Ariel cierra su notebook refregándose los ojos con las manos, soltando un suspiro cargado de cansancio se recuesta en el sillón mirando el techo blanco de su departamento. Si bien los números de su compañía parecen estar muy bien, no es capaz siquiera de esbozar una sonrisa, su mente está demasiado cargada de diferentes pensamientos que ni la noticia de que sus finanzas siguen creciendo puede darle calma. No solo ha tenido que lidiar con la sorpresiva separación de Esmeralda, sino que ahora también tiene que soportar a su primo dentro de la compañía, algo que le da muy mala espina, simplemente no puede atribuir que Timoteo sea parte de Jaguer por simple casualidad. Puede percibir que hay algo cociéndose detrás de eso, aunque no sea capaz de verlo.
—Eventualmente lo descubriré en algún momento, pero la cuestión es que lo haga antes de que él pueda cDébora mira mediante la cámara frontal de su teléfono si su maquillaje está bien, pareciéndole que ese rojo fresa le hace unos labios más que seductores se da por satisfecha. Guardando su celular se alisa con las manos unas pocas arrugas del vestido negro ajustado al cuerpo que lleva, uno que tiene un escote que suele captar la mirada de la mayoría de los hombres, aunque claro que se ha preparado así para su próximo objetivo. Apoyando la carpeta que lleva en el brazos sobre su pecho toca el timbre del departamento de Ariel, su Jefa le ha encargado dejarle esos papeles sin falta, en realidad se lo dijo mientras aun estaban en la oficina, pero ella vio la oportunidad perfecta para presentarse delante de él en un ambiente más propicio para que pueda hacer su jugada.—¿Sí? —pregunta el empresario abriendo la puerta con los ojos aun rojos por el llanto.—
—Debo confesar que cada día mi admiración por tu trabajo solo va en aumento, soy como un niño que no puede dejar de contemplar un arco iris —declara Timoteo acercándose con una gran sonrisa a la modelo.—Agradezco mucho su halago, me tomo mi trabajo en serio, que le haya gustado supongo que es una señal de que lo estoy haciendo bien —responde Julieta con una sonrisa formal queriendo ir a cambiarse de ropa.—Puedes estar segura de eso, de hecho me gustaría poder charlar sobre la posibilidad de estar con Jaguer en la semana de la moda de París —ofrece el hombre pareciéndole una excusa más que suficiente para conseguir una cena o al menos un almuerzo con ella.—Le agradezco la propuesta, pero el señor Steinberg ya dio la respuesta de que no sabe si mi contrato podrá darse por terminado en ese entonces , creo que es algo que debe arreglar con él en todo caso —señala la mujer reconociendo el intento de ligue.—Eso es algo que puedo arreglar sin pro
Alicia examina minuciosamente todos los periódicos que están sobre la mesa del patio en donde una vez más se encuentra desayunando sola, no conoce la causa de la ausencia de su marido, pero en realidad la agradece ya que de esa manera no necesita disimular su ansiedad. Al dejar el último periódico sobre la mesa puede respirar con tranquilidad al no ver siquiera un articulo sobre la investigación del incendio en el que murió su familia, y eso es una gran noticia, puede que finalmente hayan decidido que no valía la pena ponerse en tantos gastos por un caso antiguo de un pueblo insignificante, eso es lo bueno de la justicia argentina.—Bueno, finalmente podré encargarme de nuevo del tema de Ariel, ya luego veré como lidiar con Santiago —murmura la mujer que preocupada en esa cuestión de su pasado ni siquiera ha podido informarse de los avances de Carolina.—Disculpe
—Disculpa que lo diga de esta manera, pero siempre supe que tu hermana era una zorra, aunque nunca me imaginé que llegara tan lejos como para revolcarse con su cuñado —espeta Malena sentada en la punta de la cama de su amiga. —No es algo que hubiese esperado, todos estos años creyendo que había tenido una relación hermosa con Pablo, y resulta que siempre me engañó. Pensar que estuve a punto de darle otra oportunidad, he sido una tonta, puedes decírmelo —confiesa Julieta con cierto pesar en el rostro mirándose al espejo para ver como le queda el vestido veraniego que se ha puesto para la cena de esa noche. —No quiero hacer leña del árbol caído, de hecho hasta estoy orgullosa que te hayas dado la oportunidad de seguir adelante, debes pasarme la receta para atraer a tantos hombres exitosos, porque yo solo consigo mujeriegos y vagos —indica la amiga con una sonrisa divertida en los labios. —No estaba muy segura de hacerlo, sobre todo al descubrir que
