Sabella, nunca quitaría el dedo del renglón, pues ella se podía atrever a decir, que el sexto sentido de Matías, tenía que ver en todo eso, pues no descartaba que Leia, con solo mirarlo le habrá producido esa sensación y ahora él ya no quería ni verla, y eso debía ser por algo.–En eso me atrevo a decir que te equivocas Sabella – Mateo intervino – Ella se ha mostrado muy amable, sensible y comprensiva. Incluso me ha dicho que le alegra que yo sea padre pues ella no quiere tener hijos propios y por eso quiere llevarse bien con Matías, yo la sentí sincera cuando me dijo eso.Por eso Sabella, estaba indecisa, Leia, al no querer hijos, la veía como a una mujer, sin instinto maternal, aunque independientemente de eso, ella conocía a gente que se llevaba bien con los niños, pero de Leia, no había tenido ningún punto para comprar, si es de las que se llevan bien con los hijos de sus amistades o familiares.–Eso lo tendría que sentirlo yo también, Mateo, tendría que verlo con mis propios ojos
Sabella y Mateo, después de hablar sobre el asunto de Matías, se fueron caminando rumbo a la academia de natación del niño. Al llegar, pudieron notar que el entrenamiento del pequeño, ya había terminado, pero la entrenadora a manera de hacer más ameno el cierre del entrenamiento con los niños, hacía siempre un ejercicio final de clavados.Era el momento del entrenamiento que más le gustaba a Matías, porque él sentía un poco de libertad, Mateo observaba maravillado todo aquello en la vida de su pequeño como alguien que observa las cosas más bellas del mundo por primera vez.–No puedo creer todo esto Sabella, que me he perdido de mucho con nuestro pequeño – Se lamentó Mateo – Se ve tan feliz y relajado en su clase.Eran las horas del día que más disfrutaba el niño, no era como estar pendiente de lo que pasaba en el aula de clases, aquí se divertía en grande, porque se olvidaba de la formalidad y se sentía en libertad.–Sí, a él esto de la natación lo relaja – Le explicaba, Sabella – Per
Para el niño, había sido una gran sorpresa que su mamita bella, haya traído a su papito, al entrenamiento y no se cansaría de decírselo, los amaba a los dos, por eso no descansaría hasta que volvieran a estar juntos, para que viniera todas las veces, que él entrenara, estaba muy feliz por eso.–Claro que vine, hijo y claro que voy a venir a tu competencia – Le aclaraba Mateo a su pequeño hijo – Me encantó como lo has hecho, felicidades hijo. Te aventaste muy bien tus clavados.Mateo, no se iba a perder ninguno de los eventos del pequeño, haría una agenda para tener todas las fechas importantes anotadas, que se dijera que su hijo, era su principal prioridad, que estaba por encima de todo y de todos.–Gracias papito – Dijo el niño, lleno de alegría.El niño, estaba seguro que poco a poco iba a lograr que sus papitos, se quedaran juntos por siempre, para toda la vida. Y todos vivirían felices en su casa, con Oriony y con Heber, para que fueran una familia completa.–Veo que sólo abrazas,
Porque la competencia era entre las escuelas de natación que estaban asociadas entre sí, habría una competencia interestatal.–Mamita bella ¿Voy a estrenar un nuevo uniforme? – Matías preguntaba emocionado – Pónmelo ahora, para que me lo vea mi papito.Él le quería mostrar todo a su papito, ahora que ya las cosas se habían calmado, porque no se había vuelto a mencionar el nombre de la mujer mala, el nombre de Leia, no había sonado por ningún lado, ni su mamita bella ni su papaíto, habían hablado de ella y eso tenía muy contento al niño.–Sí, mi amor, pero no te lo puedo poner ahora – Le aclaró Sabella – Es para el día de tu competencia, pero no te preocupes mi amor. Tu papito vendrá a verte competir.Ese sería un día muy esperado por Matías, ya muchos vendrían al evento a verlo competir y le harían muchas porras para animarlo. Pero sobre todo, al niño le gustaba que solo estarían las personas que él quería, no invitados desagradables.–También vendrán los abuelos – Matías, saltaba emo
