–Está bien, Mateo – Accedió Sabella – Yo veré que hago, te había dado mi palabra y la pienso cumplir, pero espero que tú, también hables con Leia y le aclares que, tiene que tratar bien a mi hijo.Sabella, no se iba a deslindar de su responsabilidad, la que tenía, que era la de hablar con Matías, pero siempre en esto había una condición, de que la novia de su ex esposo, tratara con respeto a su hijo, porque a la primera queja del niño, ella tendría que hablar con toda seriedad con Mateo, no dejaría que a su hijo se le tratara mal.–Por supuesto Sabella, eso no tienes ni que pedírmelo. Matías es mi vida entera, en caso que, todavía no te des cuenta de eso – Mateo, la tranquilizó – Verás que, ellos dos, se llevarán muy bien.Mateo, esperaba que eso sucediera de inmediato, porque a partir de que él se casará con Leia, Matías tenía que pasar tiempo con él y su esposa, ya que no se iba a poder dividir entre los dos, se tenían que llevar bien desde antes, rogaba porque así fuera.–Eso esper
También lo había hecho, porque se quería dar un último respiro, antes de su casamiento con Mateo, ya que al estar casados no se le iba a despegar ni un momento, pues ella tenía que proteger sus intereses.–Muchas gracias por todos los regalos, sabes que no tienes que molestarte amor. Tengo una sorpresa para ti – Mateo, le dio la caja con las invitaciones – Ya las tengo listas, solo para que las entreguemos a las personas que, nos van a acompañar. Las ha diseñado Teseo, Si no te gustan, dime y lo arreglamos.Leia tomó en sus manos las finas invitaciones de la boda, un trabajo exquisito hecho por Teseo y se quedó perpleja, al ver que Mateo, la conocía ya a la perfección, esas invitaciones eran todo lo que ella esperaba e incluso más que eso. Estaban hermosas, perfectas y muy finamente elaboradas. Ella, sin decir nada volvió a abrazar a Mateo y él, la estrechó nuevamente entre sus brazos, con mucha emoción.–Me han encantado mi amor, están preciosas y apenas tenemos tiempo tú y yo para e
No había ningún problema a la hora que lo fuera a llevar Mateo, ya que Sabella, se daba cuenta qué entre Mateo y el niño se debía dar un acercamiento más prolongado y más ahora que se tenía Matías, que adaptar a la futura esposa de su padre.–Sí, por la tarde que lo traigas, está bien para mí – Sonrío Sabella – Me despediré de él y ya, para que te lo puedas llevar.Siempre que salía Matías, Sabella, mantenía una vigilancia como toda madre lo hacía, no se despreocupaba del todo, era su hijo el que se iba con su padre y una desconocida para él, pues Leia, no estaba entre las personas que le agradaban a Matías y eso lo iba a estar cuidando siempre.–Gracias, Sabella.Sabella se despidió, de abrazo y de beso de su pequeño hijo y lo ayudó a subirse junto con su perrita Queen, al vehículo de Mateo. Los vio irse y Matías, le decía adiós a su mamita bella con la mano y Sabella, le lanzaba besos a su pequeño. Mateo y Matías, iban felices cantando en el camino y Queen se les unía, ladrando una
El niño veía que a la señora, le había gustado su mascota, tanto así que la seguía teniendo en los brazos y Queen La quedaba mirando muy quieta y el niño pensaba qué cómo apenas estaban conociendo, por eso Queen estaba muy tranquila.–Me la han regalado los abuelos – Matías respondió lleno de felicidad – Se llama Queen y es mi perrita, espero que te guste, porque cada vez que yo venga a estar con ustedes, ella vendrá conmigo.Leia, sabía que eso podía pasar, por eso respiró con toda paciencia que se permitía, pedía que no se fuera a acabar nunca lo poco que le quedaba.–Es hermosa, Matías – Fingió Leia – Por mí está bien, solo que vas a tener que enseñarme como se cuida a una mascota, yo nunca he tenido una.Nunca le habían gustado las mascotas, Leia, pensaba que eso le quitaba mucho tiempo, además de que se le tenía que limpiar, dar de comer y procurar igual que a un niño y tampoco le gustaban, ella solo quería su tiempo y su dinero para ella misma. Además era demasiada responsabilid
