Leia se quedó callada un momento, ante lo que acababa de decirle Mateo, no consideraba justa la postura de su prometido, era como si de pronto al hombre al que llevaba tanto tiempo esperando, ya no le interesara casarse con ella. Pues ahora que lo miraba con detenimiento, este Mateo que estaba sentado de frente a ella, no era el Mateo apasionado al que le regaló tantos hermosos momentos, durante todos los años que estuvo a su lado.Pero, no podía hacer nada, que lo pudiera alterar peor, así que decidió calmarse a ella misma primero, no podía dar un paso en falso, si pretendía con esto hacerla cambiar de opinión, estaba muy equivocado, ya se le habían pasado los años, cómo para decirle que siempre no, así que lo pensó mejor y estaba dispuesta a usar todo su poder de la manipulación.–Mateo, no tienes que decir nada de eso mi amor – Leia se puso de pie, caminó sensualmente y lo abrazó por la espalda – Es cierto, que no me merecía todo eso, pero lo aguanté ¿Sabes por qué? Porque merece l
–Gracias por entenderlo amor, pero no es solo eso lo que tengo y lo que quiero hacer – Mateo siguió hablándole del asunto – Necesito saber si, tú estarías dispuesta a conocer a mi hijo, en condiciones claro. Te lo presentaría y quisiera saber si ustedes dos pueden llevarse bien. No quiero sonar cruel, pero en caso de que no sea así, quizás no debamos casarnos. El enterarme que soy padre, lo ha colocado a él en la cima de mis prioridades y quiero saber si eso, no te molestará. Antes de saber que era el padre de mi hijo, yo solo vivía para ti y ahora que ya sé de su existencia, no puede ser así.Leia estaba luchando contra sus demonios internos, los cuales querían salir en ese momento y gritarle a Mateo, muchas cosas, reclamarle por haberse ido aquél día con ese chiquillo, perderse con él y seguramente con su madre por días y no dignarse a contactarla, entre otras cosas pero no lo hizo, porque ahora que Mateo, le había dicho que su hijo era su prioridad, en el momento que ella le reclam
Al día siguiente de lo acontecido con Mateo, las cosas en casa de Sabella volvieron a la normalidad, o eso era lo que creían ellas. Oriony se levantó temprano para atender al joven Matías para que se pudiera ir a la escuela, mientras que Sabella misma le preparaba un delicioso lunch para que su pequeño niño se llevara, lo que más le gustaba se lo había preparado.–Mamita bella, ¿No va a venir mi papito para llevarme a la escuela? – Preguntaba su pequeño niño – Por favor, llámalo y dile que venga, para que vayamos todos a la escuela.Matías estaba empezando a ponerse nervioso, su papi, no había venido a darle el beso de las buenas noches, y eso no le había gustado, no podía dejar que se fuera otra vez de sus vidas, que iba a hacer todo lo posible para que sus papitos permanecieran juntos.–Mi pequeño ángel, tu papito tiene mucho trabajo por todos los días que no asistió a la oficina, por estar con nosotros, ¿te acuerdas? – Sabella le respondió a su hijo con la verdad – Te llevaremos Or
Al llegar de regreso a casa, Sabella y Oriony se estaban preparando para hacer de desayunar. Oriony estaba consintiendo a Sabella preparando el desayuno que más le gustaba para levantar su ánimo y que eso ayudara a su recuperación, ahora más que nunca debía estar al cien por ciento.Oriony sabía mejor que nadie que a Sabella, le dolía en el alma el saber que pronto Mateo se iba a casar con su prometida, por muy fuerte que quisiera ser, por muy fuerte que quisiera aparentar delante de ella, no podía negar que sentía que moriría en vida el día que esa boda se llevara a cabo, su niña estaba sufriendo y eso no le gustaba.–Gracias Oriony, todo huele delicioso – Sabella halagaba el desayuno hecho por Oriony – No tenías que molestarte, en preparar todo esto.Oriony se estaba excediendo en las comidas, pero eso no le importaba, porque quería ver animada a Sabella, y no había ningún problema si no se acababa el desayuno, porque podía probar un poco de todo, ese había sido principalmente el mo