Los niños, muy desenvueltos al ver a Matías corrieron hacia él y lo tomaron de la mano. Por lo que Sabella accedió a que fuera a subirse a los juegos con los otros niños, mientras ella y Mateo, terminaban su helado y los veían desde lejos. Notaban la alegría del pequeño.–Todo esto podríamos vivirlo por siempre, Sabella – Mateo tomó su mano – Aún no es demasiado tarde y lamento si te he insistido tanto. Entre más conozco de nuestro hermoso, hijo, más lamento y maldigo el no haber sabido antes que él existía.Por todas las cosas que él se había perdido, porque si ahora, estaba maravillado de todo lo que se había enterado, el haberlo vivido junto a ella, hubiera sido una locura, ver todos los estudios que le habían realizado a su precioso hijo, tan pequeño y tan grande a la vez.–Lo siento Mateo, ya por favor basta – Sabella dijo muy seria – Ya no quiero que toquemos más ese tema, no puede ser nada entre nosotros. No quiero que me sigas diciendo lo mismo, no hay una solución.Claro, nin
–Se ve muy rica tu paleta, mi amor – Le dijo Sabella – Pero, prométeme que la comerás ya mañana, que ahora que lleguemos a casa, te tienes que bañar y tenemos que cenar.El niño sabía que antes de la cena no podía comer ninguna clase de golosinas, que primero debía comer algo sano, para después poder disfrutar de algún dulce.–Sí mamita bella, mañana me la comeré. Heber, ¿Viste que mi papito bello vino a verme entrenar? – El pequeño le hizo plática a Heber – Dijo que nado muy bonito y le gustó verme lanzarme al agua.Para Matías, eso representaba un avance en su plan de juntar a sus padres, el que su mamita bella, invitara a su a papito, quería decir que ella lo quería mucho y que su papito quería a su mamita.–Sí me di cuenta, mi niño – Respondió, Heber – Yo te veré con mis propios ojos el día de tu competencia y también vendrá Oriony. Todos queremos verte nadar.El desarrollo que ha vivido Matías, los miembros de la familia lo habían visto de cerca, por lo que estaban acostumbrados
Estaba encantado de tener a su papito, en su habitación, le pediría a su mamita bella, que le consiguiera muchos libros, para cuando su papi viniera, le leyera uno cada día.–Tienes que leerlo todo papito, es un cuento pequeño y así mientras lo lees me da sueño – Matías le explicó a su padre, cómo debía leerle el cuento – Acuéstate a mi lado papito, por favor.Así le hacía su mami, cuando le tocaba leerle un cuento, pero ahora era el turno de su papi y debía hacer lo mismo que su mamita.–Sí hijo.Mateo se acostó al lado de Matías y lo abrazó, ya que ambos estaban cómodos, se puso a leer el cuento, notando como el pequeño Matías, se emocionaba con todo lo que Mateo le iba leyendo. Además este, iba cambiando el tono de voz con cada personaje, y al niño le gustaba como le iba relatando que pasaba en el cuento.Mateo a su vez, se sentía muy bien de estar haciendo eso con su hijo, el tenía muchos planes con el pequeño que, aunque ya Sabella le había dicho que no se darían una nueva oportu
–Claro Sabella, la madre de nuestro pequeño eres tú y yo, ya te había dicho después de que nos diera este susto hoy, que te concedo que tú busques el momento adecuado para hablar con Matías, nadie lo conoce ni lo conocerá mejor que tú – Admitió Mateo – Así que solo quiero decirte gracias, por ayudarme a que hables con él. Te hará más caso a ti que a mí, es con quién ha estado toda su vida.Mateo se sentía muy mal, ya no había marcha atrás y Sabella, ya estaba dispuesta a hablar con el pequeño para que accediera a tener una relación con Leia, o por lo menos que aceptara que su papi tenía una novia, no podía hacerse otra cosa y él tampoco quería ya verse muy insistente. Pues ya le había rogado lo suficiente como para que ella lo pensara mejor.Ya no quería presionar más las cosas y, además, ahora que estaban por fin llevándose un poco mejor, se tenía que resignar a tener una amistad con la mujer que amaba, pues ella no lo quiso aceptar y tal vez podía ser mejor así, respetaba su decisió