«Cerca de las tres de la mañana Elena se despierta con un dolor en el vientre que la incomoda, por lo que decide desbloquear su teléfono y dejar el número de Noah a mano, sólo por si acaso.
Se levanta con cuidado, va a la cocina para beber agua y cuando regresa siente un mareo ligero, náuseas y un líquido caliente entre las piernas, cuando mira su pijama se apresura a llamar a Noah.
En su departamento, Noah está despatarrado en la cama, con un libro cerca de la cara y el teléfono en silencio, por lo que las llamadas de Elena no las oye.
—No… por favor… —llora angustiada, toma su bolso con su identificación y camina a la puerta, la que deja abierta para que el equipo de emergencia entre. Respira profundo y llama para pedir ayuda.
Le piden que espere tranquila, una ambulancia va de camino a buscarla y ella sólo coloca sus manos en su vientre.<
Cuando por fin Noah logra sacar a Elena del hospital siente el mayor alivio que ha sentido en las últimas semanas porque sabe que se irá con él. La acomoda en el auto como si fuera una pieza delicada de porcelana legendaria y conduce con mucha precaución.Al llegar a su departamento, la saca entre sus brazos y la lleva así todo el trayecto, cuando llegan a la puerta ella es quien abre y se va directo al cuarto.—¿Quieres darte una ducha? —le pregunta él arrodillándose frente a ella para quitarle los zapatos.—Sí, por favor.—¿Necesitas que te ayude con eso? —ante el silencio de Elena, levanta la mirada y se la encuentra de brazos cruzados y mirándolo con esa carita de asesina de moscas—. Oye, es una pregunta seria, ¿acaso crees que me aprovecharé de esto para algo más?—No lo sé, tú
Despertar con Elena no es algo nuevo, pero la manera en la que los dos están enredados le deja en el pecho a Noah la sensación de haber encontrado eso que jamás pensó que estaba buscando y sólo sonríe mientras ella duerme segura en su pecho.Su teléfono suena y se remueve con cuidado, sin soltarla, para tomarlo y responder cuando ve que es Santiago.“Buenos días, idiota con suerte, ¿cómo está mi hermana?—Dormida a mi lado…“¡No me digas que…!—¡Shhh! No grites, que está dormida a mi lado, sigue delicada y quiero que duerma todo lo posible… —sale de la cama con cuidado y camina a la ventana, pero no sube el volumen de su voz—, y no, no pasó eso que crees porque el doctor dijo que nada de nada en al menos dos semanas y puede pasar sólo si un médico decide que están fuera de riesgo.“Más te vale, porque lo último que quiero es que juegues con ella.—No soy tan idiota. La quiero para bien, lo que siento por ella es intenso y de verdad. Tú me conoces, sabes que nunca me vi sentando cabeza
Noah se deja caer de la cama con rapidez, como cada mañana porque eso de que se alivian las ganas con unas caricias por aquí y por allá en realidad no le está sirviendo de nada. Y no tiene nada que ver con que en el pasado fuera muy promiscuo, sino más bien con que tener a Elena cada día a su lado y no poder hacerle cosas innombrables lo tiene al borde de treparse por las paredes, pero las exteriores.Ella sigue dormida cuando sale de la ducha fría que acaba de darse y para cuando está terminando con la corbata, los ojos de su mujer se abren felices al ver la visión tan magnífica que el espejo le entrega. Esa cara de jefe malo le excita más y no duda en ir a pararse tras su cuerpo y pasar sus manos por donde no debería.—Amor mío, no me hagas eso, ¡te lo suplico! El agua está muy fría y no quiero enfermarme, o tendré que irme a un hotel a pasar la gripe.—Lo siento, pero la culpa es tuya —Noah se gira para verla y le ve esa sonrisa pícara a la condenada.—¿Y yo que hice ahora?—Verte
