CAPÍTULO 4 – HUÍDA.
Corría por las oscuras calles de Nueva York, con las ropas manchadas de sangre, desesperada, sin tener lugar a donde ir, temía volver a casa, temía que Tommy estuviese esperándome allí, sabía que lo haría, que era la única testigo de aquellos asesinatos y que él me mataría en cuanto tuviese oportunidad.
Temblaba de arriba abajo, estaba bastante alterada y apenas podía pensar con claridad, aun así, me calmé lo suficiente como para saber que debía cambiar mi aspecto a como diese lugar.
Me metí en una tienda 24 horas, y compré un colorante para mi cabello, para luego meterme en el baño de una gasolinera y cambiar mi color de pelo, sabía que no era lo ideal, pero tener un color más oscuro que mi color de pelo me ayudaría a pasar desapercibida. Además, también compré ropa limpia, y me deshice de las mías, manchadas de sangre.
Caminé y caminé, durante mucho tiempo, hasta que los pies me dolieron horrores, hasta que casi se había hecho de día, cuando me percaté de que mi móvil vibraba, mi primer impulso fue deshacerme de él, pero no lo hice.
Metí las manos en los bolsillos, sintiendo aquel escalofrío terrorífico, como si alguien estuviese observándome desde algún lugar, descubriendo entonces, en uno de los bolsillos de mi abrigo una tarjeta. La saqué extrañada, mientras recordaba cómo había llegado aquella pequeña tarjeta allí: la había metido yo misma, tras vaciar los bolsillos de mis pantalones, lo había metido todo en mis nuevas prendas, sin ni siquiera parar a preguntarme si era algo que debía guardar o algo que debía tirar, como me había pasado con él móvil.
Perfecto, había metido una estúpida tarjeta que no servía para nada en mi bolsillo, era perfectamente genial… pero entonces lo recordé, a quien pertenecía aquella tarjeta.
Caminé hacia el otro lado de la calle, pues acababa de visualizar una cabina de teléfono, introduje algunas monedas y me deshice de mis miedos sobre si aquello era una mala idea.
Volví a coger el auricular y lo puse sobre mi oreja, introduje algunas monedas más, mientras me tomaba todo el tiempo del mundo para marcar, pensando en que aquella era mi única oportunidad, no duraría mucho tiempo si seguía huyendo por mi propio pie y no podía involucrar a mi familia en aquello, no después de todo lo que había pasado cuando me marché de casa aquella noche.
CAPÍTULO 5 – CRUZANDO AL OTRO LADO.
Entré en la casa de aquel tipo, con las llaves que había encontrado debajo del felpudo.
Tenía una casa de lo más pija, se notaba que era un tipo con pasta, que le sobraba el dinero, vamos.
Sabía que estaría sola durante bastante tiempo, ya que él me había asegurado que iba a ir al “rio negro” a buscar a Tommy para detenerle, cosa que me pareció difícil, porque suponía que él ya no se encontraría allí, seguramente habría huido de la escena del crimen. Pero aquel policía era demasiado tozudo, así que dejé que hiciese lo que quisiese y me marché a su casa, a un lugar seguro.
Cerré la puerta y me senté sobre el sofá, intentando mantener la calma, pero no podía parar de pensar en mis amigos, en sus muertes.
Recorrí la casa unas diez veces, intentando no pensar, pero fue en vano, así que opté por poner las noticias, quizás dijesen algo sobre el paradero de Tommy o las muertes de mis amigos. Pero no hubo suerte.
Hacia las doce del medio día, me percaté de que estaba muerta de hambre, así que decidí visitar la cocina en busca de algo que llevarme a la boca, cuando, de pronto, cuando acababa de levantarme del sofá, la puerta de la casa se abrió.
Me pasé el resto del día durmiendo en la habitación de invitados, apenas almorcé y la cena fue mucho más agradable, ya que estaba muerta de hambre.
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A la mañana siguiente nos levantamos temprano para marcharnos del país, él tenía un amigo con una avioneta privada que podía llevarnos.
Su amigo nos dejó en los bosques de la provincia de Venezuela.
No os contaré los detalles sobre mi viaje hasta allí, porque sería demasiado peligroso si esta información cae en malas manos, y no quiero arriesgarme a poner a la gente que nos ayudó en un aprieto.
Tan sólo puedo deciros que llegamos hasta un hotel de mala reputación, cerca del lugar donde nací.
