Sabella, había salido a entregar unos pedidos, pero no había ido sola, Teseo cuando había ido a dejar a su pequeña hija, para que jugara con el pequeño Matías, se había ofrecido a acompañar a Sabella, pues él más que nadie sabía que ella, en esos momentos, necesitaría hablar sobre lo que había pasado con alguien.–Gracias por acompañarme Teseo, hoy me encuentro un poco pérdida, para dar con las direcciones – Le agradecía Sabella – Espero, no estar quitándote tiempo de tu trabajo.Para ella, había sido muy oportuno que su amigo Teseo, llevara a Atenea, a su casa a que jugara con Matías, y lo distrajera por unas horas, ya que el niño se había inquietado mucho desde el día que supo que la boda de su padre, no se iba a cancelar, como él había pensado que sería.–No me agradezcas, Sabella – Respondió Teseo – Siempre, es un placer ayudarte y de mi trabajo, no te preocupes, tengo personas que me están asistiendo en el negocio. Atenea, no sabes como se puso, por querer ir a ver a Queen.Ahora
–Sabella, espero que no te moleste, pero pensé que podíamos tomarnos algo – Le dijo Teseo – Además, nuestros pequeños, están felices y entretenidos en tu casa, con Evan y con Queen.Teseo estaba en todo lo cierto, los pequeños estaban muy bien cuidados y a estas alturas ya se habían olvidado de sus supuestos problemas, que había sido el principal de Matías, hablar con su papaíto, para saber cómo estaba y si no le había hecho nada la bruja del cuento.–Gracias Teseo, por supuesto que nos podemos tomar algo – Sabella se sentía aliviada – Me has leído el pensamiento, no quiero estar mucho en casa, porque Matías, me notará lo mal que me encuentro y no quiero preocupar a mi pequeño.El niño, tenía una intuición súper desarrollada, nada se le escapaba y él sabía que su mamita bella, había estado trabajando mucho los últimos días, tanto así que se le olvidaban las cosas, pero él sabía muy bien por qué había sido todo eso, pero ya no quiso mortificar a su mamita, había dejado que se fuera sol
–Ese ya es problema de Mateo – Sabella fingió indiferencia – Pero, me preocupa, que esa mujer, quiera hacerle algo a mi hijo. Eso sí, que no lo pienso permitir, pues si llega a cometer algo contra mi Matías, no me importará nada y le daré yo misma su merecido.Sabella, se iba a volver una leona por defender a su precioso hijo, no dejaría que nunca nadie le pusiera una mano encima o que lo dañara de alguna forma, los niños no se tocaban por ninguna razón, eso estaba escrito por ley. Cualquier abuso en contra de los niños, era castigado con la cárcel.–Y yo te apoyaría, uno por los hijos, hace lo que sea Sabella, si alguien se metiera con mi hija, yo no descansaría hasta ver que esa persona, pague por lo que le haga a mi pequeña – Dijo Teseo – Mi Atenea, es la luz de mi existir, no sabes todo lo que hemos pasado juntos. En eso nos parecemos mucho, tú y yo.A ningún padre le gustaba que sus hijos fueran lastimados y entre Sabella y Teseo, se podían unir para quitarle la máscara a esa mal
Afortunadamente Teseo había encontrado lugar en la academia de natación, para inscribir a su pequeña Atenea y ya con el asunto ese resuelto. Los dos volvieron a casa de Sabella y cuando llegaron, se encontraron con una gran sorpresa, que a ambos los tomó desprevenidos y fue Heber, quién se acercó a darles una explicación.–Señor Teseo, es que el joven Evan, trajo un cachorro para su hija, Oriony y yo, no tuvimos nada que ver, no pudimos hacer nada para detenerlos – Explicaba Heber – Cómo pueden ver, es igual que Queen, pero es un machito.Tendría que hablar seriamente con Evan, porque ahora estaba comprometiendo a Teseo, porque Atenea, se iba a querer quedar con el cachorro. Porque iba a querer estar igual que Matías.–Descuida Heber – Lo tranquilizó Sabella – Ya conozco, a mi amigo Evan y sus ocurrencias. Entremos Teseo.Sabella, estaba muy apenada con Teseo, había llegado con su hija a que pasara la mañana con el niño y lo más probable fuera que se llevaría al cachorro, la niña no i
