—¿Y qué te parece? ¿Te gusta? —pregunta Pablo con mirada interrogante parado en medio de la sala de su nuevo piso en Barcelona.
—¡Es impresionante, es por lo menos tres veces más grande que el mío! ¡Y todos estos muebles son hermosos, esto debe salir una fortuna! ¿Estás seguro que todo esto es necesario? —consulta Julieta algo preocupada de que se esté despilfarrando dinero innecesariamente. —No tienes que preocuparte por el dinero, de hecho nunca mas deberás pensar en el dinero, o preocuparte de cuánto gastar —afirma el futbolista con una gran sonrisa confiada en el rostro.—No creo que debas tomártelo tan a la ligera, que ahora cuentes con un buen sueldo no significa que debas malgastarlo —advierte la modelo a quien nunca le han gustado los excesos.—No seas tan aguafiestas, desde ahora no hay limitaciones para nosotros. Lo que quieras será tuyo, solo tienes que pedirlo —asegura Pablo alzando las manos a los lados de su cuerpo para enf—¿Cómo sigues, amigo? —pregunta Daniel entrando en la oficina de su compañero con cautela.—Estoy bien, o lo mejor que puedo estar al menos dada las circunstancias —responde el empresario encogiéndose de hombros mientras intenta concentrarse en la pila de papeles que tiene sobre el escritorio.—¿Aún no has tenido noticias sobre Esmeralda? —consulta el amigo tomando asiento trayendo otro par de carpetas.—No, es como si la tierra se la hubiese tragado. Ni siquiera se ha comunicado con sus padres, no entiendo por qué lo ha hecho, estábamos a punto de cumplir nuestro sueño —reclama Ariel echándose hacia atrás en su asiento soltando un largo suspiro cargado de frustración.—Está bastante claro que lo hizo por amor, no quería verte a ti y a sus familiares sufriendo, fue algo muy noble de
—¿Así que Ariel ha vuelto? —pregunta Alicia a través del teléfono extrañada de la noticia.—Si, no esperaba que volviera tan pronto, la verdad es que no sé qué pudo haber sucedido para que haya regresado —comenta Carolina tan sorprendida como su aliada.—¿Ya habrá muerto la moribunda? —consulta la señora Steinberg paseando por su colorido jardín al que un grupo de cuatro jardineros están dejando a su gusto para el evento que piensa organizar.—No, no lo creo, he estado revisando las necrológicas de un diario de ese pueblo, y no ha aparecido su nombre. Quizás se pelearon o se dio cuenta de que no tenia sentido involucrarse tanto con alguien que va a morir —comenta la empresaria sin poder imaginarse otra razón por la que esos dos se hallan separado.—Lo que haya sucedido no tiene mucha importancia, si él ahora está aquí y ella allí, significa que ya no volverán a estar juntos. Así que no deberemos preocuparnos por ella, ¿Qué hay con la modelo? —
—¿Y qué tal están tus Calamares a la Andaluza? —pregunta Pablo mirando con curiosidad a su compañera que ha pedido ese plato para probarlo.—Están muy buenos, aunque sigo sosteniendo que podríamos haber ido a un lugar más económico, va a salirte un riñón esta comida —reclama la modelo que de todas formas disfruta del sabor de ese plato.—Y yo sigo sosteniendo que debes dejar de preocuparte de esas cosas, disfruta de todo esto sin culpa, nos lo podemos permitir. De hecho podríamos almorzar y cenar cada día aquí sin ningún problema —sostiene el futbolista comiendo del salmón que ha pedido.—Cocinar no es un crimen, y mucho menos en la hermosa cocina que tienes en tu departamento. Aunque la economía nunca ha sido tu fuerte, eres de los que creen que tener dinero en el bolsillo significa que hay que gastarlo —reprende Julieta mirándolo con severidad.—La cocina tampoco es mi fuerte, aunque tu comida siempre ha sido tu fuerte, aunque no porqu
—¿Qué quieres de mí? —pregunta Alicia sentada a la mesa de la habitación del hotel con la mano apoyada sobre su abdomen que aun le sigue doliendo.—Solo quiero lo que me pertenece, cariño. Me prometiste amor para toda la vida, pero solo trataste asesinarme junto a tu pobre familia —reclama el hombre con tranquilidad bebiendo un trago de Bourbon.—¿Mi pobre familia? ¡Ellos se merecían eso por todo lo que me hicieron sufrir, por querer condenarme a ser una pobre pueblerina que nunca tendría un futuro por culpa de ellos! ¡Y tú tampoco podías ofrecerme lo que yo quería, no eras más que otro peso! —declara la mujer con desprecio, sin un ápice de culpa.—Eres una mujer cínica, Alicia. Y dime: ¿Tu hermana también se lo merecía? —cuestiona Santiago mirándola con severid
