Mateo estuvo un rato más con Leia y después, cuando la enfermera le fue a suministrar un medicamento a Leia, él, se retiró para ir a hablar con el doctor a su consultorio. A medida, que sus pasos lo acercaban más al consultorio del doctor Basil, su corazón se aceleraba más, pues temía, que le hubiera pasado algo más a Leia, mientras el estuvo ausente y de ser así, él nunca se lo podría perdonar al doctor. Eso sería el colmo, ya que nadie le había llamado para avisarle. Al llegar al consultorio del doctor Basil, él entró con paso firme y decidido y el doctor, le hizo un ademán con la mano, para que pasara y tomara asiento.–Ya estoy aquí doctor, por favor sea sincero conmigo, sobre el estado de salud de mi esposa – Pidió Mateo – Estoy con una angustia, que no es usted, ni nadie capaz de imaginar. Siento tristeza, nervios y preocupación, pues quisiera llevarme a mi esposa, lo más pronto posible.–Entiendo su angustia y su desesperación señor Petropoulos, pero la verdad, es que su esposa
Mateo, abandonó el hospital aquella noche, con el ánimo por los suelos. Se sentía devastado y como si su vida, fuera en caída libre al precipicio, como si ya nada tuviera sentido, hasta pensaba que sería mejor que fuera él, quién estuviera muriendo y no Leia, así su alma y su cuerpo ya no sentirían ningún dolor. Esperaba que, al menos, cuando hablara con su amigo Teseo, pudiera encontrar en él, a alguien que comprendiera, por todo lo que él estaba pasando.Subió a su auto y emprendió el camino a casa de su mejor amigo, en un absoluto silencio. Esa noche, no quiso ser acompañado por el radio, quería perderse en la noche y en su dolor, era como si la vida se estuviera ensañando con él. Al llegar a casa de su amigo, se bajó de su auto y tocó la puerta de la casa de Teseo, quién de inmediato le abrió y lo invitó a que pasara a su casa.–Hola Mateo, pasa por favor – Lo invitó Teseo – Te estaba esperando. Estábamos terminando de preparar la cena, Atenea y yo, por poco te encuentras a Matías
–Atenea ya basta – Exclamó Mateo y confrontó a la niña – No quiero, que vuelvas a decirle a Matías nada de mi esposa. Estás haciendo que mi hijo y yo, nos distanciemos y todo por estar con tus mentiras y si sigues así, no dejaré que lo sigas viendo ni que sean amigos.Teseo se molestó demasiado, por la actitud de Mateo con la pequeña Atenea, pues él, mejor que nadie, conocía a su hija a la perfección y sabía que ella jamás decía mentiras y si lloraba ahora, sabiendo que Mateo pensaba llevar al pequeño Matías con él a la casa en la que estaría con Leia, era porque realmente se preocupaba por su pequeño amigo y Mateo, estaba siendo además de ciego, ante las mentiras de esa mujer, también actuaba irracionalmente.–A mi hija, no le vas a decir mentirosa – Lo silenció Teseo – Serás mi mejor amigo Mateo, pero mi hija, nunca ha dicho una mentira. Además, ella y tu hijo son niños y son seres inocentes, que perciben y que sienten cosas, que nosotros no. Así que te pido, que no le vuelvas a hab
Sabella, después de estar con Evan, platicando de todo lo que estaba pasando en relación a Leia y a Mateo, se sentía con mucho pesar, por el hombre al que su corazón amaba y seguiría amando, hasta el fin de sus días. Pensaba en lo dura que es la vida y ella, tenía que arreglar las cosas con sus padres, tarde o temprano, no quería negarle a su pequeño hijo, que supiera que tiene unos abuelos, que lo amarán demasiado y a que los conozca.Tenía que resolver, lo más pronto posible ese asunto en particular, y Evan, al parecer, le leyó la mente a su mejor amiga, pues le vino con una propuesta, que no podía rechazar, su amigo pensaba que era el momento indicado para que ella hiciera las paces con sus padres, que por lo menos no quedara de ella, porque no era igual que sus progenitores y se alegraba de que solo la hubieran tenido a ella, no quería ni imaginarse, como hubiera sido la vida de sus hermanos.–Sabella, con todo esto de Leia, me quedé pensando que podemos ir a pasear el fin de sem
