*—Theo:Serafina decía que tenía un vínculo con alguien y que esta persona de paso estaba embarazada de él, pero… Theo estaba dudoso.No podía tener una conexión con nadie, tampoco una mujer que estuviera en estado de él y que no viniera a exigirle la responsabilidad. Vamos, era Theodore Santini, un excelente hombre de negocios y rico de cuna, sin embargo, algo le decía que podía ser esto. Porque no había ciencia que explicara lo que le pasaba y todo lo que decía Serafina tenía más peso.Theo tragó nervioso y miró por todas las paredes, intentando procesar las palabras de Serafina. Las luces de las velas parpadeaban y las sombras danzaban en los símbolos antiguos, creando una atmósfera aún más inquietante.Pensó en la mujer y quién podría ser, pero no había nadie que llegar a su mente. Más bien, se sentía bloqueado.Serafina lo miró con una expresión tranquila, como si entendiera que su mente era una bruma.—Las conexiones emocionales y espirituales no siempre siguen la lógica que con
*—Theo:Ahora que tenía un punto por donde partir, lo primero que Theo hizo fue ir al lugar donde tuvo el encuentro definitivo con Luna. Theo entró con determinación al bar y notó que este seguía siendo igual desde la última vez que estuvo por allí, solo que el olor a tabaco que antes había ignorado, ahora le molestaba.Ignorando el olor y con pasos rápidos, caminó hacia la barra. Su corazón latía con fuerza, impulsado por una mezcla de esperanza y miedo, puesto que era probable que aquel hombre que atendía a otros clientes en la barra, se negara a darle a Theo lo que este quería saber: el paradero de Luna.No obstante, era un hombre de negocios, y con una sonrisa profesional y las palabras correctas, se podía obtener cualquier cosa.El hombre que se llamaba Izbel, al verlo, se acercó con una sonrisa.—¿Qué te pongo? —preguntó Izbel con voz ronca.Al principio había creído que eran amantes, pero viéndolo de cerca, era obvio que no bateaba para el lado de Luna y que el género de Theo e
*—Theo:Una sonrisa divertido surco en los labios de Theo al pensar en Kenneth enamorado de Luna.Era una lástima, pero lo entendía, Luna era hermosa debajo de los horripilantes trajes que usó mientras estuvo trabajando allí, así que era obvio que Kenneth hubiera visto a la gran mujer que se escondió bajo estos. Son embargo, era muy tarde para él, porque Luna era suya.Kenneth negó con la cabeza en ese momento.—Lo siento, pero me niego a darte alguna información sobre Luna, Theo —espetó Kenneth con desdén y tanto Theo como Diego se quedaron estupefactos. ¿Qué demonios? ¿Por qué actuaba así ahora?—¿Por qué dices eso Ken? —fue Diego que preguntó ahora—. Entiendo que, al haber sido su jefe, te hace una persona importante para ella, pero solo queremos su información y paradero, ya que, algo está sucediendo y nos urge encontrarla —dijo Diego, con un tono conciliador.Kenneth levantó una ceja y los miró con desdén. No parecía dispuesto a ceder, y Theo estaba perdiendo la paciencia. Primer
*—Luna:Luna había tomado una decisión importante: regresar a Chicago. Después de la conversación que tuvo con Isabela, se dio cuenta de que necesitaba enfrentar su situación con claridad y sinceridad. Lo primero que hizo fue hablar con sus padres sobre lo que pasó, su situación actual y su decisión de regresar a la ciudad. Estos fueron muy comprensivos con ella y le habían aconsejado que tomará las decisiones de acuerdo a lo que Luna entendía que era correcto.Luna se sintió aliviada por la comprensión y el apoyo de sus padres. Agradeció profundamente su paciencia y empatía, sabiendo que esto le daba la fuerza necesaria para enfrentar su regreso a Chicago.Hoy era su último día en Springvalley, ya que había decidido regresar al día siguiente a Chicago, pero la idea de regresar aún le hacía sentir temerosa.Luna se sentó en la cama y miró alrededor de la habitación que había sido su refugio durante los últimos meses. Los recuerdos de su tiempo en Springvalley la invadían, y aunque ha
