capítulo 40

A Horas tuvieron que sostenerlo entre Jeremiah y Malaquías y otros dos gitanos por la fuerza,aunque fue algo casi imposible. Dejó de pelear hasta que vio a Solan entrar a la celda y Adasaius que permaneció en un rincón cruzado de brazos también fue que prestó atención.

—¡Sueltenlo!. Ordenó.—No es ningún perro rabioso para que lo detengan,además... Está en su hogar.

Solan le lanzó una mirada retadora al comandante que permaneció sentado en el suelo sin moverse. Quiso hacerlo desde el momento en que los gitanos entraron a su celda,aunque le fue imposible hacerlo con Julianna justo en la celda de enfrente viendo todo con ojos llorosos. --¿A qué debemos el honor de esta visita comandante?—preguntó el líder de los gitanos.

Parminius decidió levantarse de su lugar,después de también lanzar una mirada retadora a todos los presentes sólo miró a Solan.

—He venido a....

—¡Noo! Yo le he obligado,soy yo la única culpable—. Gritó la gitana desde su celda sosteniendo los barrotes entre sus manos c
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