—¿Y qué tal están tus Calamares a la Andaluza? —pregunta Pablo mirando con curiosidad a su compañera que ha pedido ese plato para probarlo.
—Están muy buenos, aunque sigo sosteniendo que podríamos haber ido a un lugar más económico, va a salirte un riñón esta comida —reclama la modelo que de todas formas disfruta del sabor de ese plato.—Y yo sigo sosteniendo que debes dejar de preocuparte de esas cosas, disfruta de todo esto sin culpa, nos lo podemos permitir. De hecho podríamos almorzar y cenar cada día aquí sin ningún problema —sostiene el futbolista comiendo del salmón que ha pedido. —Cocinar no es un crimen, y mucho menos en la hermosa cocina que tienes en tu departamento. Aunque la economía nunca ha sido tu fuerte, eres de los que creen que tener dinero en el bolsillo significa que hay que gastarlo —reprende Julieta mirándolo con severidad.—La cocina tampoco es mi fuerte, aunque tu comida siempre ha sido tu fuerte, aunque no porqu—¿Qué quieres de mí? —pregunta Alicia sentada a la mesa de la habitación del hotel con la mano apoyada sobre su abdomen que aun le sigue doliendo.—Solo quiero lo que me pertenece, cariño. Me prometiste amor para toda la vida, pero solo trataste asesinarme junto a tu pobre familia —reclama el hombre con tranquilidad bebiendo un trago de Bourbon.—¿Mi pobre familia? ¡Ellos se merecían eso por todo lo que me hicieron sufrir, por querer condenarme a ser una pobre pueblerina que nunca tendría un futuro por culpa de ellos! ¡Y tú tampoco podías ofrecerme lo que yo quería, no eras más que otro peso! —declara la mujer con desprecio, sin un ápice de culpa.—Eres una mujer cínica, Alicia. Y dime: ¿Tu hermana también se lo merecía? —cuestiona Santiago mirándola con severid
—¿Aun estas aquí en la oficina? —pregunta Daniel mirando a su amigo con cierto reclamo.—Es mi lugar de trabajo, ¿En qué otra parte se supone que debería estar? —cuestiona Ariel sin siquiera levantar la mirada del informe que esta leyendo.—Pues, no lo sé, quizás en el estudio mirando cómo se ha retomado la campaña, debo decir que Julieta está tan hermosa como siempre —comenta el amigo señalando hacia la puerta en un intento de convencerlo de salir de esas cuatro paredes.—Pues pareces ser tú el interesado en verla, yo tengo trabajo que hacer, así que puedes encargarte de supervisar ese tema —sostiene el empresario sin deseo de encontrarse con la modelo.—Recuerdo que antes estabas más que interesado en supervisar la campaña en persona, de hecho de ser parte de cualquier cosas que involucrase a Julieta —presiona Daniel tomando asiento frente a su compañero que suelta un suspiro al ver que no se dará por vencido.—No me interesa, y pr
—¿Tuviste la oportunidad de llevártela al otro lado del mundo, estar en el mismo departamento que ella y no has conseguido nada? —reclama Carolina a través del teléfono de su oficina con evidente molestia.—¿Acaso piensas que Julieta se tira a los brazos de cualquiera que le brinda una sonrisa? Además fuiste tú quien la llamó para que volviera a Buenos Aires cuanto antes, si al menos hubiese contado con tenerla toda la noche podría haber logrado algo más —replica Pablo sin estar dispuesto a cargar con toda la culpa de no haber cumplido con su objetivo.—Querido, a un buen hombre no le influye si es de día o noche para lograr conquistar a una mujer, aunque puede que no seas tan hombre como te crees —espeta la empresaria frunciendo los labios con disgusto.—No me desafíes, si tantas dudas tienes puedes venir a comprobarlo
—La veo, está entrando a una tienda de ropa cara, apuesto a que debe estar acostumbrada a gastar una fortuna todos los días —informa Santiago a través del manos libres mientras saca una fotografía a Alicia.—No le pierdas el rastro, esa víbora buscará la manera de zafarse de esta situación. Una fiera acorralada se vuelve aun mas peligrosa, así que no te confíes —advierte una voz distorsionada desde el otro lado de la línea telefónica.—Lo sé, la conozco bien. Aunque la verdad es que no le hemos dejado con ninguna opción para escapar de nosotros, has pensado en cada detalle para dejarla en esa situación —comenta el hombre a quien le gustaría saber las razones que su misterioso benefactor tiene para querer ver a Alicia en la ruina total.—De todas formas intentará librarse de alguna manera, está en su naturaleza conseguir lo que quiere a cualquier precio. Lo más probable es que ya esté intentando determina qué ha sido de tu vida durante todos estos
