Capítulo 7. El encuentro Matías se encontraba en su cuarto de juegos, él sabía que hoy conocería en persona a su padre, pero todo lo habia tomado con tranquilidad, a su mamá era a la que notaba preocupada, de seguro su mamita creía que no iba a venir el hombre. Él no estaba preocupada por eso, siempre habían sido él, su mamita y Oriony. –Mami, me puedes dar una galleta de las de Oriony. – pidió el niño como muchas veces lo había hecho. –Claro que sí, mi amor, voy por ella. – Sabella lo dejó solo. Matías al ver que su mamita lo dejaba en su cuarto, buscó esa caja que contenía el barco a escala que habia pedido la navidad pasada, ese era que el armaría el día de hoy, tal vez el hombre no pudiera venir y eso lo entretendría por mucho tiempo, así que sacó todas las partes y las fue ordenando. Era un niño demasiado inteligente, le gustaba dedicarle toda su atención a lo que hacía. –Sabella. Hija cálmate por favor. – Oriony trató de tranquilizarla. –No puedo Oriony, si Mateo no llega,
Capítulo 8. El rechazo – ¿Podemos pasar al comedor?, ya está lista la comida. – Dijo Oriony para evitar otro enfrentamiento. Para esa ocasión Matías habia pedido, unos gyros de pollo, sus favoritos, pasaron a lavarse las manos y Mateo no dijo nada, él tenía pensado en invitarlos a comer fuera, tal vez este era al motivo porqué su hijo estaba tan reticente a que él estuviera presente, no quería salir de su casa, lo entendía, él a esa edad solo quería estar con el abuelo. –No mami, yo quiero una silla grande. – Matías se refería a las sillas donde ella y Mateo se iban a sentar. –Claro que sí, mi vida. – Le dijo Sabella. Sabella no le negaba nada a su hijo, a medida que él se daba cuenta de que podía hacer sus cosas por él mismo, buscaba la manera de hacérselo saber a su madre, eran muy pocas las veces que pedía ayuda, era demasiado independiente para su edad, pero ella no había podido hacer nada. Por más que ella pensara que se podía hacer daño. Oriony, cambió la silla donde siemp
Capítulo 9. InstintoMateo estaba todavía asimilando lo que le había dicho Sabella, no quería hacer un problema de esto y que su hijo estuviera involucrado en juzgados y cosas por el estilo. Así que esperaría un rato más para comunicarse nuevamente con ella. Aun que él se había enterado hacía muy poco de la existencia de su hijo, hasta aquel momento había podido pensar en el futuro. Y su futuro era poder convivir con su hijo el tiempo que ella estableciera prudente.Tomó el teléfono y marcó directamente a la casa de Sabella y de Matías, se dirigió hacia la entrada del jardín, ahí mismo mandaría a construir un área de juego al aire libre. Él solo pensaba en crear un vínculo con su hijo, mientras Sabella se imaginaba cosas muy diferentes. Con su expresión tan fiera en esa última conversación, bien podía decirse que estaba en total desacuerdo con que siguiera viendo al hijo de los dos.– Buenas tardes, casa Domit, ¿En qué le puedo ayudarle? – Dijo Oriony al contestar la llamada.Sabella
Capítulo 10. Investigador privado La tarjeta estaba en su cartera, solo tenía que sacarla y ponerse en contacto con el detective, que tenía su sede en Fira, Mateo no había querido recurrir a eso, pero Sabella no le dejaba otra alternativa, si no había querido por las buenas, tendría que aceptarlo por las malas. Las leyes favorecían a ambos padres por igual, no estaba actuando fuera de la ley, si iba a buscar a su hijo a la escuela. No lo pensó más. Sacó la tarjeta y marcó el número. –Buenas noches, estoy a sus órdenes. – Contestó el detective de inmediato. Mateo formaba parte de sus clientes más frecuentes. Por eso nunca lo hacía esperar, sus encargos los atendían a la brevedad, su red de investigadores trabajaban las 24 horas del día así que no había que preocuparse por eso. El mundo de Mateo, estaba bajo control, no permitía que fuera de otro modo. Pensaba que si se estaba fuera de control, eso estaba asociado a la confusión y al caos y en su mundo cada cosa llevaba un orden, no