—¿Aun estas aquí en la oficina? —pregunta Daniel mirando a su amigo con cierto reclamo.—Es mi lugar de trabajo, ¿En qué otra parte se supone que debería estar? —cuestiona Ariel sin siquiera levantar la mirada del informe que esta leyendo.—Pues, no lo sé, quizás en el estudio mirando cómo se ha retomado la campaña, debo decir que Julieta está tan hermosa como siempre —comenta el amigo señalando hacia la puerta en un intento de convencerlo de salir de esas cuatro paredes.—Pues pareces ser tú el interesado en verla, yo tengo trabajo que hacer, así que puedes encargarte de supervisar ese tema —sostiene el empresario sin deseo de encontrarse con la modelo.—Recuerdo que antes estabas más que interesado en supervisar la campaña en persona, de hecho de ser parte de cualquier cosas que involucrase a Julieta —presiona Daniel tomando asiento frente a su compañero que suelta un suspiro al ver que no se dará por vencido.—No me interesa, y pr
—¿Tuviste la oportunidad de llevártela al otro lado del mundo, estar en el mismo departamento que ella y no has conseguido nada? —reclama Carolina a través del teléfono de su oficina con evidente molestia.—¿Acaso piensas que Julieta se tira a los brazos de cualquiera que le brinda una sonrisa? Además fuiste tú quien la llamó para que volviera a Buenos Aires cuanto antes, si al menos hubiese contado con tenerla toda la noche podría haber logrado algo más —replica Pablo sin estar dispuesto a cargar con toda la culpa de no haber cumplido con su objetivo.—Querido, a un buen hombre no le influye si es de día o noche para lograr conquistar a una mujer, aunque puede que no seas tan hombre como te crees —espeta la empresaria frunciendo los labios con disgusto.—No me desafíes, si tantas dudas tienes puedes venir a comprobarlo
—La veo, está entrando a una tienda de ropa cara, apuesto a que debe estar acostumbrada a gastar una fortuna todos los días —informa Santiago a través del manos libres mientras saca una fotografía a Alicia.—No le pierdas el rastro, esa víbora buscará la manera de zafarse de esta situación. Una fiera acorralada se vuelve aun mas peligrosa, así que no te confíes —advierte una voz distorsionada desde el otro lado de la línea telefónica.—Lo sé, la conozco bien. Aunque la verdad es que no le hemos dejado con ninguna opción para escapar de nosotros, has pensado en cada detalle para dejarla en esa situación —comenta el hombre a quien le gustaría saber las razones que su misterioso benefactor tiene para querer ver a Alicia en la ruina total.—De todas formas intentará librarse de alguna manera, está en su naturaleza conseguir lo que quiere a cualquier precio. Lo más probable es que ya esté intentando determina qué ha sido de tu vida durante todos estos
—Disculpe, señor Steinberg, le he traído un café con medialunas. Supe que hace apenas un rato que ha llegado desde Barcelona, y supuse que querría algo de tomar —anuncia Débora entrando con una bandeja a la oficina que le han asignado al empresario.—Gracias, cariño. No seas tan formal, puedes llamarme por mi nombre, ¿Ha sido un gesto de mi primo para hacerme sentir cómodo? —interroga Timoteo recostado en el sillón detrás del escritorio mirándola con curiosidad.—No, una vez que el señor Steinberg se dedica al trabajo parece dejar de estar consciente de todo a su alrededor, incluso hasta llegando a descuidar a las personas de las que debería estar pendiente —excusa la muchacha dejando la bandeja sobre el escritorio y mirando con aparente timidez al hombre que no le saca los ojos de encima.—Entonces es una gran ventaja para él poder contar con alguien tan eficiente que es capaz de pensar en todo —declara el empresario con una sonrisa de galán tomando la