Matías contemplaba la ventana, con una expresión de melancolía. Le dolía en el alma lo que había ocasionado en la escuela, porque esa no era su forma de actuar habitualmente, pero por otro lado estaba feliz porque se salió con la suya de ver a Mateo, aunque no habían salido las cosas como esperaba.Su mente pequeña pero brillante, así como su gran intuición, le decían a Matías que estaba contra el tiempo y que, si no hacía algo rápido para unir a sus papitos, esa posibilidad, se perdería para siempre. Oriony se acercó por la espalda a Matías, le dio un abrazo lleno de ternura y le hizo un poco de cosquillas, haciendo que el pequeño, quitara su cara larga.–Mi niño Matías, ya está lista la comida – Oriony le decía tiernamente al rey de la casa – Por favor, ven para que comas algo. No quiero que estés triste, ¿Quieres platicarle a Oriony tu sentir?Oriony creía saber todo lo que pasaba por esa mente, lo conocía tanto como si ella lo hubiera traído al mundo, su pobre niño, no debía estar
Sabella le agradecía todos los esfuerzos que hacía Oriony, para mantener a Matías, un poco más relajado, porque la tensión se notaba en el ambiente, se notaba a simple vista. –Gracias Oriony – Sabella le sonrió – Si necesitamos de algo más, te aviso.Ya estaban prontos a terminar la comida, se acercaba la hora de la reunión familiar, era inminente, aquí se iban a saber los motivos de la rabieta del niño, pues ahora se estaba comportando como siempre, como si no hubiera pasado nada.–Claro que sí, mi niña – Oriony se retiró.Matías, Sabella y Mateo, terminaron de comer el postre y una vez que lo hicieron, se fueron al estudio de Sabella, dónde iban a tener la privacidad para poder hablar muy seriamente del asunto. Mateo se sentó al lado de su pequeño hijo y Sabella estaba sentada frente a ambos, su estudio era grande y contaba con unos sillones muy cómodos, pero esta vez, la plática sería más formal.Mateo, sabía que Sabella, por ser quién más tiempo había estado sola y encargada del
–Me parece bien – Accedió Sabella – Me daría mucho gusto que, compartan más y que tú Mateo, lo lleves a la escuela. Yo ya he tenido ese privilegio muchos años, te toca a ti tenerlo ahora. Pero por favor Matías, quiero que te comportes, hijo.Sabella le estaba dando una pronta solución a la petición de Mateo, pues estaba en todo su derecho a pedirlo, y para que viera Matías que estaba en plena disposición, ya estaba resulto.–Si mamita bella, te amo – Matías corrió a abrazar a Sabella – Ya me voy a portar bien, pero no me han dicho nada de lo que les he pedido antes ¿Cuándo vendrá mi papito a vivir con nosotros?Sabella y Mateo se miraron con terror, ellos pensaban que, con el paso de los días, esa pregunta hecha por su pequeño hijo, iba a quedar rezagada en el olvido, pero por el contrario Matías, parecía no querer quitar el dedo del renglón y era lógico, él quería vivir con sus padres juntos, como la mayoría de los niños de su edad. No solamente ver a su padre dos veces al día.Lo qu
–Sí, mi amor – Sabella quiso hacer razonar a Matías – Tienes que darle la oportunidad a la novia de tu papá. Ustedes tendrán que convivir y no digo que la aceptes como tu madrastra. Puedes verla como una amiga y llevarte bien con ella, ¿No lo harías por la felicidad de tu papito?A Mateo, le agradaron las palabras de Sabella, sabía que ella estaba sufriendo también, pero las palabras que estaba diciendo eran por el bien de Matías, al casarse, Mateo con Leia, el niño iba a pasar directamente a ser el hijastro de Leia, pero el planteamiento de Sabella era más razonable, tratándose de la forma en como Matías, se había referido.–No, no lo haría – Declaró Matías lleno de ira – No quiero a esa mujer de la que hablan, ya la vi, es vieja, espantosa, es una bruja como las que salen en los programas de terror y tiene ojos de serpiente. Ni me lleven con ella, le haré majaderías y no la quiero ver, no quiero tratar con la mujer que me está quitando a mi papá, la odio, la odio, la odio, la odio,
