Los niños, muy desenvueltos al ver a Matías corrieron hacia él y lo tomaron de la mano. Por lo que Sabella accedió a que fuera a subirse a los juegos con los otros niños, mientras ella y Mateo, terminaban su helado y los veían desde lejos. Notaban la alegría del pequeño.–Todo esto podríamos vivirlo por siempre, Sabella – Mateo tomó su mano – Aún no es demasiado tarde y lamento si te he insistido tanto. Entre más conozco de nuestro hermoso, hijo, más lamento y maldigo el no haber sabido antes que él existía.Por todas las cosas que él se había perdido, porque si ahora, estaba maravillado de todo lo que se había enterado, el haberlo vivido junto a ella, hubiera sido una locura, ver todos los estudios que le habían realizado a su precioso hijo, tan pequeño y tan grande a la vez.–Lo siento Mateo, ya por favor basta – Sabella dijo muy seria – Ya no quiero que toquemos más ese tema, no puede ser nada entre nosotros. No quiero que me sigas diciendo lo mismo, no hay una solución.Claro, nin
–Se ve muy rica tu paleta, mi amor – Le dijo Sabella – Pero, prométeme que la comerás ya mañana, que ahora que lleguemos a casa, te tienes que bañar y tenemos que cenar.El niño sabía que antes de la cena no podía comer ninguna clase de golosinas, que primero debía comer algo sano, para después poder disfrutar de algún dulce.–Sí mamita bella, mañana me la comeré. Heber, ¿Viste que mi papito bello vino a verme entrenar? – El pequeño le hizo plática a Heber – Dijo que nado muy bonito y le gustó verme lanzarme al agua.Para Matías, eso representaba un avance en su plan de juntar a sus padres, el que su mamita bella, invitara a su a papito, quería decir que ella lo quería mucho y que su papito quería a su mamita.–Sí me di cuenta, mi niño – Respondió, Heber – Yo te veré con mis propios ojos el día de tu competencia y también vendrá Oriony. Todos queremos verte nadar.El desarrollo que ha vivido Matías, los miembros de la familia lo habían visto de cerca, por lo que estaban acostumbrados
Estaba encantado de tener a su papito, en su habitación, le pediría a su mamita bella, que le consiguiera muchos libros, para cuando su papi viniera, le leyera uno cada día.–Tienes que leerlo todo papito, es un cuento pequeño y así mientras lo lees me da sueño – Matías le explicó a su padre, cómo debía leerle el cuento – Acuéstate a mi lado papito, por favor.Así le hacía su mami, cuando le tocaba leerle un cuento, pero ahora era el turno de su papi y debía hacer lo mismo que su mamita.–Sí hijo.Mateo se acostó al lado de Matías y lo abrazó, ya que ambos estaban cómodos, se puso a leer el cuento, notando como el pequeño Matías, se emocionaba con todo lo que Mateo le iba leyendo. Además este, iba cambiando el tono de voz con cada personaje, y al niño le gustaba como le iba relatando que pasaba en el cuento.Mateo a su vez, se sentía muy bien de estar haciendo eso con su hijo, el tenía muchos planes con el pequeño que, aunque ya Sabella le había dicho que no se darían una nueva oportu
–Claro Sabella, la madre de nuestro pequeño eres tú y yo, ya te había dicho después de que nos diera este susto hoy, que te concedo que tú busques el momento adecuado para hablar con Matías, nadie lo conoce ni lo conocerá mejor que tú – Admitió Mateo – Así que solo quiero decirte gracias, por ayudarme a que hables con él. Te hará más caso a ti que a mí, es con quién ha estado toda su vida.Mateo se sentía muy mal, ya no había marcha atrás y Sabella, ya estaba dispuesta a hablar con el pequeño para que accediera a tener una relación con Leia, o por lo menos que aceptara que su papi tenía una novia, no podía hacerse otra cosa y él tampoco quería ya verse muy insistente. Pues ya le había rogado lo suficiente como para que ella lo pensara mejor.Ya no quería presionar más las cosas y, además, ahora que estaban por fin llevándose un poco mejor, se tenía que resignar a tener una amistad con la mujer que amaba, pues ella no lo quiso aceptar y tal vez podía ser mejor así, respetaba su decisió
