–Me parece bien – Accedió Sabella – Me daría mucho gusto que, compartan más y que tú Mateo, lo lleves a la escuela. Yo ya he tenido ese privilegio muchos años, te toca a ti tenerlo ahora. Pero por favor Matías, quiero que te comportes, hijo.Sabella le estaba dando una pronta solución a la petición de Mateo, pues estaba en todo su derecho a pedirlo, y para que viera Matías que estaba en plena disposición, ya estaba resulto.–Si mamita bella, te amo – Matías corrió a abrazar a Sabella – Ya me voy a portar bien, pero no me han dicho nada de lo que les he pedido antes ¿Cuándo vendrá mi papito a vivir con nosotros?Sabella y Mateo se miraron con terror, ellos pensaban que, con el paso de los días, esa pregunta hecha por su pequeño hijo, iba a quedar rezagada en el olvido, pero por el contrario Matías, parecía no querer quitar el dedo del renglón y era lógico, él quería vivir con sus padres juntos, como la mayoría de los niños de su edad. No solamente ver a su padre dos veces al día.Lo qu
–Sí, mi amor – Sabella quiso hacer razonar a Matías – Tienes que darle la oportunidad a la novia de tu papá. Ustedes tendrán que convivir y no digo que la aceptes como tu madrastra. Puedes verla como una amiga y llevarte bien con ella, ¿No lo harías por la felicidad de tu papito?A Mateo, le agradaron las palabras de Sabella, sabía que ella estaba sufriendo también, pero las palabras que estaba diciendo eran por el bien de Matías, al casarse, Mateo con Leia, el niño iba a pasar directamente a ser el hijastro de Leia, pero el planteamiento de Sabella era más razonable, tratándose de la forma en como Matías, se había referido.–No, no lo haría – Declaró Matías lleno de ira – No quiero a esa mujer de la que hablan, ya la vi, es vieja, espantosa, es una bruja como las que salen en los programas de terror y tiene ojos de serpiente. Ni me lleven con ella, le haré majaderías y no la quiero ver, no quiero tratar con la mujer que me está quitando a mi papá, la odio, la odio, la odio, la odio,
–Ella no me quiere, ella es una bruja – Gritó Matías – No me quiere por ser hijo de mi mamita bella, no la veré y no la veré y no la veré y si me obligas a verla me voy a escapar y me voy a perder y si me pasa algo tú tendrás la culpa. Me abandonas y ahora quieres obligarme a ver a la bruja, vete papá.Mateo, estaba asombrado de todas las cosas que estaba diciendo Matías, eso no era posible, cómo podía el niño, pensar algo así, Leia, estaba dispuesta a entablar una amistad con el niño y este ya se había hecho una idea sin fundamento de lo que era ella. Eso era lo que pensaba Mateo.–Suelta a mi hijo, Mateo – Gritó Sabella tomando a Matías en brazos – Vete, por favor.Sabella, nunca había tratado a su hijo, así y no permitiría que Mateo, lo lastimara, pues lo estaba tomando de una manera muy fuerte, esto no se lo iba pasar.–Sabella, no compliques más las cosas – Le pedía Mateo – No podemos dejar que Matías se porte así. Este será entonces el primero de muchos de sus berrinches y tú, e
Al día siguiente, luego de todo lo que pasó en torno a las rabietas de, Matías. Mateo llegó por sorpresa a la casa de Sabella muy temprano, para llevar a su pequeño hijo a la escuela como lo habían acordado, antes que todo el problema se suscitara. Oriony le dio entrada a Mateo en la casa y Sabella lo miró un tanto a la defensiva.–Hola, buenos días, Sabella, buenos días, mi niño precioso – Saludó Mateo educadamente – Lamento llegar tan temprano, pero no quería llegar tarde para llevar a Matías, a la escuela.Mateo se había apresurado a salir temprano de su casa, para que no hubiera inconvenientes, aunque no era muy factible que se encontrara un embotellamiento a esas horas de la mañana, pensó que era mejor prevenir. También porque no sabía cuál era su posición en este día, para lo que habían acordado.Sabella lo miró algo extrañada, ya habían quedado que lo esperarían para que él, el día de hoy se encargara de llevar a Matías, a la escuela, ella no iba a faltar a su palabra, si era l