Sabella, después se puso a llamar a sus clientes para disculparse por el retraso con sus pedidos, explicándoles que había estado enferma y afortunadamente recibió comprensión por parte de ellos. Sabella, siempre había sido cumplida, puntual y eso hacía que la gente no se molestara con ella sino todo lo contrario, pues el haber estado hospitalizada era imposible trabajar.Ella se puso a trabajar un buen rato y cuando ya estaba armando un diseño bastante interesante para un anillo que le había pedido una de sus clientas, sonó su teléfono y ella lo tomó de inmediato con el corazón desbocado al ver que llamaban de la escuela de Matías, el solo pensar que algo le pudiera pasar a su bebé, la hacía que se volviera loca de nervios, nunca la habían llamado, por ningún motivo.Aunque siempre había una primera vez para todo, eso no dejaba de preocuparle, pues, su mente no podía visualizar que le pudo haber pasado a su pequeño, borró todo lo que pasó por su pensamiento y se levantó de su silla.–
–No entiendo sinceramente lo que me dice señora directora – Sabella se sentía fuera de lugar con todo esto, Matías siempre se había comportado bien en la escuela – Mi hijo siempre ha sido un buen estudiante y un buen alumno. Creo que para poder responder a lo que usted necesita saber, yo necesito saber lo que mi hijo ha hecho y por lo que me han pedido venir.Lo demás era cosa aparte, nadie más tenía porque enterarse de que algo estuviera pasando en su casa, era un muy mal desatino de las palabras de la señora directora, como si le estuviera pidiendo que se confesara en su presencia, una cosa era que pensara que algo relacionado con su casa le estaba afectado al niño a que le preguntara de manera abierta por eso.–Mire señora Domit – La directora recogió su cabello en una coleta – Lo que sucede es que el maestro de Matías, se quejó porque su hijo siempre es el primero en terminar de hacer las tareas, pero hoy se puso demasiado inquieto y empezó a hacer ruido, no dejó terminar a sus co
Matías sabía que se había metido en problemas porque lo que había hecho repercutiría en su conducta y sabía muy bien que la señorita directora, iba a llamar a su mamá, pero él también quería que llamar a su papito, porque era al que quería ver en realidad.Lo habían regresado al salón de clases y esta vez sí se comportó de manera normal porque ya sabía que de un momento a otro llegarían sus papás por él. Ya no quería estar en esa escuela donde pensaba que todos eran muy lentos, que no trabajaban a su ritmo y que eso le molestaba. La maestra le había entregado unas hojas donde estaba la tarea que debía realizar.–Matías, yo sé que te aburres en la clase, pero ten en cuenta que los demás niños llevan un ritmo diferente que el tuyo, por eso se demoran – La maestra trató de razonar con él. – O prefieres que te dé otras actividades.Él estaba bien así, solo que estaba aburrido y se quería ir a su casa, o a algunas de sus clases aparte de las de la escuela, pero hoy no le tocaba ninguna, se
Al salir de la escuela, ninguno de los tres había dicho nada, pues al parecer Matías, se estaba comportando como si no hubiera pasado, nada, pero muy en el fondo, el niño sabía que se había salido con la suya, pero todo tenía un costo. Sus padres no iban a dejar pasar esta, y más Sabella, que no se iba a dejar engañar por esa falsa calma por parte de su hijo.Los tres se dirigieron al auto de Mateo, así que en chofer de Sabella, nada más tuvo que seguirlos. Dentro del auto, había un silencio incomodo, las tres partes sabían que de un momento a otro la bomba iba a estallar.–A dónde nos dirigimos, Sabella, ¿vamos directo a la casa? – Preguntó Mateo.Mateo, quería ver la posibilidad de que fueran a un lugar a comer algo, para que se pudieran calmar las cosas, no sabía cómo manejar ese asunto, pues nunca había estado en una situación parecida.–Sí Mateo, vamos a la casa debemos platicar, pero tiene que ser allá – Dijo Sabella, muy seria.Sabella, no quería ir a otro lugar, porque si iban