Sofía, sus palabras eran temblorosas y cargadas de desesperación. Del otro lado de la línea, la voz de Angelo estaba quebrada por el miedo, intentaba explicarle. _ No lo sé, Sofía. Lo dejamos jugando en el jardín trasero, como siempre, y cuando Gio salió a buscarlo... ya no estaba. Hemos buscado por todas partes, pero no hay rastro de él. Llamamos a la policía, pero pensé que debías saberlo de inmediato. El corazón de Sofía latía con fuerza en su pecho, como si fuera a estallar. Apenas podía respirar mientras la imagen de su hijo invadía su mente: su risa, su rostro lleno de vida, y ahora, la incertidumbre de dónde podría estar. En ese momento, solo una cosa se le cruzó por su mente: Aidan y la amenaza q
Edward tomaba su exquisito café, en su elegante y sofisticada oficina en Singapur, mientras mantenía una conversación mediante una video llamada con su hijo mayor, James. El joven era un prodigio en las finanzas, con su gran sagacidad e inteligencia había logrado llevar a la cúspide al imperio comercial y financiero que poseían. _ Otro negocio que has cerrado de manera exitosa _ le dijo a su hijo _ aunque tardaste bastante en convencerlos. La próxima vez, debes presionar más para no perder tanto tiempo en nimiedades. El joven suspiró hondo. Siempre era lo mismo, hiciera lo que hiciera su padre jamás estaría conforme, le exigiría más. _ Lo siento padre, es que hasta el último minuto lucharon por mantener su empresa_ dijo sonriendo tranquilamente _ entenderás que no debe ser fácil deshacerse de algo que les llevó tanto tiempo construir. _ Tonterías _ protestó Edward sin mostrar emoción _ Nosotros no hacemos caridad, eso se lo dejo a tu madre. Estamos aquí para ganar dinero y para
Sofia Lombardi miraba impacientemente el reloj, se le estaba haciendo tarde para llegar a su trabajo. Ese día debía estar mucho antes puesto que una de sus compañeras no podía ir a trabajar. Se había levantado muy temprano para dejarles todo listo antes de irse, incluso hasta las comidas del día. Buscó su celular y marcó un número. _ Debbie ¡¿Dónde rayos estás?! _ le reclamó a la niñera de su hermano _ ¡Estoy llegando tarde a mi trabajo! La chica estaba a unas cuantas cuadras de allí. Había estado nevando y todo era un real caos. _ En un rato estaré allí Sofia, ¡No te preocupes! Vete tranquila _ le dijo sonriendo _ No le sucederá nada por unos minutos que se quede solo. Sofia puso los ojos en blanco y resopló. No le gustaba dejar a su hermanito solo, ella era muy sobreprotectora con él, pero no le quedaba otra opción, podría pedirle a su mejor amigo Aidan o a la madre de este, Iris para que lo cuidaran un rato pero no quería molestarlos. _Gio, te quedas aquí hasta
Sofia se detuvo un instante para ver a quien había sido víctima de su atropello. _ ¡Oh, lo siento! Lo siento mucho señor _ le dijo mirándolo a James de manera apenada, llevándose las manos a la boca. El joven la miró un segundo, frunció el ceño e inmediatamente trató de incorporarse. Ella al ver el esfuerzo que él estaba haciendo, reaccionó. _Por favor, déjeme ayudarlo _ le dijo presurosa y amable. Estiró su brazo ofreciéndole su mano para ayudarlo a levantarse, pero James visiblemente contrariado la rechazó. _ No necesito su ayuda, puedo levantarme solo. Sería bueno que al momento de andar por la ciudad se comportara como una señorita civilizada y no como una simple campesina, eso ayudaría bastante _ le dijo James de manera arrogante mirándola con furia, sacudiéndose la nieve que tenía en su costoso y elegante abrigo. Sofia apretó los labios, cerró sus puños con tanta furia que sus nudillos se tornaron blancos. Su sangre italiana entró en ebullición en dos segund
Sofia abrió muy grandes sus ojos cuando escuchó al hombre carraspear, lentamente se dio vuelta. Un joven alto y muy guapo la estaba observando. Ella entrecerró los ojos y luego los abrió muy bien clavando su mirada en él y se puso colorada. _ Oh Dios, eres el imbécil _ musitó ella molesta u asombrada.Rosa no podía creer lo que Sofia estaba diciendo, ante el inminente desastre, salió corriendo de allí, necesitaba el trabajo y no lo perdería por la impertinencia de su joven compañera. _ Sofi... vámonos _ balbuceo la mujer haciéndole una leve seña _ ya terminamos... vámonos...Pero la joven mantuvo su postura. James hizo una mueca mirándola de manera soberbia. _ Eso parece. Oh y no te olvides... también soy la momia que apenas respira _ sonrió de manera socarrona _ Quizás ahora puedas tomarte el tiempo y hacer lo que querías hacerme hace un rato ... ¿O ya no tienes agallas?... ¿Qué esperas? ¡Derribame!Ella apretó los labios y arqueó una ceja, mostrando su desagrado, lo miró con de
A esa altura, la rebelde e impetuosa Sofia se sentía desvalida ante la avasallante personalidad masculina e imponente de James. ¿Qué extraña magia tenía ese hombre que lo hacía detestable y atractivo a la vez? Su cuerpo sintió un leve movimiento, como si recibiera una descarga de la cabeza a los pies, y cerró los ojos como para controlar lo que le estaba sucediendo en ese momento. _ Por favor... _ rogó ella con un hilo de voz _ sueltame, tengo trabajo que hacer. Los poderosos y vivaces ojos negros de James mostraban una extraña luz. Le costaba admitirlo, pero esa hermosa mujer lo había sacado de su zona de confort. Nunca le había sucedido algo así; él nunca perdía el control de las situaciones, hasta hoy. Aún mantenía agarrada la mano de Sofia, no quería que se fuera así. La chica tuvo miedo de lo que le provocaba aquel hombre con apenas tocarla. Jamás en su vida había sentido algo así, ella creyó que era por el poder y la seguridad que de manera innata desplegaba James. Nunca habí