-Ya vine idiotas – saludó groseramente, yo solo rodé los ojos con molestia. – Ya estoy aquí precioza – Se sentó en la silla al lado mío para luego atraerme a él y besarme en los labios por un momento, no pude nada más que corresponder porque los chicos nos veían. Me aparté lo más pronto que pude y fingí sonreír encantada.
- ¿Qué te cuentas fratello? – preguntó Romeo chocando el puño con él.
- ¿A dónde fuiste? – preguntó Guido con el ceño fruncido. – Encontré a Celestia sola en la mesa de postres después de que te fuiste.
Se encogió de hombros mirándolo con desdén, la tensión que ambos irradiaban despertaba mi curiosidad, algo habría pasado entre ellos – Nada importante, solo me llamaron para un trabajo que estoy solicitando y hasta ahora el proceso va más que bien – sonrió ampliamente, no sabía de qué trabajo se refería, pero tampoco me interesaba en lo absoluto, incluso si encontraba trabajo para mí mejor que se desapareciera hasta los fine
Por no se cuánta vez, Donato metiéndose en donde no le importa, pero bueno... Hoy tendremos triple capítulo, he aquí el segundo ;) Disfrútenlo.
-Oh, con que aquí están – llegó Donato por detrás de mí. Volteé a verlo mientras por el rabillo del ojo vi como Guido suspiraba y pasaba su mano por su cabello desordenándolo. -Si, aquí estamos, estábamos bailando mientras tú venías. -Así es – secundó Guido – Stella y Flavio están bailando juntos y Celestia y yo estábamos… -Molto bene, grazie por cuidarla por mí – no lo dejó terminar Donato cuando me jaló hacia él. -Al menos deja que terminemos de bailar esta canción Donato – habló con seriedad. -No es necesario, yo ya estoy aquí, Celestia no te necesita más, SU NOVIO ya está para bailar con ella – Guido dio un paso y Donato también. - ¡Chicos! Per favore, tranquilos – me volteé hacia Guido – Grazie mille, Guido, has sido una maravillosa compañía – sonreí sincera y tomando una de sus manos suplicando con la mirada que se fuera y esperaba me entendiera. Guido se me quedó viendo por unos segundos de más
Pasaron varios minutos desde que vi a Donato irse detrás de esa chica castaña, no me importaba nada que se metiera con ella, con tal de yo me encontrara fuera de su radar hasta le buscaba más chicas si quería. Sentí la mirada de alguien en mí mientras seguía tomando mi limonada, volteé mi cabeza buscando al responsable de aquella mirada, pero no la encontraba, volví a tomar de mi bebida. Aún me encontraba al lado del escenario en una de las esquinas del salón. Suspiré. Busqué con la mirada a Guido, pero no lo encontraba por ninguna parte, ahora si me estaba arrepintiendo de haber venido, me temía que esto pasara… y… pasó. Seguía sintiendo esa mirada, pero no encontraba de quien y empezaba a sentirme incómoda por ello. Tener tanta gente a mi alrededor siempre había sido un problema para mí y ese pequeño detalle ya comenzaba a pasarme factura, más que estaba sola, pero lo prefería mil veces más a tener la absurda y despreciable compañía de Donato.
Mis ojos se cristalizaron sin poder creer lo que veían enfrente, las lágrimas bajaron sin piedad por mis mejillas, mi boca abierta de donde salían pequeños jadeos por el cansancio y a la vez por el pequeño trance de shock en el que había entrado. Simplemente no podía creerlo. Era imposible. Esto no podía estarme pasando a mí. -No, no, no – dije para mí en un pequeño hilo de voz mientras agitaba mi cabeza con incredulidad. Frente a mí había una pared. Una estúpida pared. Sí, para mi desgracia, estaba atrapada. Estos hombres habían logrado acorralarme. Me desequilibré y caminé con pasos inseguros hasta una de las paredes en las que mi cuerpo se desvaneció. Seguí soltando pequeños jadeos. -¿Qué pasa presioza principessa? – giré mi rostro hacia ellos – Oww ¿estás llorando piccola? – ahora eran cinco hombres. Cinco. Hombres. De. Negro. ¡CINCO! – No llores lindura, si quieres podemos consolarte – dijo uno de ellos haciéndo