CAPÍTULO 6 – VUELTA A CASA.Lo habíamos logrado, estábamos en la puerta de mi casa, con la misma ropa del día anterior, sin tan siquiera haberme acicalado un poco, pero no tenía ropa, y no quería pasar demasiado tiempo junto a aquel tipo, me daba miedo estar cerca de un hombre al que apenas conocía. Además, él era la ley, y por regla general siempre solía huir de tipos como él.Me giré hacia él, tan pronto como caí en la cuenta de ello, pues mi familia lo mataría a tiros si se enteraba de quien era él.Hay una cosa que tienes que saber antes de que llamemos – comencé, mientras él volvía la vista hacia mí y me miraba sin comprender – mi familia odia a los policías. Así si quieres que esto funcione intenta no mencionar a que te dedicas.¿tu familia tiene pr
CAPÍTULO 8 – BAILANDO.La tarde pasó tranquilamente, parecía que él y mi familia habían hecho buenas migas.Creo que, llegados a este punto de la historia, debería presentaros a mi familia: Por una parte estaba mi padre, era de carácter orgulloso pero humilde, creo que compartíamos ese mismo carácter y por eso chocábamos tanto. Era un hombre corpulento, de pelo canoso, bigote poblado, ojos saltones y bastante apuesto.En segundo lugar, estaba mi madre, ella era muy guapa también, de complexión normal, con el cabello castaño claro, al igual que el mío. Y su carácter era amable y bondadoso.Por otra parte, estaban mis hermanos, Carlos y María. Carlos era el mayor de los hermanos, era demasiado prepotente, aunque no era malo, pero era un poco engreído, y siempre tenía a miles de mujeres a su alrededor, y nunca r
CAPÍTULO 10 – LA SENSUALIDAD DE LOS BAILES LATINOS.Me encontraba en el porche, junto a mi abuela, ambas terminábamos de pelar las habas para el almuerzo, mientras los chicos jugaban al futbol en el jardín.María, mi hermana mayor, caminó hacia nosotras, justo después de haber alimentado a su pequeño bebé, Omar, parecía dispuesta a entablar conversación conmigo, podía notarlo, quería descubrir muchas más cosas sobre David.Isabel – me llamó, como sospechaba. - Carlos y yo, vamos a ir al club de Antonio – mi cuñado – esta noche. - me quedé esperando que continuará, pero en ese momento los chicos celebraban un nuevo gol y sus palabras quedaron ahogadas.Ese novio tuyo es todo un fichaje – aclaró mi abuela – tiene un don para darle a la pelota.¿Vendrá
CAPÍTULO 11 – A FLOR DE PIEL.Llegamos a casa media hora después, subimos las escaleras con dificultad, pues él estaba bastante borracho y no dejaba de hacer bromas por todo, mientras yo sonreía divertida. Yo tenía bastante aguante al alcohol, así que no estaba tan borracha como él.La razón era obvia, nos habíamos parado de camino a casa, en un bar a tomar unos tragos.Siseé para que bajase la voz, cuando habíamos llegado al pasillo que conducía a mi habitación, mientras él bromeaba sobre ello y se tocaba la mano siseando, sacándome una sonrisa.Me apoyó sobre la puerta de mi habitación y se echó sobre mí mientras seguía bromeando sobre el siseo, haciéndome reír de nuevo. Agarré el pomo de la puerta y lo giré, para luego abrir la habitación y caminar de espald
CAPÍTULO 12 – UN GILIPOLLAS.Llevaba despierta bastante tiempo, a espaldas de él, que no había vuelto a dirigirme la palabra desde anoche, desde aquella misteriosa llamada.Me sentía como una imbécil al haber permitido que me besara, había esperado mucho más después de aquello, pero me sentía como una completa estúpida en aquel momento.Se levantó de la cama, sin tan siquiera saludarme, quizás pensara que aún dormía, pues no podía verme la cara. Y se metió en el cuarto de baño, supuse que iba a darse una ducha, como todas las mañanas.Su teléfono comenzó a sonar de nuevo, haciendo que mirase hacia la pantalla con curiosidad, él número que aparecía no parecía estar guardado en la agenda, supuse que serían noticias de comisaría, sobre Tommy, así que
CAPÍTULO 14 – SECRETOSCuando desperté, a la mañana siguiente, y miré a mi lado, él no estaba allí, no comprendía donde podía estar.Me puse el camisón y la bata de casa y bajé a buscarle, apenas eran 8 de la mañana, pero era demasiado temprano para que alguien estuviese despierto aquel día, pues era fin de semana.Lo encontré en el jardín, hablaba por teléfono con alguien, parecía bastante cabreado, tenía puesto el pantalón, pero no tenía camiseta, y eso lo hacía parecer mucho más sexy.Caminé hacia él, calmada, totalmente predispuesta, estaba feliz de haberme acostado con él y ya no tenía miedo de enamorarme, tan sólo sabía una cosa, estar con él me hacía muy feliz.Voy a preparar un poco de café &
CAPÍTULO 15 – LO QUE TU CORAZÓN ESCONDE.Caminaba por la calle, hacia mi casa, aún estaba bastante afectada por lo que había pasado, y no podía evitarlo, mis lágrimas seguían cayendo emborronando todo el maquillaje. Me sentía realmente estúpida por haber confiado en él. Debí haberme alejado de él, él no era el tipo de tío en el que me habría fijado, era demasiado bueno como para esperar que pudiese hacerme daño, por eso no me fiaba de los tipos como él, porque eran demasiado impredecibles.Había dado varios rodeos, pero ya no tenía más ganas de caminar, así que entré en mi casa, era toda una suerte que fuese sábado pues no había nada en casa, todos estaban fuera aprovechando la mañana.Subí a mi habitación, tan sólo quería acostarme, quer&i
CAPÍTULO 17 – EL BAILEMe sentía realmente bonita con aquel vestido. Llevaba un vestido blanco con florecitas bordadas, y el cabello recogido hacia un lado formando una trenza, encima de esta, había una bonita flor dorada decorando el pelo.Salí al escenario, junto al resto de las muchachas que teníamos que representar aquel baile, y dimos una tenue reverencia hacia nuestra pareja, descubriendo ante mí a David, tragué saliva, aquello no era lo que necesitaba para nada, pero no podía defraudar a mi abuela, así que me agarré a él, como era preciso, y nosotros y el resto de parejas comenzamos a bailar aquella hermosa melodía, era una especie de tango español, precioso, le había cogido gran cariño a aquella canción.Me cogió de la cintura y bailó suavemente aquel siseo de guitarra, mientras movía los pies r&aacut