*—Luna:Mientras esperaba por la comida, disfrutó de la suave música instrumental del lugar e hizo planes, pensando en que luego de allí, iría a la estación de autobús y revisará el horario de salida de estos. Podía usar su teléfono para ello, pero este no servía mucho. Después de aquel indecente con Peter, lo había enviado a arreglar, sin embargo, parecía que le habían robado el dinero, porque su teléfono parpadeaba locamente y con el tiempo, había dejado de usarlo como era debido y seguro estaba por ahí descargado. Suspiró y pensó en las llamadas y mensajes que debía de tener por estar ignorando el aparato. Antes de venir a Springvalley, les había informado a sus amigos para que estuvieran al tanto de sus últimas decisiones, pero de igual manera, había dejado de usarlo como antes. No había bloqueado los contactos de Kenneth o Peter porque no era de las que hacía esas cosas, sin embargo, no quería toparse con nada de estos y quería estar en paz.—No sé por qué, pero te noto perdida
*—Theo:Al fin había dado con el paradero de Luna.La vista de Theo fue hacia la pantalla de navegación de su vehículo para ver el largo camino que debía de recorrer para encontrar a Luna, que estaba a cientos de kilómetros de Chicago. El día anterior, luego de su segundo intento fallido de encontrar alguna pista de Luna, casi había tirado la toalla, puesto que, al sus emociones estar tan al borde por el vínculo que compartía con Luna, creía que no iba a poder dar con ella sin usar tácticas sucias. Sin embargo, cuando estuvo a punto de hacerlo, se había encontrado con el exnovio de Luna y se dijo que no iba a perder esta tercera oportunidad.Cuando Peter Sullivan, recién salido del trabajo y cansado del día, lo vio, palideció. Theo estaba seguro de que por su mente pasó escapar de él, pero se mantuvo firme y le dio la cara. Habían tenido una interesante y breve charla. Theo le hizo unas preguntas y Peter no se negó a contestarlas. Podría decir que Peter ya sabía quién era y por eso e
*—Theo:—Luna —llamó Theo su nombre con suavidad, pero con firmeza—, entiendo que esto es inesperado y difícil para ti, pero no vine aquí para asustarte ni para presionarte —la tranquilizó mientras se inclinaba hacia delante—. Vine porque quiero ser parte de la vida de nuestro hijo y porque quiero estar contigo —admitió con decisión porque parte de su misión era esa. Theo no iba a dejar que Luna pasara por esto sola, por muy mujeriego que fuera, sabía que, si algún día la jodía, tenía que tomar la responsabilidad y la iba a tomar aun cuando no había sentimientos entre ellos, pero como había comentado antes, esto podría funcionar.Luna miró hacia él y luego se llevó las manos al vientre, como si estuviera protegiendo al bebe de él. Theo trató de que ese gesto no le doliera, pero la verdad era que, con sus emociones a flor de piel, todo y cualquier cosa que alguien le hiciera, le molestaba y en este caso, le dolió, pero mantuvo su máscara hasta el final.—No quería que lo supieras de es
*—Luna:Volvía donde todo comenzó.Luna miraba por la ventana del coche mientras el paisaje urbano de Chicago que comenzaba a librarse del invierno se desplegaba ante ella. La ciudad, vibrante y llena de vida, parecía ajena a la tormenta emocional que se desataba dentro de ella. Theo conducía con una expresión concentrada, sus manos firmes en el volante. A su lado, Luna sentía el peso de la realidad que la envolvía.No era la vida que había imaginado para sí misma. Se había visto construyendo su futuro de otra manera, quizás con un amor verdadero, no con un hombre con el que solo había compartido una noche y que ahora era su compañero por el bien de su bebé. Sentía como la tristeza y la resignación se mezclaban en su pecho, sabiendo que por mucho que se quejara, no había más nada que hacer.La vista de Luna se posó en Theo, quien estaba detrás del volante del todoterreno, conduciendo hacia su nuevo destino. El día anterior, tras la tensa conversación y la discusión que tuvieron, Luna