Capítulo 113. Un pedido especialMateo estaba muy contento, porque el almuerzo con Leia y con su hermoso hijo, había sido mejor de lo que esperaba. Todo estaría bien con ellos y era la señal, que él estaba esperando para darse cuenta, que sí le convenía por todos los medios el casarse con Leía, ella era muy buena con su hijo. Cuando terminaron de desayunar, Matías se puso a armar un rompecabezas con Leia, en lo que Mateo entregó las invitaciones a un mensajero que llegó por ellas, ya que Leia las había aceptado, debían entregarse a la brevedad, esperando que todos confirmaran su asistencia.– ¿Me dejan integrarme al rompecabezas? – Preguntó Mateo a Leia y a Matías – No soy tan bueno como ustedes, pero, quiero intentar.–Claro papito – Respondió Matías – Yo he encontrado más piezas que Leia.–Tú hijo es un genio, Mateo – Leia hacía su mejor sonrisa falsa – Casi, todas las piezas, las ha colocado él.–Qué bueno, veamos lo que puedo encontrar yo – Mateo, estaba dispuesto a colocar, al m
Mateo, al ir a dejar a su hijo con Sabella, le tuvo que avisar a ella, que el niño sería paje en la boda, pero que no se preocupara, él mismo se haría cargo de comprarle el trajecito que iba a llevar, el día de su boda.Matías, estaba muy cabizbajo, pero no dijo nada, al despedirse de su papá, esa noche. Mateo le leyó el cuento al niño, como ya era una costumbre de cada noche, lo acostó a él y a Queen y antes de irse, pensaba decir otra cosa a Sabella, pero ya no pudo, pues cuando el pasaba a retirarse, ella ya se encontraba con Evan, jugando cartas en la mesa de la sala.–Buenas noches, Sabella – Le dijo Mateo – Entonces, quedamos en lo de pasado mañana, pasaré por Matías temprano y lo traeré al terminar la fiesta de la boda.El solo hecho de escuchar de la boda entre Mateo y Leia, a Sabella, le causaba un tremendo dolor en el pecho, era insoportable, pero lo disimulaba muy bien, no dejaría que eso la tirara al piso.–Buenas noches, Mateo – Respondió Sabella, reprimiendo el dolor que
–Sí, ella le hizo algo yo, de eso estoy seguro – Evan siempre, creía en la palabra del pequeño – Mira, los niños no odiamos, ¿Te acuerdas de mi abuela? Cuando nos cuidaba y teníamos la edad de Matías, pues ella justamente me decía que, cuando un niño llega a odiar, es porque una persona muy mala, se gana ese sentimiento.Y la abuela nunca se había equivocado, los niños tenían esa intuición muy desarrollada, por eso los adultos debían, estar siempre al pendiente que lo que decían los pequeños, no podían hacer de oídos sordos cuando cualquier pequeño ponía una queja, porque además los niños no sabían mentir.–Evan, no sé si he hecho mal, en pedir a Matías que le dé la oportunidad a esa mujer, pero no sé qué más hacer – Sabella, estaba consternada – Mateo, es su padre y merece que, su hijo, forme parte de su vida, pero algo dentro de mí, advierte de esa mujer.Y no era que ella no le había creído al niño, porque ella también había sentido la mala intención de Leia, cuando se presentó aqu
Todo el día previo a la boda, Sabella se encerró en el estudio a trabajar todo lo que fuera posible, no quería tener su cabeza metida en el asunto de Mateo, Leia y de la boda entre ellos, entonces se forzó a ella misma a ser fuerte y a hacer, lo que mejor hacia cuando no quería tener pensamientos que ocuparan su mente, ponerse a trabajar.Tenía además que terminar con un pedido urgente de su amigo y cliente Ares Antonides, quién ocupaba un lujoso anillo, para el cumpleaños de su madre, así que se metió de lleno a terminar el pedido, para poder entregarlo antes de la fecha que habían acordado.–Mi niña Sabella – La interrumpió Oriony – Lamento interrumpir, pero te traje este jugo que hice especialmente para ti.Oriony, siempre lo hacía con la intención de distraer a su niña, cada vez que se enfrascaba en su trabajo, para distraerse de todo el mal que la rodeaba, pues Oriony, se había dado cuenta que por eso, ese día Sabella, se había encerrado, pues no quería saber nada de la boda de M