Mateo abrió el primer álbum y vio la primera foto de su hijo con vida, en la que estaba en un cunero en el hospital, le entró una ternura única y sentía ganas de abrazar a ese pequeño, en ese momento en el que lamentablemente no estuvo presente, pero estaba teniendo la dicha de poder ver esos recuerdos.–Que pequeño y hermoso era nuestro hijo, Sabella – Dijo Mateo en voz alta llamando la atención de Sabella, quién se sentó a su lado – Estaba muy colorado de la cara, eso sí.Matías, en esas fotos se veía muy tierno, Mateo cerró los ojos y se puso a pensar, de cómo hubiera sido si él, hubiera tenido la dicha de haberlo tomado en sus brazos en cuanto nació, si hubiera tenido la dicha de cortar su cordón umbilical, de haber estado presente en el nacimiento de su primogénito, suspiró y su corazón se le hizo chiquito.–Sí era hermoso desde el primer momento en que lo tuve en mis brazos – Sabella recordó aquello – Eso sí, que lloró apenas lo abracé y estaba más rojo que nada, eso no se le qu
Al día siguiente muy temprano, después de dejar al pequeño Matías en la escuela, Mateo pasó a su oficina a ver unos asuntos que tenía pendientes con Aldo, que lo estaba esperando solo para que firmara unos contratos muy importantes y después al desocuparse salió rumbo a la casa de sus abuelitos.Tenía que verlos y decirles personalmente las cosas, pues entre más pronto los pusiera bien al tanto de la competencia de Matías, más probabilidades había que ellos dispusieran de su tiempo para estar libres para la competencia de su bisnieto, aunque el abuelo ya no asistía a la empresa muy seguido estaba al pendiente de todo.Les compró unas rosas hermosas a su abuela y a su abuelo una caja de dulces que tanto le gustaban. Al llegar a casa de sus abuelos, ya lo esperaba su abuela con los brazos abiertos, como siempre que los iba a visitar, ella lo esperaba casi siempre detrás de la puerta.–Abuela, ¿cómo estás? no puedo creer que, sigues escuchándome llegar antes de hacerlo – Mateo estaba sor
–Hola abuelo, reina sí que lo es – Mateo estaba fascinado con la perrita – A Matías le encantará, no puedo creer que ya la tengas aquí. Pero como me ha dicho mi abuela, tengo que hablar con Sabella, para saber si ella está de acuerdo en tener una mascota en su casa. No quiero que Matías se encariñe con Queen y que Sabella, no lo deje tenerla, eso le rompería el corazón.Pero el recordaba que Sabella, le había dicho que no había problemas, porque aceptaba un cachorro para el niño, pero no estaba de más preguntarle de todos modos.–No te preocupes hijo, tu abuela y yo tenemos todo pensado – Explicó su abuelo – Sí Sabella, no quiere tener a la hermosa Queen en su casa, nosotros la tendremos aquí y cada que venga nuestro bello bisnieto, podrá convivir aquí a sus anchas con su mascota, así no sufre por no poder tener a su cachorro.–Gracias por pensar en él, le hará muy feliz. He notado que, a mi hijo, le gustan mucho los animalitos, siempre quiere darles de comer a los pájaros y a todos l
–Tiene a quién salir – Mi abuelo, se acordó de mí – Tú, también eras un genio Mateo varias veces, nos hiciste ir a pasar puros corajes a tus escuelas, porque no te querías integrar en los trabajos en equipo diciendo, que no harías el trabajo por tus demás compañeros, menos mal que te corregiste, eras terrible.–No abuelo, yo era genio, pero mi hijo es algo diferente – Mateo explicaba a sus abuelos – El ve cosas, como un adulto a su corta edad, se anticipa a reacciones, es de pensamiento muy veloz y sabe lo que piensan o actúan las personas antes que esto se presente.Los abuelos de Mateo, sonreían al escuchar a Mateo hablar del pequeño Matías, eso no era novedad, varios genios eran parte de la familia, pero entre más les decía Mateo de su bisnieto, ambos se convencían que Matías era un caso excepcional. Siguieron comiendo su desayuno y cuando lo terminaron y el abuelo se salió con un amigo suyo a dar su caminata después del almuerzo.Aria tuvo de nuevo tiempo para hablar con su nieto.