—Bien, yo creo que podemos dar casi por sentada la campaña publicitaria para la semana ecológica, por supuesto que esta podría ser una buena oportunidad para hacer mas cercanos a la gobernación y conseguir mas trabajos como ese —informa Carolina poniendo delante de su compañero los bocetos que ha preparado. —No me suele gustar esa idea, hay mucha burocracia de por medio, todo eso de las licitaciones, los sobornos para asegurarte que te den el trabajo, no tengo interés en meterse en ese agujero de alcantarilla —refunfuña Ariel que al igual que su padre no puede sentir más que aversión por las personas incapaces y mediocres que los gobiernan. —Creo que es una gran oportunidad de crecimiento, podríamos hasta llegar a conseguir hacernos cargo de la publicidad de su próxima campaña electoral, aunque parece que no tienes el más mínimo interés en prestar atención a los que te estoy diciendo —reclama la empresaria con una mirada severa frunciendo loa labios con disgu
—¿Qué sucede? —pregunta Timoteo al ver en los ojos de su invitada cierto desconcierto. —Oh, nada, solo vi a alguien… —responde Julieta tratando de no dar relevancia al asunto. —¿Sí? ¿A quién? —pregunta el empresario volteándose en la dirección que la mirada de la modelo se ha clavado—, ¿Ese es mi primo? ¿Y esa chica? —Es mi hermana —responde la mujer tratando de no hacer notar la rabia que le produce verla ahora junto a Ariel, dispuesta como siempre a querer sacarle todo lo que ella ha tenido. —¿Mi primo y tu hermana? Que familiar se ha vuelto esta cena, podríamos pedir que junten nuestras mesas para cenar juntos —propone Timoteo que a pesar de que no disfruta de la compañía de su primo, piensa que es lo que quiere su compañera. —¡No! No quiero interrumpirlos, han de querer privacidad —afirma Julieta suavizando su tono de voz luego de la enérgica negación. —Oh, ¿No te llevas bien con tu familia? Puedo entenderlo
—¿Estas hablando en serio? —cuestiona Ariel pasmado por la propuesta que Guillermo le ha traído. —¿Alguna vez no lo hago? Este desfile en Carlos Paz va a ser una especie de prelanzamiento de nuestra línea, una muestra de lo que vamos a ofrecer, un guiño a los inversores y un poco de presión para la competencia —aclara el diseñador disfrutando de la vista de la oficina. —Entiendo eso, me parece una estrategia buena, aunque algo arriesgada, sobre todo cuando aun tienes que contar con la campaña y la semana de la moda. Además puedo entender que quieras contar con Julieta, pero no por qué me quieres a mí ahí —plantea el empresario a quien la idea de tener que pasar un fin de semana en Carlos Paz no le ha gustado, y mucho menos teniendo que estar acompañado de Julieta. —Porque ya todos saben que tengo al mejor en publicidad a cargo de mi campaña, y tu presencia allí logrará fortalecer cada uno de mis objetivos. Aunque deberé pedirte que te abstengas de
—¡Por fin han llegado las personas a las que mas me interesaba ver! —exclama Guillermo con los brazos extendidos recibiendo a sus invitados en el vestíbulo del hotel. —¿Recibiéndonos en persona? No esperaba ese honor, ¿O solo querías asegurarte de que hubiésemos venido? —interroga el empresario con una sonrisa divertida en los labios a medida que avanza hacia su cliente. —Confiaba en ti, eres uno de los pocos hombres de palabra que quedan en el mundo. Y tú Julieta estás tan radiante como siempre, vasa ser la estrella de este desfile, puedo asegurártelo —afirma el diseñador con brillo en los ojos al poder imaginar las prendas que lucirá ese grácil cuerpo. —Le agradezco sus palabras, pero creo que está siendo mucho más efusivo de lo que debería, estoy segura de que cuenta con muchas modelos hermosas —murmura la mujer con cierto rubor en las mejillas por la vergüenza. —Es verdad, las tengo, pero ninguna es capaz de transmitir lo que