Mateo y Leia llegaron de la luna de miel, directamente a la casa de Mateo, dónde iban a vivir juntos. Ambos se pusieron a descansar un poco en la sala, pues el viaje, aunque no había sido largo, habían andado toda la luna de miel, en actividades y recorriendo de un lado para otro, por lo que ya, necesitaban de un merecido descanso, el cuerpo de ambos, así lo demandaba. Mateo, pidió al servicio de su casa, que les llevaran a la sala, unos bocadillos y una botella de vino, que él destapó para servir en dos copas, le ofreció una de ellas a Leia y la plática comenzó a darse.Leia, tenía muchas cosas que adecuarle a esa casa, desde que había venido por primero vez, había analizado cada rincón de ella, e iba haciendo una lista mental de que era lo que iba a cambiar, le parecía que necesitaba una remodelación total, pero no debía excederse a la primera, todo iría poco a poco, hasta lograr por completo su objetivo, el de verse reflejada en la decoración de su nueva casa.–Leia, mi amor. Esper
–Por supuesto que sí, mi amor – Leia rodeó con sus brazos el cuello de Mateo – Por eso, quiero hacerle mejoras a la casa. Lo de la recámara de tu pequeño hijo, la pensaba decorar yo misma, pero ya que traeré al decorador, de mi cuenta corre, que Matías amará su nueva recámara, no se va a querer ir a su casa cuando termine el arreglo para él. A Leia, se le retorcía el estómago del puro coraje, si seguía así terminaría hospitalizada de toda la rabia que se tenía que tragar, ese chiquillo la llevaría a la tumba, por más que ella quisiera olvidarse por unas horas de ese horrendo ser, su padre lo mencionaba casi todo el día, por alguna razón ella tenía que escuchar el nombre de ese niño. Pero ella ya no podía hacer otra cosa que sonreír y estar de acuerdo en todo lo que dijera Mateo, sobre su odioso hijo, si lo pudiera dejar encerrado toda la vida en su habitación, estaría feliz y contenta, pero eso estaba penado por la ley, y ella no quería por ningún motivo pisar la cárcel, no podía man
Mateo, estaba impactado, por lo que acababa de acontecer en su casa y por unos momentos, no supo que hacer, más que permanecer, con Leia desvanecida en sus brazos, hasta ver, que ella en lugar de reaccionar, se desvanecía más. Entonces tuvo miedo, que su esposa se fuera a caer de sus brazos y salió con ella de la regadera, la envolvió rápidamente con una toalla y la llevó a acostar a la cama de su recámara.Al dejar a Leia a salvo, él volvió de prisa a cerrar las llaves de la regadera, que había dejado abiertas, después, se secó rápidamente y colocó algo de ropa, y volvió al lado de Leia, buscando la forma, de reanimar a su esposa, pero ella no se movía siquiera, tenía que llamar a su doctor, pero primero trataría de que reaccionara.Ella permanecía inmóvil y trataba de respirar lo más lento que pudiera, que no se viera como si estuviera dormida y nada más, esto le tenía que salir a la perfección, como todo lo que hacía, lástima que la estúpida operación, hubiera salido tan mal, porqu
Mateo, llamó al doctor de inmediato, pues Leia, estaba demasiado mal y él sentía que cada minuto que pasaba, aumentaba el riesgo, que Leia sufriera un daño irreparable, pues su esposa yacía con los ojos cerrados en la cama de ambos y Mateo, ignoraba, si se había quedado dormida o si nuevamente, se había desmayado, esto último, lo hizo sudar frío y ponerse de los nervios.Estaba sumamente asustado, cuando recibió la llamada de Sabella. Afortunadamente, el doctor ya estaba, de camino a su casa, esperaba que no se demorara, esto ya no le estaba gustando para nada, no sabía si le estaba pasando algo grave a su esposa.–Hola Mateo, ¿Cómo estás? – Lo saludó amablemente – Lamento, incomodarte. Lo que sucede, es que me está diciendo Matías, que tú le habías dicho que hoy, lo ibas a llevar a casa de Teseo, para que se viera con Atenea. Ellos ayer, estuvieron aquí en la casa y se la pasaron muy bien.A él se le había olvidado por completo que le había prometido a su pequeño que hoy pasaría por