–Dime Evan, ¿Qué es tan grave? Para que pienses, que lo que sea que se sepa de esa mujer, yo voy a necesitar a mis padres – Cuestionó Sabella a Evan – A mí, ya sabes que no me gusta, que te calles las cosas, ya has hablado y ahora me vas a decir todo, de una vez.No la iba a tener durante tanto tiempo con la duda, ella necesitaba saber dónde estaba parada, que terreno era el que estaba pisando con respecto a toda la maldad que guardaba esa mujer en su ser, no iba a ir a estar caminando libremente por las calles sabiendo del peligro que podía correr, así que Evan tenía la obligación de decirle las cosas y no quedarse callado.–Sabella, mira ven y siéntate. Esto que he descubierto de Leia, no te lo pensaba sacar ahora, hasta que saliera a la luz, pero además de la joya de persona que ya sabemos que es Leia, esto es muy importante que lo sepas – Declaró Evan – Esa mujer, estuvo a punto de ir a la cárcel, por maltrato infantil y gracias a que el juez, era uno de sus amantes en ese entonce
Para esto, Evan, no estaba de acuerdo con la sugerencia de su amiga, lo primero que él pensaba que Mateo, haría, sería poner sobre avisos a esa arpía, y se podía escapar, de todas sus responsabilidades, huyendo del país, o convencerlo de que todo era un montaje para desacreditarla y así salirse de nuevo con las suyas, porque si lo había hecho una vez, lo podía hacer las veces que quisiera y eso nunca iba a tener fin.–Mateo, está en negación y es mejor que siga así – Dijo Evan – Si lo alertamos ahora, él puede confrontar a Leia y esa mujer, salirse con las suyas nuevamente. Tenemos que ganar, un poco más de tiempo, a que juegue a la enferma, porque también descubriré, quién le está ayudando a Leia Makris a montar esa farsa, de que su salud está fatal.Sabella, reflexionó todo lo dicho por Evan y estaba de acuerdo con su amigo, lo sentía mucho por Mateo y por lo que le esperaba, sería expuesto ante toda la sociedad de Atenas, por ser esposo de esa finísima persona que era Leia, pero el
Al día siguiente de la cena con Teseo, Mateo, se fue a recoger a Leia a primera hora al hospital, dónde ya tenían todo listo para darla de alta. Mateo hizo los trámites correspondientes y pasó a la habitación de su esposa, quería verla y darle la excelente noticia, que ya se la iban a llevar a su casa, dónde iba a poder estar más cómoda y bajo el dulce cuidado de él.Él entró a la habitación y Leia, se encontraba sentada en la cama, su apariencia, era la de una persona, que se encuentra al borde de la muerte, que si entrabas a la habitación, sentías una vibra muy fuerte, como si el alma de alguien se estuviera extinguiendo.–Hola mi amor – Mateo, saludó a Leia – Ya nos podemos ir a casa, he venido a recogerte y ya te han dado el alta.Mateo, le hablaba con tanta suavidad, como para evitar que ella se alterara, pues se juró que la iba a tratar como si de porcelana se tratara, ella estaba muy delicada y debía tener todos los cuidados, para que se mejorara.–Hola, amor – Respondió Leia –
Mateo consintió a Leia, todo ese día, cuando ella volvió del hospital, le hicieron una comida especial para él y para su esposa. Que la ayudó a comer, pues ella no era capaz de sostener los cubiertos por lo débil que se encontraba, pero eso para él no había sido ningún problema, lo haría las veces que fuera necesario.–Muchas gracias, mi amor, tenía mucha hambre, como si no hubiera comido nada en el hospital.Por fin se estaba comiendo una comida digna de ella, no las simplezas que le servían en el hospital, ya con más calma le iría diciendo a Mateo, que se le iba antojando, de la dieta que le habían prescrito, todo para su beneficio, ella no había aceptado las comidas que supuestamente debía tomar para que pareciera que de verdad la necesitaba. –Si mi amor, me di cuenta de que te lo comiste todo, le voy a pedir a las encargadas que estén muy pendientes de todo lo que se te ofrezca, veo que si te han mandado una dieta balanceada, pero no desagradable, así me puedes ir pidiendo que s