En el instante en que Noah entra a la facultad, se encuentra a Elena sentada en una banca, abrazada a su mochila y con la mirada perdida. La toma de la mano y tira de ella para apretarla contra su cuerpo, porque si hay algo que quiere es darle esa protección que nunca le faltará.—Vamos, traje apoyo legal, así que hoy mismo regresas a tus clases.—Noah… estaba pensando en que tal vez deba dejar…—Esto es lo que tú querías y lo harás —le toma las mejillas con esa sonrisa que la derrite y le deja un beso en la nariz—. Vamos a solucionar esto ahora.En cuanto Elena entra la mujer se pone de pie para sacarla de allí, pero cuando Noah y Viktor McGregor entran tras ellas, todas se quedan con la boca abierta, ya sea porque les dio miedo o porque están babeando.—Quiero hablar con la persona encargada de las matrículas.&mda
Elena rápidamente se da cuenta de que el trayecto que están haciendo no es al departamento, aunque no le pregunta a dónde van porque teme oír que a un hotel, sin embargo, pronto recuerda el camino hacia la casa que Noah ha comprado.Y cuando se detiene frente a la enorme verja que se abre lentamente para ellos, ahora custodiada por dos guardias que los saludan con seriedad, ella se atreve a mirarlo.—¿Qué hacemos aquí?—Es nuestra casa, ¿no lo recuerdas?—Pero… se supone que no estaba lista, que… los arreglos.—Están listos desde hace tres días, pero no iba a traer a mi mujer a una casa donde debe moverse por las escaleras si está delicada —le toma una mano y la besa con devoción—. Pero ya que todo está bien y ese bebé está firme en tu vientre, no hay más razones para que sig
Desde ese momento los dos se vuelven uno solo, por las mañanas Noah se encarga de limpiar lo que ensucia por las noches… y no, no es la cocina.Los días se pasan para ellos con la mayor normalidad del mundo, hasta que el viernes por la mañana, Noah se levanta tenso y a Elena no le pasa desapercibido, por lo que se mete a la ducha con él sin avisarle y se aferra por la espalda, pegando su mejilla en aquella dureza que aún tiene marcas de la noche anterior.—¿Qué pasa?—Nada…—Noah, te conozco desde hace mucho y ahora todo se ha vuelto más intenso aún… dime, qué te pasa o te lo quitaré por la fuerza.—¿Y cómo sería eso? —pregunta con voz ronca girándose para verla a la cara, pero Elena ya está de rodillas y a él se le escapa un sonido gutural que no puede evitar—. Eso, tortúrame como más me gusta…Elena tiene el don de enloquecerlo sin tener idea cómo exactamente y sólo le basta tres minutos para que Noah se corra en su boca.—Sigo siendo un novato contigo… —dice jadeando apoyado en la
Silene se despide de ellos con cariño y, aunque los dos le dicen que puede quedarse con ellos, la mujer prefiere marcharse porque sabe que deben estar descontrolados con las hormonas de Elena y la potencia de su hijo.—Lo único bueno de todo esto es que ya no pude embarazarla más de lo que está —susurra ella al despedirse de la pareja que bate sus manos desde de la entrada. Noah ha ordenado que la lleven a su antiguo departamento para que se acomode allí lo días que quiera descansar.—Bueno… creo que es hora de ir a dormir —dice Noah metiéndola al cuarto con esa mano posesiva en su cintura.—¿Sólo dormir? —pregunta ella de manera sugerente.—Sí, tu día estuvo muy agitado y no quiero… Elena, por favor…Elena lo mira directo a los ojos mientras se desabotona la blusa y deja expuestos sus senos envue
En lugar de ponerse nerviosa o de demostrar miedo o lo que sea, Elena sólo se aprieta el puente de la nariz y suspira con verdadera frustración. Sin embargo, en lugar de responderle a Silene, sólo toma su teléfono y le marca a Noah.—¿Qué haces?—Le aviso a mi prometido que el padre de mi hijo ha aparecido por su departamento.—Espera… ¿qué?—Eso… —Elena se detiene al oír la voz de Noah y le dice—. Hola, cariño. ¿Existe la posibilidad de que tengas alguna cámara afuera de tu departamento?“Claro, preciosa, ¿por qué? ¿Pasa algo?—Tu madre me dijo que Henry se apareció por el departamento… Se apareció buscando a su mujer.“¡Demonios…! Déjame buscar inmediatamente esos registros y veremos si efectivamente es él. Y si es así, vamos a tener que redoblar la seguridad y ser muy cautelosos.—Lo lamento, amor.“No preciosa, todo está bien. Sabíamos que esto tarde o temprano nos iba a pasar. Lo único que me intriga es saber qué es lo que quiere el muchachito ese.—Créeme que no sé y no quiero a