En el instante en que Noah entra a la facultad, se encuentra a Elena sentada en una banca, abrazada a su mochila y con la mirada perdida. La toma de la mano y tira de ella para apretarla contra su cuerpo, porque si hay algo que quiere es darle esa protección que nunca le faltará.—Vamos, traje apoyo legal, así que hoy mismo regresas a tus clases.—Noah… estaba pensando en que tal vez deba dejar…—Esto es lo que tú querías y lo harás —le toma las mejillas con esa sonrisa que la derrite y le deja un beso en la nariz—. Vamos a solucionar esto ahora.En cuanto Elena entra la mujer se pone de pie para sacarla de allí, pero cuando Noah y Viktor McGregor entran tras ellas, todas se quedan con la boca abierta, ya sea porque les dio miedo o porque están babeando.—Quiero hablar con la persona encargada de las matrículas.&mda
Elena rápidamente se da cuenta de que el trayecto que están haciendo no es al departamento, aunque no le pregunta a dónde van porque teme oír que a un hotel, sin embargo, pronto recuerda el camino hacia la casa que Noah ha comprado.Y cuando se detiene frente a la enorme verja que se abre lentamente para ellos, ahora custodiada por dos guardias que los saludan con seriedad, ella se atreve a mirarlo.—¿Qué hacemos aquí?—Es nuestra casa, ¿no lo recuerdas?—Pero… se supone que no estaba lista, que… los arreglos.—Están listos desde hace tres días, pero no iba a traer a mi mujer a una casa donde debe moverse por las escaleras si está delicada —le toma una mano y la besa con devoción—. Pero ya que todo está bien y ese bebé está firme en tu vientre, no hay más razones para que sig
Desde ese momento los dos se vuelven uno solo, por las mañanas Noah se encarga de limpiar lo que ensucia por las noches… y no, no es la cocina.Los días se pasan para ellos con la mayor normalidad del mundo, hasta que el viernes por la mañana, Noah se levanta tenso y a Elena no le pasa desapercibido, por lo que se mete a la ducha con él sin avisarle y se aferra por la espalda, pegando su mejilla en aquella dureza que aún tiene marcas de la noche anterior.—¿Qué pasa?—Nada…—Noah, te conozco desde hace mucho y ahora todo se ha vuelto más intenso aún… dime, qué te pasa o te lo quitaré por la fuerza.—¿Y cómo sería eso? —pregunta con voz ronca girándose para verla a la cara, pero Elena ya está de rodillas y a él se le escapa un sonido gutural que no puede evitar—. Eso, tortúrame como más me gusta…Elena tiene el don de enloquecerlo sin tener idea cómo exactamente y sólo le basta tres minutos para que Noah se corra en su boca.—Sigo siendo un novato contigo… —dice jadeando apoyado en la
Silene se despide de ellos con cariño y, aunque los dos le dicen que puede quedarse con ellos, la mujer prefiere marcharse porque sabe que deben estar descontrolados con las hormonas de Elena y la potencia de su hijo.—Lo único bueno de todo esto es que ya no pude embarazarla más de lo que está —susurra ella al despedirse de la pareja que bate sus manos desde de la entrada. Noah ha ordenado que la lleven a su antiguo departamento para que se acomode allí lo días que quiera descansar.—Bueno… creo que es hora de ir a dormir —dice Noah metiéndola al cuarto con esa mano posesiva en su cintura.—¿Sólo dormir? —pregunta ella de manera sugerente.—Sí, tu día estuvo muy agitado y no quiero… Elena, por favor…Elena lo mira directo a los ojos mientras se desabotona la blusa y deja expuestos sus senos envue
En lugar de ponerse nerviosa o de demostrar miedo o lo que sea, Elena sólo se aprieta el puente de la nariz y suspira con verdadera frustración. Sin embargo, en lugar de responderle a Silene, sólo toma su teléfono y le marca a Noah.—¿Qué haces?—Le aviso a mi prometido que el padre de mi hijo ha aparecido por su departamento.—Espera… ¿qué?—Eso… —Elena se detiene al oír la voz de Noah y le dice—. Hola, cariño. ¿Existe la posibilidad de que tengas alguna cámara afuera de tu departamento?“Claro, preciosa, ¿por qué? ¿Pasa algo?—Tu madre me dijo que Henry se apareció por el departamento… Se apareció buscando a su mujer.“¡Demonios…! Déjame buscar inmediatamente esos registros y veremos si efectivamente es él. Y si es así, vamos a tener que redoblar la seguridad y ser muy cautelosos.—Lo lamento, amor.“No preciosa, todo está bien. Sabíamos que esto tarde o temprano nos iba a pasar. Lo único que me intriga es saber qué es lo que quiere el muchachito ese.—Créeme que no sé y no quiero a
El otro amigo de Henry.Elena lo reconoce perfectamente porque fue quien se quedó con Keylee en todo momento y uno de los que apoyó a su amigo cuando vio que se acostó con otra chica a pesar de estar con Elena.—Loki —dice Elena con desagrado.—¿El dios nórdico? —pregunta Noah con incredulidad.—A ese no le alcanza ni para santo de animita. Es un completo idiota, se creía demasiado gracioso por las locuras que hacía.—Déjame adivinar, no eran graciosas.—Para nada… es un mujeriego mentiroso y un misógino. Él, junto con Lory se dedicaron en todo momento a criticarme por mi manera de vestir, de comportarme, porque no quería bailar y… ya sabes, porque no quería acostarme con Henry.—Lamento mucho que te haya encontrado.—Yo no lo lamento, más bien me da miedo.
Decir que estaba tranquila era una gran mentira, pero tampoco podía detener su vida por el miedo de encontrarse con alguno de los amigos de Henry. Para cuando Noah la deja en la puerta de la universidad con el beso más ardiente de despedida para marcar territorio, Elena sólo sabe que debe hacer frente a aquella situación que sabe pronto se desatará.Cuando le faltan unos pocos metros para llegar a la biblioteca, oye a Keylee llamarla con cierta urgencia, se detiene a esperarla y en cuanto su amiga llega con ella, la toma por el brazo para llevársela a un lado.—Este fin de semana apareció el tal Loki.—Lo sé, fue a buscarme al departamento de Noah.—¡¿Qué?! ¿Cómo supo dónde vive? ¡Ni siquiera yo sé!—Pues… tal parece que me han estado siguiendo, sólo que Richy no se atrevió a tanto
En el instante en que Noah se despierta y mira a su mujer dormir a su lado, sonríe feliz sin saber el enorme caos que le espera. Sale de la cama sin hacer mucho ruido y se va a su gimnasio en casa. Al terminar se va a la cocina para prepararse un batido especial y ahí se lo encuentra Elena, quien lo abraza por atrás, pero Noah se siente incómodo.—Cariño, estoy apestoso.—Hueles a hombre —él se gira y se la queda viendo—. Tu sudor no me desagrada, es… raro, pero me encanta, me recuerda cuando estamos en la intimidad —se muerde el labio y se sonroja un poco. Noah pasa saliva porque esa confesión y esas palabras lo dejan alborotado.—Tú… eres una bruja —la toma por la cintura y la levanta para dejarla sobre la isla de la cocina, ella da un pequeño grito por la sorpresa y pronto su piernas están rodeando a Noah.—P