*—Luna:Luna había tomado una decisión importante: regresar a Chicago. Después de la conversación que tuvo con Isabela, se dio cuenta de que necesitaba enfrentar su situación con claridad y sinceridad. Lo primero que hizo fue hablar con sus padres sobre lo que pasó, su situación actual y su decisión de regresar a la ciudad. Estos fueron muy comprensivos con ella y le habían aconsejado que tomará las decisiones de acuerdo a lo que Luna entendía que era correcto.Luna se sintió aliviada por la comprensión y el apoyo de sus padres. Agradeció profundamente su paciencia y empatía, sabiendo que esto le daba la fuerza necesaria para enfrentar su regreso a Chicago.Hoy era su último día en Springvalley, ya que había decidido regresar al día siguiente a Chicago, pero la idea de regresar aún le hacía sentir temerosa.Luna se sentó en la cama y miró alrededor de la habitación que había sido su refugio durante los últimos meses. Los recuerdos de su tiempo en Springvalley la invadían, y aunque ha
*—Luna:Mientras esperaba por la comida, disfrutó de la suave música instrumental del lugar e hizo planes, pensando en que luego de allí, iría a la estación de autobús y revisará el horario de salida de estos. Podía usar su teléfono para ello, pero este no servía mucho. Después de aquel indecente con Peter, lo había enviado a arreglar, sin embargo, parecía que le habían robado el dinero, porque su teléfono parpadeaba locamente y con el tiempo, había dejado de usarlo como era debido y seguro estaba por ahí descargado. Suspiró y pensó en las llamadas y mensajes que debía de tener por estar ignorando el aparato. Antes de venir a Springvalley, les había informado a sus amigos para que estuvieran al tanto de sus últimas decisiones, pero de igual manera, había dejado de usarlo como antes. No había bloqueado los contactos de Kenneth o Peter porque no era de las que hacía esas cosas, sin embargo, no quería toparse con nada de estos y quería estar en paz.—No sé por qué, pero te noto perdida
*—Theo:Al fin había dado con el paradero de Luna.La vista de Theo fue hacia la pantalla de navegación de su vehículo para ver el largo camino que debía de recorrer para encontrar a Luna, que estaba a cientos de kilómetros de Chicago. El día anterior, luego de su segundo intento fallido de encontrar alguna pista de Luna, casi había tirado la toalla, puesto que, al sus emociones estar tan al borde por el vínculo que compartía con Luna, creía que no iba a poder dar con ella sin usar tácticas sucias. Sin embargo, cuando estuvo a punto de hacerlo, se había encontrado con el exnovio de Luna y se dijo que no iba a perder esta tercera oportunidad.Cuando Peter Sullivan, recién salido del trabajo y cansado del día, lo vio, palideció. Theo estaba seguro de que por su mente pasó escapar de él, pero se mantuvo firme y le dio la cara. Habían tenido una interesante y breve charla. Theo le hizo unas preguntas y Peter no se negó a contestarlas. Podría decir que Peter ya sabía quién era y por eso e
*—Theo:—Luna —llamó Theo su nombre con suavidad, pero con firmeza—, entiendo que esto es inesperado y difícil para ti, pero no vine aquí para asustarte ni para presionarte —la tranquilizó mientras se inclinaba hacia delante—. Vine porque quiero ser parte de la vida de nuestro hijo y porque quiero estar contigo —admitió con decisión porque parte de su misión era esa. Theo no iba a dejar que Luna pasara por esto sola, por muy mujeriego que fuera, sabía que, si algún día la jodía, tenía que tomar la responsabilidad y la iba a tomar aun cuando no había sentimientos entre ellos, pero como había comentado antes, esto podría funcionar.Luna miró hacia él y luego se llevó las manos al vientre, como si estuviera protegiendo al bebe de él. Theo trató de que ese gesto no le doliera, pero la verdad era que, con sus emociones a flor de piel, todo y cualquier cosa que alguien le hiciera, le molestaba y en este caso, le dolió, pero mantuvo su máscara hasta el final.—No quería que lo supieras de es