—Disculpe, señor Steinberg, le he traído un café con medialunas. Supe que hace apenas un rato que ha llegado desde Barcelona, y supuse que querría algo de tomar —anuncia Débora entrando con una bandeja a la oficina que le han asignado al empresario.—Gracias, cariño. No seas tan formal, puedes llamarme por mi nombre, ¿Ha sido un gesto de mi primo para hacerme sentir cómodo? —interroga Timoteo recostado en el sillón detrás del escritorio mirándola con curiosidad.—No, una vez que el señor Steinberg se dedica al trabajo parece dejar de estar consciente de todo a su alrededor, incluso hasta llegando a descuidar a las personas de las que debería estar pendiente —excusa la muchacha dejando la bandeja sobre el escritorio y mirando con aparente timidez al hombre que no le saca los ojos de encima.—Entonces es una gran ventaja para él poder contar con alguien tan eficiente que es capaz de pensar en todo —declara el empresario con una sonrisa de galán tomando la
—Este es un caso que se cerró hace más de treinta años, Luis. ¿Cuál es la razón de que se haya reabierto después de tanto tiempo? —pregunta una periodista a su compañero en la pantalla del Smart tv de Alicia.—La aparición de un testigo clave quien cuenta no solo cuenta con el testimonio de que ese incendio no fue un accidente, sino algo premeditado para asesinar a la familia que vivía en esa casa, también ha indicado contar con pruebas para demostrar lo que dice —responde el hombre canoso con seriedad.—¿Y esas pruebas ya se encuentran en las manos de la justicia? —pregunta la reportera pasando un mechón de pelo rubio detrás de su oreja.—Aún no, el testigo ha solicitado que sea el Fiscal Avilés quien dirija la investigación, ya que solo a él le brindará las pruebas con la que cuenta. Este Fiscal fue quién llevó a cabo la investigación y quien se opuso a que el caso fuese archivado, tiempo después fue trasladado a la plata en donde ha estado desempe
Sentada en uno de los taburetes de la cocina, Julieta pasa las fotografías en la computadora con cierta melancolía, ver esos bellos momentos junto a su familia le hacen preguntarse en qué momento su vida dejo de ser simple. En cada una de esas imágenes puede ver la alegría que solía caracterizarla, y que no eran solo porque tenía una cámara delante, sino porque realmente se sentía feliz. Una muchacha llena de vida y sueños, que si bien apenas estaba dando sus primeros pasos, sentía que no existía nada que no pudiese conquistar. Al ver una fotografía en la que se encuentra abrazando a su padre en la sala de su antigua casa no puede evitar esbozar una débil sonrisa, quizás sea momento de visitarlos, necesita de ese cariño y contención que parece que solo sus progenitores parecen ser capaces de brindarle.—¿Quién podrá ser? —murmura la modelo al oír el sonido del timbre resonando en el departamento.—Espero no estar interrumpiendo nada —comenta el Agente de la
Ariel cierra su notebook refregándose los ojos con las manos, soltando un suspiro cargado de cansancio se recuesta en el sillón mirando el techo blanco de su departamento. Si bien los números de su compañía parecen estar muy bien, no es capaz siquiera de esbozar una sonrisa, su mente está demasiado cargada de diferentes pensamientos que ni la noticia de que sus finanzas siguen creciendo puede darle calma. No solo ha tenido que lidiar con la sorpresiva separación de Esmeralda, sino que ahora también tiene que soportar a su primo dentro de la compañía, algo que le da muy mala espina, simplemente no puede atribuir que Timoteo sea parte de Jaguer por simple casualidad. Puede percibir que hay algo cociéndose detrás de eso, aunque no sea capaz de verlo.—Eventualmente lo descubriré en algún momento, pero la cuestión es que lo haga antes de que él pueda c