Sabella, después se puso a llamar a sus clientes para disculparse por el retraso con sus pedidos, explicándoles que había estado enferma y afortunadamente recibió comprensión por parte de ellos. Sabella, siempre había sido cumplida, puntual y eso hacía que la gente no se molestara con ella sino todo lo contrario, pues el haber estado hospitalizada era imposible trabajar.Ella se puso a trabajar un buen rato y cuando ya estaba armando un diseño bastante interesante para un anillo que le había pedido una de sus clientas, sonó su teléfono y ella lo tomó de inmediato con el corazón desbocado al ver que llamaban de la escuela de Matías, el solo pensar que algo le pudiera pasar a su bebé, la hacía que se volviera loca de nervios, nunca la habían llamado, por ningún motivo.Aunque siempre había una primera vez para todo, eso no dejaba de preocuparle, pues, su mente no podía visualizar que le pudo haber pasado a su pequeño, borró todo lo que pasó por su pensamiento y se levantó de su silla.–
–No entiendo sinceramente lo que me dice señora directora – Sabella se sentía fuera de lugar con todo esto, Matías siempre se había comportado bien en la escuela – Mi hijo siempre ha sido un buen estudiante y un buen alumno. Creo que para poder responder a lo que usted necesita saber, yo necesito saber lo que mi hijo ha hecho y por lo que me han pedido venir.Lo demás era cosa aparte, nadie más tenía porque enterarse de que algo estuviera pasando en su casa, era un muy mal desatino de las palabras de la señora directora, como si le estuviera pidiendo que se confesara en su presencia, una cosa era que pensara que algo relacionado con su casa le estaba afectado al niño a que le preguntara de manera abierta por eso.–Mire señora Domit – La directora recogió su cabello en una coleta – Lo que sucede es que el maestro de Matías, se quejó porque su hijo siempre es el primero en terminar de hacer las tareas, pero hoy se puso demasiado inquieto y empezó a hacer ruido, no dejó terminar a sus co
Matías sabía que se había metido en problemas porque lo que había hecho repercutiría en su conducta y sabía muy bien que la señorita directora, iba a llamar a su mamá, pero él también quería que llamar a su papito, porque era al que quería ver en realidad.Lo habían regresado al salón de clases y esta vez sí se comportó de manera normal porque ya sabía que de un momento a otro llegarían sus papás por él. Ya no quería estar en esa escuela donde pensaba que todos eran muy lentos, que no trabajaban a su ritmo y que eso le molestaba. La maestra le había entregado unas hojas donde estaba la tarea que debía realizar.–Matías, yo sé que te aburres en la clase, pero ten en cuenta que los demás niños llevan un ritmo diferente que el tuyo, por eso se demoran – La maestra trató de razonar con él. – O prefieres que te dé otras actividades.Él estaba bien así, solo que estaba aburrido y se quería ir a su casa, o a algunas de sus clases aparte de las de la escuela, pero hoy no le tocaba ninguna, se
Al salir de la escuela, ninguno de los tres había dicho nada, pues al parecer Matías, se estaba comportando como si no hubiera pasado, nada, pero muy en el fondo, el niño sabía que se había salido con la suya, pero todo tenía un costo. Sus padres no iban a dejar pasar esta, y más Sabella, que no se iba a dejar engañar por esa falsa calma por parte de su hijo.Los tres se dirigieron al auto de Mateo, así que en chofer de Sabella, nada más tuvo que seguirlos. Dentro del auto, había un silencio incomodo, las tres partes sabían que de un momento a otro la bomba iba a estallar.–A dónde nos dirigimos, Sabella, ¿vamos directo a la casa? – Preguntó Mateo.Mateo, quería ver la posibilidad de que fueran a un lugar a comer algo, para que se pudieran calmar las cosas, no sabía cómo manejar ese asunto, pues nunca había estado en una situación parecida.–Sí Mateo, vamos a la casa debemos platicar, pero tiene que ser allá – Dijo Sabella, muy seria.Sabella, no quería ir a otro lugar, porque si iban