–Ella no me quiere, ella es una bruja – Gritó Matías – No me quiere por ser hijo de mi mamita bella, no la veré y no la veré y no la veré y si me obligas a verla me voy a escapar y me voy a perder y si me pasa algo tú tendrás la culpa. Me abandonas y ahora quieres obligarme a ver a la bruja, vete papá.Mateo, estaba asombrado de todas las cosas que estaba diciendo Matías, eso no era posible, cómo podía el niño, pensar algo así, Leia, estaba dispuesta a entablar una amistad con el niño y este ya se había hecho una idea sin fundamento de lo que era ella. Eso era lo que pensaba Mateo.–Suelta a mi hijo, Mateo – Gritó Sabella tomando a Matías en brazos – Vete, por favor.Sabella, nunca había tratado a su hijo, así y no permitiría que Mateo, lo lastimara, pues lo estaba tomando de una manera muy fuerte, esto no se lo iba pasar.–Sabella, no compliques más las cosas – Le pedía Mateo – No podemos dejar que Matías se porte así. Este será entonces el primero de muchos de sus berrinches y tú, e
Al día siguiente, luego de todo lo que pasó en torno a las rabietas de, Matías. Mateo llegó por sorpresa a la casa de Sabella muy temprano, para llevar a su pequeño hijo a la escuela como lo habían acordado, antes que todo el problema se suscitara. Oriony le dio entrada a Mateo en la casa y Sabella lo miró un tanto a la defensiva.–Hola, buenos días, Sabella, buenos días, mi niño precioso – Saludó Mateo educadamente – Lamento llegar tan temprano, pero no quería llegar tarde para llevar a Matías, a la escuela.Mateo se había apresurado a salir temprano de su casa, para que no hubiera inconvenientes, aunque no era muy factible que se encontrara un embotellamiento a esas horas de la mañana, pensó que era mejor prevenir. También porque no sabía cuál era su posición en este día, para lo que habían acordado.Sabella lo miró algo extrañada, ya habían quedado que lo esperarían para que él, el día de hoy se encargara de llevar a Matías, a la escuela, ella no iba a faltar a su palabra, si era l
Sabella y Oriony se quedaron paradas en la entrada de la casa, diciéndole adiós a un sonriente Matías que, se despedía felizmente a bordo del auto de su padre. Él iba acomodado en la silla para niños, que Mateo había instalado en el auto. Que le había parecido lo más adecuado a Sabella, pues así su hijo, iba protegido.Ellas entraron a casa y se pusieron cada una a lo suyo, pero Oriony no pudo evitar preguntar a Sabella, sobre lo ocurrido el día anterior, ahora que ambas se encontraban solas. Oriony, sabía que en algún momento Sabella, le tendría que decir lo que había ocurrido, pero al ver que ya se habían ocupado en varios asuntos y estaba pasando el tiempo, le pudo más la curiosidad que le preguntó por el hecho.–Mi niña, ayer, nuestro pequeño Matías, estaba muy alterado ¿Quieres contarme que pasó? – Oriony, se preocupaba mucho por su niño – Por favor, no me mientas, hija. Sé que nuestro pequeño está sufriendo y que por algo, no quería irse con su padre a la escuela.Sabella no pod
Él se bajó y se cuidó de no ser visto por nadie de la empresa de Mateo y se escapó. Ya que se encontró en la calle, se las ingenió para llamar a Heber para que fuera a encontrarlo, pero le pidió que lo hiciera rápido y que no le dijera nada a su mamita bella, que él le explicaría todo pero que ahora tenía que venir por él para llevarlo a la escuela.–Todo está saliendo bien, así que cuando ese señor, venga a buscarme, ya no me encontrará por ningún lado – Pensó Matías – Él no me iba a engañar, yo no soy ningún tonto.Heber era uno de los que siempre consentían mucho a Matías y pensó que no era bueno hacer nada que el pequeño no quisiera, su prioridad era ir por él y llevarlo a un lugar seguro, a la escuela pues al haber recibido su llamada, supo que Matías se encontraba sólo en la calle y debía actuar lo más rápido posible, se lamentaría si algo le llegara a pasar a joven Matías.Matías se alejó caminando hasta dónde quedó de esperar a Heber y cuando estuvo a salvo en el auto con él,