Ares se retiró y Sabella, se quedó muy feliz en el estudio, pues estaba triunfando demasiado con su trabajo, pero vio entonces el reloj y salió de prisa, para llevar a dormir al pequeño Matías, ya que esa noche Mateo no iría por él, por ningún motivo lo haría, pues habían quedado en verse al día siguiente, el día de la boda, para que él se llevara al pequeño. Sabella, apenas salió del estudio, escuchó risas de Matías y de Evan.–Hola mamita bella – Matías corrió a sus brazos – Evan y yo, le hemos hecho un vestido de reciclaje a Queen, pero ella se lo quita.Matías estaba renuente a aceptar que su cachorra se quitara el vestido que le habían hecho él y Evan, porque a él le gustaba cómo le había quedado, pero no contaba que a la pequeña mascota no le gustara sentirse acalorada y apretada.–Que ocurrencias, las de ustedes – Sabella se reía – Las mascotas, casi no deben usar ropa.Por eso las mascotas tenían su pelaje, que los protegía o ellas se iban adaptando al clima en el que estuvier
Al día siguiente muy temprano, Sabella se levantó y bañó y se cambió, para después ir a levantar al pequeño Matías, lo levantó sin mucho esfuerzo, lo bañó y también lo vistió, para que desayunaran y estuviera listo para cuando pasara su padre por él y cuando ambos bajaron y salieron al comedor, listos para desayunar, Sabella, se encontró ahí con una enorme sorpresa.–Ezio – Gritó el pequeño Matías y corrió a abrazar a su amigo – No sabía que, vendrías.Matías estaba sorprendido al igual que Sabella, que no esperaba de la visita de su otro gran amigo Ezio, Evan, no le había dicho nada de que estaba en la ciudad y le reservó hasta el último día para que se encontraran.–Hola mi pequeño – Ezio, cargó a Matías en el aire y lo abrazó – He venido con muchos regalos para ti, supe que ganaste un segundo lugar en una competencia de natación.A Matías no había necesidad de premiarlo porque hubiera ganado un lugar en la competencia ellos siempre le llevaban juguetes y libros sin ninguna razón en
Mateo deseaba que ella, le dijera que no fuera a casarse, pero eso no iba a ser posible. Se estaba dando cuenta, en el día de su boda, de la vida loca de Sabella, no solo estaba con Evan, parecía ser que también tenía algo con ese otro hombre que estaba en su sala, pues ambos le daban besos y abrazos y cuando Mateo, estaba pensando lo peor, Matías, lo sacó de su error.–Mira papito, a él no lo conoces, es mi amigo Ezio – Lo presentó el pequeño – Es otro amigo y es el novio de Evan.Lo que le dijo el niño a Mateo, le cayó como balde de agua helada. Ahora lo entendía todo, quiso llorar en ese momento, pero se contuvo para no quedar ahí en ridículo. Se lamentaba haber pensado lo peor de Sabella y entendía por qué Matías quería tanto a Evan, siempre debió ser muy cercano a él y a Sabella y no sólo él, también su novio.–Mucho gusto Mateo, soy Ezio – Dijo el hombre – Por cierto, ya me han contado que te casas hoy, muchas felicidades.A Mateo, no le quedó de otra que quedarse callado al esc
Mateo y Matías, llegaron al lugar en el que se realizaría su boda con Leia, el día había llegado y no se podía postergar más, había llegado ese momento en el que se casaría con su prometida de hace tanto tiempo. Matías se emocionó apenas bajaron del auto él y Matías, porque ahí estaba Teseo con su hija Atenea, quién le sonreía a Matías y después los dos pequeños, se abrazaron para saludarse.–Hola Atenea, estás muy bonita – Le dijo el pequeño Matías a su amiga – Que bueno, que has venido. Hola Teseo.El niño, saludó a Teseo, estirando su pequeño brazo para saludarlo con un apretón de mano, con toda la educación que le había enseñado Sabella, había formado a todo un mini caballero.–Hola Matías, ¿Cómo estás, pequeño? – Lo saludaba Teseo – Se van a divertir mucho hoy, gracias por invitarnos Mateo, aún cuando esta fiesta, no es para niños.Leia, había manifestado abiertamente que en su boda no se iba a permitir la asistencia a niños, pero como Matías iba a ser el paje, no podía negarse y
