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Ah, debería estar realmente loco. Estar en medio de una discoteca, con la bragueta abierta y dejándose chupar su parte más preciada por una desconocida, pero todo le valía cuando se estaba sintiendo de esa manera.

Sus piernas temblaban ante cada delicioso estremecimiento que lo recorría, haciendo que casi perdiera el equilibro. Sus manos sobre la pared delante de él estaban tan fuertemente apretadas que sus nudillos estaban blancos. La camisa oscura se pega a su espalda empapada de sudor al igual que el flequillo de su cabello.

Apretó sus dientes cuando un gemido amenazó con salir de su boca. No sería oído, con la música tan alta y en la esquina apenas sin luces donde se encontraban había una intimidad extraña, aun así, se contuvo.

Dejó caer su cabeza hacia atrás mientras bajaba su mano y enterraba sus dedos en aquella cabellera que se movía de adelante hacia atrás con cortos movimientos y que llevaba su miembro hacia su garganta pequeña y caliente. Se sentía realmente bien. Hacía tie
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