James permanecía de pie junto a la cama de Edward, quien no podía estar más feliz con la noticia que su hijo le estaba dando. _ Entonces, una vez que el resultado dé positivo, el pequeño, ¿tendrá nuestro apellido? _dijo, con una mezcla de seriedad y esperanza_ No veo la hora de que eso suceda, mi nieto debe tener el lugar que le corresponde en la familia. James soltó un suspiro profundo. _ No es tan sencillo como crees padre, he tenido un avance positivo, sí. Pero ese hombre sigue siendo el padre de Alex y teniendo todos los derechos sobre él. Posiblemente, luego sobrevenga otra batalla legal por la custodia... Todo es más complicado de lo que parece _ tensó su mandíbula, mientras lo decía_. Sé que él quiere a Alex, pero no es solo mi hijo lo que lo impulsa a luchar de manera tan férrea. Él quiere retener a Sofia a como dé lugar, pero está muy equivocado si cree que esta vez le dejaré el camino libre. Esta vez, iré por todo lo que es mío y estoy dispuesto a luchar contra todos l
Sofia había pasado una muy mala noche. Su alma era una maraña de emociones, a la situación vivida en el tribunal, ahora se le sumaba el enfrentamiento con Aidan, quien, durante toda la noche, no había dejado de hostigarla, reprochándole su actitud. Después de no haberse negado a responderle a varios llamados, Angelo la terminó convenciendo para que hablara con él, así que finalmente, accedió a atenderlo. _ Qué diablos crees que estás haciendo Sofia, ¿eh? Alex es mi hijo, no puedes llevártelo de nuestra casa, así porque sí _le gritó furioso, totalmente fuera de sí_. A ti no te importa nada, no te importa mi sufrimiento, ni el de Alex, sólo te interesa él. Ese maldito, que lo único que ha hecho es arruinar tu vida. Y a mí, me desechas como si fuese basura. ¡A mí! Que lo único que he hecho en toda mi vida ha sido amarte y cuidarte. Sofia cerró sus ojos, tratando de contener sus lágrimas. No quería, pero mientras lo escuchaba, sentía que punzadas de culpa invadían su pecho como daga
Sofía quedó petrificada al escuchar las palabras de Eleanor, el ruego implícito en su voz y la vulnerabilidad que no le había conocido antes. La mujer que tenía delante no era la Eleanor segura de sí misma que recordaba, sino alguien con la mirada abatida y cargada de culpa. _ Eleanor, no entiendo... ¿Qué quieres de mí? ¿Por qué vienes ahora? No creo que tengamos mucho de que hablar... no después de tantos años _dijo Sofía, intentando que su tono sonara firme, aunque las palabras de la mujer habían removido emociones enterradas. Eleanor bajó la mirada, como si la culpa pesara tanto que no pudiera sostener la mirada de Sofía. _Vengo... a pedirte perdón, Sofía. Por todo el daño que te causé, cuando te pedí lo que te pedí. Por haberte alejado de James cuando se amaban tanto. _Hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas mientras su voz se quebraba_ Sé que mis acciones fueron egoístas. Pensé que estaba protegiendo a mi familia, a mi esposo... pero sólo destruí lo que era más import
El mundo de Sofía se paralizó en el instante en que escuchó las palabras de su padre. El teléfono temblaba en su mano mientras su mente intentaba procesar lo que acababa de oír. Alex, su pequeño Alex, había desaparecido. _ ¿Qué estás diciendo, papá? ¿Cómo que desapareció? _ gritó Sofía, sus palabras eran temblorosas y cargadas de desesperación. Del otro lado de la línea, la voz de Angelo estaba quebrada por el miedo, intentaba explicarle. _ No lo sé, Sofía. Lo dejamos jugando en el jardín trasero, como siempre, y cuando Gio salió a buscarlo... ya no estaba. Hemos buscado por todas partes, pero no hay rastro de él. Llamamos a la policía, pero pensé que debías saberlo de inmediato. El corazón de Sofía latía con fuerza en su pecho, como si fuera a estallar. Apenas podía respirar mientras la imagen de su hijo invadía su mente: su risa, su rostro lleno de vida, y ahora, la incertidumbre de dónde podría estar. En ese momento, solo una cosa se le cruzó por su mente: Aidan y la amenaza q