*—Luna:Volvía donde todo comenzó.Luna miraba por la ventana del coche mientras el paisaje urbano de Chicago que comenzaba a librarse del invierno se desplegaba ante ella. La ciudad, vibrante y llena de vida, parecía ajena a la tormenta emocional que se desataba dentro de ella. Theo conducía con una expresión concentrada, sus manos firmes en el volante. A su lado, Luna sentía el peso de la realidad que la envolvía.No era la vida que había imaginado para sí misma. Se había visto construyendo su futuro de otra manera, quizás con un amor verdadero, no con un hombre con el que solo había compartido una noche y que ahora era su compañero por el bien de su bebé. Sentía como la tristeza y la resignación se mezclaban en su pecho, sabiendo que por mucho que se quejara, no había más nada que hacer.La vista de Luna se posó en Theo, quien estaba detrás del volante del todoterreno, conduciendo hacia su nuevo destino. El día anterior, tras la tensa conversación y la discusión que tuvieron, Luna
*—Theo:No estaba funcionando como había esperado.Theo le dio una mirada a Luna por encima de la mesa del comedor, observando cómo esta desayunaba en pleno silencio, algo que hacía desde que se mudó con él hace una semana. La convivencia de ambos no era un caos, pero, ¿se le podría llamar de esa forma? ¿Convivencia? Vivían en el mismo lugar, desayunaban y a veces cenaban juntos, pero todo eso sucedía en un silencio distante y se había convertido en una especie de rutina sin emoción. La falta de comunicación entre ellos era palpable y el ambiente, que debería haber sido el de un hogar cálido y acogedor, se sentía cada vez más como una serie de momentos obligados.Necesitaba hacer que la situación fuera diferente si quería que funcionara. Aún no le había hablado a su familia sobre Luna o el bebé que creía en su vientre, antes de, Theo quería que tuvieran una buena relación, pero, ¿cómo iban a suceder si parecía que Luna estaba cerrada a él? ¿Dónde había quedado eso que su prioridad er
*—Theo:Estaba perdido, así que, después de almorzar en soledad, se tomó la tarde libre y fue a visitar a su hermano Diego. Su hermano trabajaba muchas veces desde su estudio en su apartamento, puesto que le daba más concentración que estar en el bufete de abogados que había establecido con Gabriello.Theo todavía estaba lleno de frustración y determinación, que ni bien Diego le abrió la puerta de su apartamento, le dio una mirada extraña. Sin decir una palabra, como si supiera que Theo estaba muy perdido y necesitaba que alguien lo guiara, Diego lo dejó pasar.No era muy dado a hablar de sus cosas, pero desde que toda esta situación empezó, no había tenido más remedio que contarle sus problemas a Diego y a Gabriello. Sin embargo, era Diego, el menos ocupado de sus hermanos y quien más lo escuchaba. Theo podía llamar a su amigo Dominick, pero este era un hombre casado y pendiente a su pareja e hijos, por lo que no quería agobiarlo con sus cosas personales. —Entonces… —comenzó a decir
*—Luna:Había pasado una semana desde que regresó a Chicago, y a pesar de que Luna se había encerrado en su habitación y había evitado tener mucho contacto con Theo, estar aislada comenzaba a pasarle factura. Así que, aprovechando que Theo se fue a trabajar para el día, decidió reunirse con sus amigos, a quienes tanto había ignorado.Irene, su mejor amiga, a quien había conocido en la universidad, le dio una mirada llena de dolor. Actuaba de esa manera porque Luna le había ocultado su vida y su estado todo este tiempo. Luna se arrepentía un poco de ello, pero no había querido agobiar a sus amigos con sus cosas personales. Sin embargo, decidió reunirse con los mellizos para ponerlos al día y para escuchar sus consejos, que eran siempre bienvenidos. Habían decidido reunirse por los viejos tiempos en una pequeña cafetería que solían visitar en sus días universitarios. Luna bebía un poco de zumo de cereza, mientras que Irene e Izbel tomaban café. El olor a café ya no le daba náuseas, per