Luego de la boda, todos se fueron a la recepción, al hermoso salón que estaba destinado para ello, ahí los esperaba un esquisto menú, tan sofisticado y elegante, todo como Leia, lo había ordenado, pues a su parecer, todo tenía que salir a la perfección. Pues de esa boda, se tendría que hablar por años.Matías se fue con los abuelos de Mateo, acompañados de Teseo y de Atenea, mientras que Mateo se fue en el auto destinado, para él y su esposa Leia, los recién casados, que debían ir solos, cómo era la tradición.En el camino, Mateo, destapó una botella de champaña, que estaba ahí dispuesta en la limusina, para tener un brindis privado con Leia, antes de llegar al salón y hacerlo allá, con todos los invitados.–Leia, brindemos por nosotros – Mateo le dio una copa a su esposa – Porque, nuestro matrimonio, esté lleno de felicidad y de nuevas cosas que aprender el uno del otro.A Mateo, le pareció que ellos tuvieran unos minutos para ellos solos, como si fuera un sello de su intimidad y su
Mateo, tomó del brazo a Leia y se abrieron paso entre, toda la multitud que los aclamaba a su reciente ingreso al salón. Parecían modelos, salidos de una revista, modelando los atuendos exclusivos que lucían cada uno.Todos estaban felices, en especial, la familia y amistades de Leia, aunque algunas casi la mayoría, estaban ahí por morbo y por hipocresía, pues a varias les hubiera gustado estar en el lugar de Leia, para ser ellas, las que desposaran a Mateo, por todo lo bueno que eso representaba, tanto socialmente cómo económicamente.Había valido la pena esperar por tanto tiempo, pensó Leia, no todo el mundo hubiera soportado aguantar tanto, solo a ella la había movido la ambición del poder, que solo el nombre Petropoulos significaba, eran muy respetados en cualquier sitio que se presentaban, eran tratados como si fueran de la realeza y ella siempre se había sentido una princesa y por eso, le hacía honor a su nombre.Llegaron a los lugares destinados, para ellos y Mateo, ayudó a Lei
–Sí señor Mateo, yo quiero mucho a Matías – Atenea, quién traía la boca pintada, por el dulce también, besó a Matías – Vamos a jugar, Matías, mi papá, nos está haciendo juguetes con una servilleta.A Atenea, le encantaba que su padre le hiciera muchas figuras con servilletas, siempre se mantenía muy quieta cuando veía a su padre haciendo origami, pues a ella le había enseñado a hacer muchas figuras, que la entretenían por mucho tiempo jugando y divirtiéndose con esa actividad.–Sí hijo, vayan a jugar – Lo animó Mateo.Cuando los niños se retiraron de la mesa de los novios, Leia, se sintió liberada, pero nada le quitaba el coraje, que el maldito mocoso, quisiera a fuerzas y a como diera lugar, ser el centro de atención, no había cosa que hiciera que no le aplaudieran, como si fuera la gran cosa, como si fuera el bufón de la fiesta. La boda soñada por ella, distaba mucho de serlo, pues se estaba viendo terriblemente opacada, no sólo por el mocoso de Mateo, ahora también por la chiquill
Toda la gente estaba enloquecida y encantada con los niños, que, al terminar la canción, varios invitados, se acercaron a conocer a esa hermosa parejita de niños. Leia, no podía sentirse peor, era su boda y estos chiquillos, parecían estarse empeñando en opacarla a como diera lugar. Ella estaba a nada de estallar y cuando volvieron a la mesa, bebió de un sorbo su copa de vino. Tenía que calmarse y no podía darse el lujo de hacer una tontería, menos delante de todo el mundo.–Tú hijo es un pequeño caballero, Mateo – Le dijo Leia – Amé, poder bailar con él y eso, me da esperanza, de poder un día, tener un poco de su cariño.Los dos chiquillos habían echado todo a perder, se habían robado toda la atención de los invitados y de la prensa, cosa que tenía que ser de ella, no soportaba la intromisión de los dos mocosos.–Te lo dije amor, es una cuestión de tiempo – Mateo, estaba encantado con lo que pasó – Yo no me esperaba, ese gesto de mi hijo.A Leia, no le podía caber en la cabeza, como