Capítulo 11. La cita Al llegar a la ciudad, se dirigieron a la casa que siempre estaba a su disposición, a Sabella no le gustaba quedarse en hoteles, era más probable que se dieran cuenta de que estaba en la ciudad, los amigos a los que había dejado, seguro la llamarían para reprocharle su ausencia. Sabella no quería estar dando explicaciones, con el tiempo sabrán de ella, pero no ahora.–Oriony, estaré ocupada con Ares, – Aseguró Sabella. – Matías quiere que lo lleve a conocer la ciudad, pero me temo que esta vez no podré.La voz de Sabella sonó un tanto afligida, le había prometido a Matías, que en este viaje si lo llevaría a conocer todos los sitios importantes de la gran ciudad, pero no todo estaba perdido, Oriony tenía una idea.–No te preocupes, yo lo llevaré. – Le dijo Oriony.–En cuanto me desocupe, los llamo para saber dónde están y continuar con el recorrido.No se quería perder de las experiencias de su hijo, estaba muy entusiasmado con poder ir a los cinco museos más renom
Capítulo 12. Un día en la escuela El lunes amaneció con un sol esplendoroso, Mateo estaba feliz, su corazón retumbaba en su pecho, por fin iba a tener un día con su hijo sin que nadie se interpusiera, ya sabía la dirección donde el pequeño estudiaba, así que sería una sorpresa para él. Estaba todo listo, ya había hablado con la directora antes de que llegaran a la escuela. Se encontraba en su auto esperando a que todos los alumnos entraran a tomar sus clases, pero por lo visto a Matías se le había hecho tarde, no lo había visto por ningún lugar, hasta que llegó en un auto con chofer, pensaba que Sabella se encargaba de eso todas las mañanas. No quiso pensar en que la pudo mantener en casa. Sabella en casa se encontraba todavía acostada por un fuerte dolor de cabeza que había tenido desde el domingo antes de regresar, no sabía si había sido porque la presión se le había bajado, después de tomar esa copa de vino por la celebración de la adquisición y de los contratos para hacer un jue
Cuando ya Sabella se encontraba lista para acudir a las actividades de la escuela de Matías, llamó al chofer para que la llevara, esperaba que no fuera demasiado tarde, en la escuela siempre eran puntuales, pero como las actividades se iban a realizar durante todo el día, por lo menos hacer acto de presencia. Se puso unos lentes oscuros, porque estaba fotosensible a la luz, no aguantaba los rayos directos del sol. –Buenos días, señora directora, espero haber llegado a tiempo. –No se hubiera preocupado, señora Petropoulos, ya su esposo está aquí. Sabella al escuchar esas palabras casi corrió hasta el salón de clases de Matías, la joven pensó que se trataba de otra persona, que podría hasta secuestrar a su hijo, la señora directora, se quedó en su lugar, pues cree que el apuro de la señora Petropoulos, se debe a que quiere que estén juntos los tres. Sabella, al entrar al aula, los localizó y se sentó al lado de Matías. – ¿Tú que haces aquí? – Le dijo a Mateo en voz baja. Pues no qu
Sabella llegó a la casa con Matías y se fueron directo a la habitación de Oriony, sabía que ahí la iba a encontrar, porque era su horario de descanso, tocó la puerta y esta le abrió. Al verla tan alterada, su asistente la ayudó con el niño al que puso en la cama y le dio uno de sus aviones para armar. – ¿Pasa algo Sabella?, no hace mucho que te fuiste a la escuela. –Pasa mucho Oriony, al llegar allá, me encontré a Mateo en el salón de clases, pues Matías lo llamó para que él fuera en mi lugar. Oriony sabía que el joven Matías no tenía celular, y en ningún momento vio cuando Mateo le dio algún número o tarjeta para que lo pudiera contactar. Tendría una muy sería conversación con ese pilluelo. – ¿Pero todo está bien? – Se aventuró a preguntarle el ama de llaves. Sintió los ojos de Sabella encima de ella, su niña estaba demasiado alterada y eso la pondría peor, su malestar no había cedido, ya que continuaba con los lentes puestos. No le había hecho caso y no había ido a que se atendi