Alessia no solamente debía pensar en el plan de venganza y los pasos para ejecutarlo. Sino que también debía solucionar viejos pendientes. Ya tenía una lista escrita en su libreta, para que de esa manera no se le olvidara y pudiera siempre revisarla cada vez que sintiera que le faltaba hacer algo. 1. Descubrir quien es la mujer que apareció en el jardín la otra noche.2. Averiguar más sobre la pulsera con el símbolo, y quien es ese grupo del cual el chico habló. Sin embargo, como todo ser humano también necesita sus momentos de descanso, ¿no? Así que mientras pensaba en las mil cosas que tenía que hacer, se estaba preparando para salir de fiesta en la noche. Había sido un día duro de trabajo ya que Hannah había estado muy hiperactiva así que Alessia sólo quería relajarse un poco y pasarla bien. —Un poco de rímel y ¡voilá! Lista para la fiesta—sonríe frente al espejo orgullosa del acabado de su maquillaje. No es una mujer que suele maquillarse mucho, de hecho, casi nunca lo hace.
—¡Vaya! Eso sí que es terrible, enserio. ¿Entonces ahora vives en la que era tu casa pero con otra identidad? Que locura. Jacob aplaude y se carcajea por la historia de Alessia. Así es, le ha contado a un perfecto desconocido que se está haciendo pasar por otra persona para vengarse de su hermana y su ex marido. Excelente, Alessia. Sin embargo, algo en el fondo le dice que Jacob es alguien de confiar y que jamás dirá una sola palabra. Y aunque lo hiciera, por lo menos puede sentirse más liviana. Cargar con el peso de una enorme mentira y doble vida es demasiado, y no se había dado cuenta de ello hasta ese momento en el que comenzó a contárselo con las lágrimas a punto de desbordarse. —Lo sé, es una historia de locos—Alessia lo acompaña en su carcajada y por un instante, todos los problemas quedaron en segundo plano. Y solamente era ella, ese hombre de ojos azules y sonrisa deslumbrante y las risas en la habitación. No había sexo, o besos sonoros ni gritos. Solo una charla que la a
—¡¿Qué haces aquí?!—le susurra gritando Haley a Alessia, cubriendo algunas partes de su cuerpo. Y si Alessia no estaba perpleja, con la vista que tenia al frente al darse cuenta de que un hombre corpulento y joven estaba al lado de Haley completamente desnudo quedaría finalmente con la boca abierta. —¡Lo siento!—exclama Alessia cubriendo sus ojos y se va corriendo a su habitación, para encerrarse. Al entrar suelta una carcajada que quizás Haley llegó a escucharla pero no le importa. Es una carcajada maliciosa, porque sabe que ahora tiene más pruebas que nunca y que no va a desaprovechar ni una sola oportunidad para hacerla caer finalmente. Por otro lado, Paul no está en casa, así que es por eso que Haley aprovecho de meter a James a la villa para tener una apasionada noche de pasión. Paul había ido a una fiesta, ¡a la misma que Alessia había asistido! Y la vio bailar, la vio reírse, y todo en ella le parecía sexy y alocado. Ese tipo de energía es la que más le agrada en una mujer
—Vaya, empezamos con rudeza, ¿no?Alessia se remueve con incomodidad y le echa un vistazo a su batido intentando distraer sus pensamientos. —Déjame en paz, ¿okay?—susurra con rabia Alessia. Annie ni siquiera se ha percatado de la tensión en el ambiente. Apenas su novio llegó, sólo centró su atención en él y olvidó a Alessia por completo, así que el hombre a su lado solo se dedica a observarla como todo un acosador. —Escucha, sé que empezamos con el pie izquierdo pero podemos hacer algo para comenzar de nuevo, ¿qué dices?—Alessia se asquea ante las palabras de ese tipo y sólo rueda los ojos con fastidio. —No me molestes...Él relame sus labios y la mira fijamente sonriendo. Entonces cuando finalmente creía que la dejaría tranquila, él comenzó a molestar de nuevo pero está vez de una manera diferente. Comenzó a subir su mano lentamente por su pierna y Alessia da un respingo del susto al sentir el toque del hombre a su lado. Y cuando ella intentó quitarle la mano, sintió algo filo