Me removí, salté, pataleé, forcejeé, pero nada. Solo logré que ellos se enojaran aún más. -Ya me estás hartando mocosa, no hagas que me arrepienta de tratarte con la mayor delicadeza posible. -Si quieres golpes gatita, eso es lo que tendrás, te lo advertimos. -¿Pero por qué en vez de advertirle mejor no lo hacemos desde ya? – habló el que me había tomado de las mejillas en el pasillo provocándome dolor – Esta piccola mocosa no merece ninguna consideración de nuestra parte – suspiró con cansancio. Sí claro, como que él fuera el del gran problema aquí. Pedazo de imbécil. -Ah no, la mercancía no se daña Bred – con que ese era su nombre… Bred, idiota desgraciado, era el que deseaba tratarme como b****a, tratarme como él debería ser tratado – La mercancía se disfruta y se trata con delicadeza, al menos yo no quiero moretones en la mercancía ¿queda claro? – se dirigió a ellos el tal jefe – o si no los que quedaran con moretones serán usted
Matteo POV: Horas antes… El salón de baile estaba de lo más genial. Los chicos y yo habíamos llegado media hora antes de que empezara para ayudarles a nuestras amigas a revisar que todo estuviera en orden y como debía estar. La decoración, la música, la comida, todo se veía fantástico. Se notaba que la organización realmente había quedado en manos de las chicas. -Ustedes sí que saben cómo organizar una excelente fiesta – alagó Fede. -Lo sé nene, lo sé – respondió Krissy con una sonrisa arrogante y satisfecha. Ella y todas las chicas lucían hermosas y perfectas en sus maravillosos vestidos de gala. Todos reímos por la ocurrencia de Bathory. -No te me vuelvas Edna Moda – bromeé. -No me estoy volviendo como ella, yo ya soy como ella – siguió presumiendo, haciéndonos reír de nuevo. -Grazie por haber venido antes de la hora ch
Permanecimos con la atención en Celestia y Guido mientras ellos seguían en su animada charla, cosa que a ninguno de nosotros nos gustaba, pero nos podíamos hacer nada en estos momentos. Al poco tiempo se fueron a sentar a la mesa, ninguno de los villanitos aparte de él y Flavio estaban en la mesa. Los chicos y yo habíamos logrado ver las intenciones de Guido con Celestia desde hacía ya un tiempo. Podíamos notar que andaba detrás suyo. La trataba de una forma dulce y su mirada se volvía suave y tierna cuando la tenía enfrente, pero no podíamos esperar intenciones de las buenas cuando se tratan de estos mastodontes sin cerebro, y quizás, sin sentimientos. Así pasaron los minutos y el evento dio inicio. Krissy y Michael dieron la bienvenida e inauguraron la fiesta. Se había creado un alboroto total en el salón, alboroto del que nosotros también fuimos participes, por supuesto. No podía ser de otra manera. Celestia también lo había disfrutado. Ella había reído en
Gabriel POV: Había dejado a Lizzie con los chicos y las chicas bailando mientras iba por una bebida para ella y para mí. Estaba por volver cuando alguien se puso en mi camino obstruyendo mis pasos. - ¡GABRIEL, CIAO GUAPO! – Gritó Fiorella frente a mí con una gran sonrisa, se notaba que había estado bebiendo algo más que vino o si era vino se habría tomado más de tres copas para estar algo ebria. -Fiorella ¿has estado bebiendo vino de más? – pregunté con algo de molestia. -Tenía que hacerlo – dijo ella con algo de timidez – No tenía otra forma de tomar valor para acercarme a ti. -Bene, igual es una fiesta, está bien si es lo que quieres – Podíamos tomar el vino que quisiéramos, más no permitieron bebidas puramente alcohólicas ni cervezas por el hecho de ser un establecimiento educativo universitario, pero ahora me daba cuenta de que incluso los universitarios encontraban la forma de embriagars
-Solamente espero que no vaya a provocarle problemas a Celestia – suspiré rendido. -No te preocupes, seguro Celestia debe estar disfrutando y ella se irá a los baños a llorar, se le olvidará mañana cuando ya no tenga ni una gota de alcohol en su sistema – le restó importancia y me sonrió – Se que ustedes se preocupan por ella, es una chica preciosa por dentro y por fuera, se merece algo mejor que Donato y su grupo de mastodontes y de brujas – sonreí divertido – Créeme, los apoyo – apoyó su mano en una de mis hombros para enfatizar sus palabras – Pero no te dejes intimidar por palabras huecas, vacías y dolidas de una chica despechada. Suspiré de nuevo. -Tienes toda la razón – tomé su mano y besé su dorso – Grazie mille amore, eres asombrosa, sabes cómo calmarme y apoyarme en todo – le dije con una sonrisa de tonto enamorado. Ella me correspondió la sonrisa y sentí como mi ser se iluminó y revitalizó en ese instante. Sus brillantes ojos me demostraban