Matías contemplaba la ventana, con una expresión de melancolía. Le dolía en el alma lo que había ocasionado en la escuela, porque esa no era su forma de actuar habitualmente, pero por otro lado estaba feliz porque se salió con la suya de ver a Mateo, aunque no habían salido las cosas como esperaba.Su mente pequeña pero brillante, así como su gran intuición, le decían a Matías que estaba contra el tiempo y que, si no hacía algo rápido para unir a sus papitos, esa posibilidad, se perdería para siempre. Oriony se acercó por la espalda a Matías, le dio un abrazo lleno de ternura y le hizo un poco de cosquillas, haciendo que el pequeño, quitara su cara larga.–Mi niño Matías, ya está lista la comida – Oriony le decía tiernamente al rey de la casa – Por favor, ven para que comas algo. No quiero que estés triste, ¿Quieres platicarle a Oriony tu sentir?Oriony creía saber todo lo que pasaba por esa mente, lo conocía tanto como si ella lo hubiera traído al mundo, su pobre niño, no debía estar
Sabella le agradecía todos los esfuerzos que hacía Oriony, para mantener a Matías, un poco más relajado, porque la tensión se notaba en el ambiente, se notaba a simple vista. –Gracias Oriony – Sabella le sonrió – Si necesitamos de algo más, te aviso.Ya estaban prontos a terminar la comida, se acercaba la hora de la reunión familiar, era inminente, aquí se iban a saber los motivos de la rabieta del niño, pues ahora se estaba comportando como siempre, como si no hubiera pasado nada.–Claro que sí, mi niña – Oriony se retiró.Matías, Sabella y Mateo, terminaron de comer el postre y una vez que lo hicieron, se fueron al estudio de Sabella, dónde iban a tener la privacidad para poder hablar muy seriamente del asunto. Mateo se sentó al lado de su pequeño hijo y Sabella estaba sentada frente a ambos, su estudio era grande y contaba con unos sillones muy cómodos, pero esta vez, la plática sería más formal.Mateo, sabía que Sabella, por ser quién más tiempo había estado sola y encargada del
–Me parece bien – Accedió Sabella – Me daría mucho gusto que, compartan más y que tú Mateo, lo lleves a la escuela. Yo ya he tenido ese privilegio muchos años, te toca a ti tenerlo ahora. Pero por favor Matías, quiero que te comportes, hijo.Sabella le estaba dando una pronta solución a la petición de Mateo, pues estaba en todo su derecho a pedirlo, y para que viera Matías que estaba en plena disposición, ya estaba resulto.–Si mamita bella, te amo – Matías corrió a abrazar a Sabella – Ya me voy a portar bien, pero no me han dicho nada de lo que les he pedido antes ¿Cuándo vendrá mi papito a vivir con nosotros?Sabella y Mateo se miraron con terror, ellos pensaban que, con el paso de los días, esa pregunta hecha por su pequeño hijo, iba a quedar rezagada en el olvido, pero por el contrario Matías, parecía no querer quitar el dedo del renglón y era lógico, él quería vivir con sus padres juntos, como la mayoría de los niños de su edad. No solamente ver a su padre dos veces al día.Lo qu
–Sí, mi amor – Sabella quiso hacer razonar a Matías – Tienes que darle la oportunidad a la novia de tu papá. Ustedes tendrán que convivir y no digo que la aceptes como tu madrastra. Puedes verla como una amiga y llevarte bien con ella, ¿No lo harías por la felicidad de tu papito?A Mateo, le agradaron las palabras de Sabella, sabía que ella estaba sufriendo también, pero las palabras que estaba diciendo eran por el bien de Matías, al casarse, Mateo con Leia, el niño iba a pasar directamente a ser el hijastro de Leia, pero el planteamiento de Sabella era más razonable, tratándose de la forma en como Matías, se había referido.–No, no lo haría – Declaró Matías lleno de ira – No quiero a esa mujer de la que hablan, ya la vi, es vieja, espantosa, es una bruja como las que salen en los programas de terror y tiene ojos de serpiente. Ni me lleven con ella, le haré majaderías y no la quiero ver, no quiero tratar con la mujer que me está quitando a mi papá, la odio, la odio, la odio, la odio,