Su mirada y su rostro se le hacía extrañamente familiar. El hombre de la intensa mirada tenía tatuajes en todo su cuerpo, o en la gran parte. Su aura era tan oscura que su propio compañero de celda parecía temerle profundamente. Ella lo miró y lo miró sin ningún disimulo, y de repente... vio en su muñeca, aquella pulsera con el símbolo que tanto buscaba pero que había dejado de lado por un largo tiempo. Sus preocupaciones tenían otros nombres pero en ese preciso instante, cualquier preocupación se esfumó para dar paso a un nuevo sentimiento. El miedo. Un miedo irracional que fue capaz de quitarle cada uno de sus sentidos, dejándola con los ojos desbordados de lágrimas cuando su mente se inundó de recuerdos crueles que le causan sufrimiento. Era él. Ella estaba segura de que él era el hombre que estuvo buscando. Así que le pidió un momento al oficial para saludar a un "pariente". -¿Quién de todos?-pregunta el oficial con curiosidad. Cuando Alessia señala a aquel tipo sin que este
Alessia dudó por algunos instantes en subir, solamente pensaba en que si subía y Haley se enteraba tendría serios problemas con ella. Y es lo que menos necesita tener. Sin embargo, Alessia parece un imán para los problemas. —No te haré nada—dice Paul entre risas—. Tu cara de espanto es muy graciosa. Pero después de lo que sucedió hoy, podríamos ser amigos, ¿no crees? Alessia suelta un suspiro de resignación y sube al auto con él, cerrando la puerta tras si. Está nerviosa, le aterra lo que pueda suceder, o lo que él pueda pensar. Hacia mucho no se quedaban ellos completamente solos, así que era como revivir una emoción que ella creía que estaba muerta, pero en realidad, está más viva que nunca. —Lo siento otra vez por lo de hoy—comienza a hablar Paul mientras maneja, en algunas ocasiones le echa un vistazo pero Alessia permanece con la mirada fija por la ventana. —No se preocupe, señor...—¿Señor? Por favor, después de lo que pasó hoy, llámame Paul—él dice sonriendo alegremente y
—No. Yo no quiero hacer esto. Paul permanece callado durante unos largos segundos pero finalmente suelta su cintura y se aleja unos cuantos centímetros. El rostro de Alessia tiene una expresión de indiferencia, mientras que el de Paul muestra dolor por el rechazo. Sin embargo, a pesar de la expresión de Alessia, que parece que no estuviera teniendo ni el más mínimo sentimiento por el momento, en el fondo siente muchos sentimientos encontrados que le provoca ansiedad, pero hace todo lo posible por no demostrarlo. —¿Por qué no? ¿Hice algo mal? —Usted es mi jefe. No es mi amigo, no es mi novio, no es nada para mi...—con cada palabra que sale de su boca su corazón se rompe un poco más—. Y por eso no pienso permitir que usted me bese, ¿para qué? ¿Para verlo al día siguiente besar a su esposa como si no hubiera un mañana? Por favor. —No, las cosas no son como las pintas. —¡Tengo sentimientos!—le grita en respuesta al borde de las lágrimas —. ¡No soy un juguete! —Nunca he pensado que
Amelia lloró un poco por la confesión de su madre al decirle que su padre y ella no podrían estar juntos de nuevo. Y si, quizás fue una crueldad decirle... ¿pero realmente fue crueldad? ¿Fue lo correcto? Alessia se lo ha preguntado todos los días. Amelia le entregó una foto que también había encontrado en el ático de la casa donde vivían. Una foto donde aparecen ella y Paul, juntos, felices... Alessia nunca tuvo el valor de deshacerse de las fotos. Quiso conservarlas como un recuerdo que jamás regresará. Porque finalmente ha comprobado por sus propios ojos que Paul es y siempre será el hombre que vio por última vez aquel día desnudo en la cama con su propia hermana. Lo peor de toda la situación, es que Haley también le es infiel. Y solo Dios sabrá con cuantos hombres lo ha sido. Es un matrimonio que vive de una falsa apariencia de perfección, pero que al fin y al cabo, ni siquiera se aman. —El doctor nos dijo que será una hermosa niña—Alessia escucha a Haley decirlo entrando a la