Mientras aun James y Sofia permanecían juntos, la policía llegó al lugar. Se acercaron a ellos apresuradamente. _ Bien, necesito que me diga todo lo que pasó _ le dijo a Angelo con seriedad, el oficial a cargo_. Es importante cualquier detalle, lo que sea. Angelo y Gio relataron todo nuevamente. Luego de eso, Sofia le habló de sus sospechas. El oficial, la miró de manera inquisitiva, frunciendo el ceño. _ ¿Cómo dice? ¿Usted cree que su padre se lo llevó? ¿Quién tiene la custodia del niño? Ella y James intercambiaron la mirada, un poco desconcertados. _ Pues los dos... aun no se ha determinado la custodia y nosotros, seguimos casados _dijo Sofia, con voz temblorosa, pero a la vez, firme_ ¿Qué sucede oficial? No comprendo... _ El señor O´Neill es su padre y teniendo la custodia, no hay secuestro alguno, podemos intentar ubicarlo, pero si el niño se fue por su voluntad con su padre, no hay mucho que podamos hacer. James apretó los puños. _ La jueza ha ordenado un examen de ADN
El viaje de Aidan avanzaba sin contratiempos, al menos por ahora. Mientras conducía hacia Washington D.C., Alex dormía profundamente en el asiento trasero, ajeno al caos que su ausencia había desatado. Aidan miraba por el retrovisor, su expresión era una mezcla de triunfo y preocupación. Sabía que cada kilómetro que recorría lo acercaba a su destino, pero también que los pasos en falso podían costarle caro. Su tío, un hombre acostumbrado a operar en las sombras, había trazado cada detalle del plan. Desde la discreta salida de Nueva York hasta la reserva de un avión privado que aguardaba en el aeropuerto de Dulles, todo parecía perfecto. Sin embargo, en el fondo de su mente, Aidan no podía evitar sentir una inquietud latente, como si algo o alguien pudiera estropearlo todo. Había sido muy sencillo atraer a Alex, sin que nadie lo viera, se había infiltrado en el patio trasero de la casa de Sofia por la puerta de la cerca que las casas compartían. El niño apenas lo vio, fue corriendo h
El silencio reinaba en el avión privado que los trasladaba a Washington. Tanto James como Sofia eran prisioneros de distintas emociones. La joven sentía una inmensa ansiedad por ver a su pequeño mezclada con una inmensa tristeza, al saber que tendría que enfrentar a quien durante años había sido su mejor amigo, casi su hermano. En su sensible y compasiva alma, no cabía la posibilidad de reprocharle nada, no podía ni quería hacerlo. Sentía en su corazón, que se debía una conversación definitiva con Aidan en donde imperara el cariño que en otro tiempo los había unido. Quizás el haber percibido la angustia en su voz cuando habló con ella, le había aplacado todo enojo y toda posibilidad de confrontación. En cambio, James, estaba furioso. Quería tomar del cuello a ese hombre y golpearlo hasta que perdiera el conocimiento. Para él, Aidan no sólo era su rival, si no también su enemigo. — No comprendo porque quieres ir tú sola para hablar con ese hombre —le espetó al fin a Sofía, con un
El bullicio del aeropuerto de Washington contrastaba con el silencio que reinaba en el interior del avión privado momentos antes de aterrizar. Sofía sostenía su bolso con fuerza, como si el tersado cuero pudiera anclarla a la realidad mientras sus pensamientos se arremolinaban. Cada paso que daba hacia la terminal le parecía eterno. A lo lejos, entre la multitud de pasajeros y trabajadores, vio la figura inconfundible de Aidan. Su porte impecable y su expresión tensa delataban el torbellino de emociones que también lo envolvía. James caminaba junto a ella, su presencia sólida como un escudo. Aunque no había dicho nada desde el beso que compartieron en el avión, Sofía podía sentir la energía contenida en cada fibra de su ser. Él no lo perdonaría. No ahora, ni nunca. Cuando Aidan los divisó, avanzó hacia ellos con pasos firmes, llevando en brazos a Alex. El niño, con su cabello despeinado y un osito de peluche apretado contra el pecho, parecía tranquilo, ajeno al huracán emocional q