Capítulo 33

Bianca.

Me quedé paralizada, mirando la dureza en sus ojos y lo cabreado que estaba. No podía haberse enterado de todo, no porque aquello era imposible. ¿Mi plan estaba saliendo mal? ¿Por qué? Solo seguí lo que papá y Elijah me había dicho. Seducirlo, llevarlo a cama y darle un calmante para buscar ese chip o tarjeta donde estaba la información.

Tragué saliva.

—¿Eh? —parecí idiota —. No entiendo de qué hablas. Yo no sé nada de la DEA.

La sonrisa perversa que emergió de sus labios me puso la piel de gallina.

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