Sabella y Oriony se quedaron paradas en la entrada de la casa, diciéndole adiós a un sonriente Matías que, se despedía felizmente a bordo del auto de su padre. Él iba acomodado en la silla para niños, que Mateo había instalado en el auto. Que le había parecido lo más adecuado a Sabella, pues así su hijo, iba protegido.Ellas entraron a casa y se pusieron cada una a lo suyo, pero Oriony no pudo evitar preguntar a Sabella, sobre lo ocurrido el día anterior, ahora que ambas se encontraban solas. Oriony, sabía que en algún momento Sabella, le tendría que decir lo que había ocurrido, pero al ver que ya se habían ocupado en varios asuntos y estaba pasando el tiempo, le pudo más la curiosidad que le preguntó por el hecho.–Mi niña, ayer, nuestro pequeño Matías, estaba muy alterado ¿Quieres contarme que pasó? – Oriony, se preocupaba mucho por su niño – Por favor, no me mientas, hija. Sé que nuestro pequeño está sufriendo y que por algo, no quería irse con su padre a la escuela.Sabella no pod
Él se bajó y se cuidó de no ser visto por nadie de la empresa de Mateo y se escapó. Ya que se encontró en la calle, se las ingenió para llamar a Heber para que fuera a encontrarlo, pero le pidió que lo hiciera rápido y que no le dijera nada a su mamita bella, que él le explicaría todo pero que ahora tenía que venir por él para llevarlo a la escuela.–Todo está saliendo bien, así que cuando ese señor, venga a buscarme, ya no me encontrará por ningún lado – Pensó Matías – Él no me iba a engañar, yo no soy ningún tonto.Heber era uno de los que siempre consentían mucho a Matías y pensó que no era bueno hacer nada que el pequeño no quisiera, su prioridad era ir por él y llevarlo a un lugar seguro, a la escuela pues al haber recibido su llamada, supo que Matías se encontraba sólo en la calle y debía actuar lo más rápido posible, se lamentaría si algo le llegara a pasar a joven Matías.Matías se alejó caminando hasta dónde quedó de esperar a Heber y cuando estuvo a salvo en el auto con él,
Heber permaneció un rato en lo que Matías se unió a la fila de niños que entraban a la escuela y esperó hasta que lo vio entrar y cerraron la puerta de entrada. No se podía exponer a que Matías volviera a escaparse y ahora sí que Sabella, se le iba a enojar a él, sabiendo que él lo llevó a la escuela y que de ahí se escapó.Estuvo a punto de llamar a Sabella para avisarle que él recogió al pequeño de la calle y lo llevó a la escuela, pero se detuvo de hacerlo para no traicionar la confianza que el niño puso en él. Además, no veía la necesidad, el pequeño Matías ya se encontraba en la escuela y en este asunto nada había pasado a mayores.Por lo que Heber, tomó la decisión de seguir con lo que le habían pedido que hiciera y que se había desviado para poder ir por Matías, así que siguió con su día normal, como si no hubiera pasado nada.Mateo salió de la oficina con un poco de prisa, se terminó demorando un poco pues un cliente se lo encontró ahí dentro y se puso a platicar con él, ahora
Eso había sido una amenaza y como tal, Sabella se lo hizo saber, ella no se iba a tentar el corazón, porque sí ocurría una vez podría ocurrir otras veces y Matías al sentirse presionado iba a volver a escapar, no había que pensarlo mucho, el ingenio del niño dejaba a más de dos, con la boca abierta.Mateo, se sintió agredido de inmediato y él buscaba una solución no que todas las piedras cayeron sobre él, porque el niño lo había desobedecido y esa era una falta de respeto hacía su él. Matías estaba acostumbrado a salirse con la suya todo el tiempo. Eso ya le había quedado claro al propio Mateo, pues apenas iba conociendo los alcances de su hijo.–En lugar de estarme reclamando eso ahora, Sabella, sal y ayúdame a buscarlo por tu lado – Mateo le dijo exasperado – Lo encontraremos más fácil si lo salimos a buscar los dos.Sabella estaba exasperada, pero supo que, en las palabras de Mateo, había, aunque fuera un poco de razón e iba a ser más fácil que ella saliera por su lado a buscar al