El sonido de estática, proveniente de la radio, suena y llena el vehículo en cuestión de segundos, eso la hace salir de su ensimismamiento. Suspira, levanta la mirada del dormido rostro de su Imre y pone atención a las noticias; dos hombres de voces agudas hablan de un asesinato: han matado a una mujer joven y su cuerpo ha sido abandonado en un terreno baldío, desconocen su identidad, pero calculan que tiene unos diecisiete años de edad.
Para Begum, escuchar aquello es desagradable; le provoca cierto malestar, incluso un poco de nauseas. No es que esté acostumbrada a una vida color de rosa, pues no es así, ha visto demasiadas cosas y vivido cada una de ellas. Ha sido arrastrada a horribles cuartos para ser tratada como si no fuera un humano, mucho menos un animal; le trataban como un simple cuerpo que requería ajustes.
Para David Alberto, ver el descomunal tráfico en el que se encuentran estancados no es nada nuevo, lo ha tenido que vivir en varias ocasiones saliendo de ensayos o de la escuela, claro que era más llevadero en aquel entonces pues no tenía un compromiso que verdaderamente valiera la pena. Suelta un suspiro, pasa las palmas de sus manos por la tela de su pantalón y desvía su atención a la radio, debe de haber algo bueno.Lamentablemente al encontrarse cerca de cruzar bajo un puente, la señal no es buena para ninguna estación radiofónica y sólo se escucha estática, un sonido molesto e irritante.— ¿Por qué no conecta su celular? Sabe que no tengo ningún problema con eso —el comentario de Luis le hace hacer una mueca, no es como que
La cena del día anterior fue agradable, hubo buena comida y un ambiente cálido envolvió el momento, algo que David y Begum disfrutaron muchísimo; el primero por estar rodeado de personas queridas y que los temas normalmente hablados con su familia no fueron mencionados en ningún momento; el segundo, por poder cenar en una mesa como una persona normal.Igual que la primera noche, David Alberto la subió a la cama en la madrugada para aparentar que estaban durmiendo juntos e igual que ese primer día, ella no pudo volver a dormir. Claro que le ayudó muchísimo el haber tomado una siesta en la tarde, pues así aunque no durmiera no iba a estar cabeceando al día siguiente, pero también le pasó a perjudicar ya que estuvo consiente en todo momento y más cuando su joven Imre se movía.
La Ninochka se encuentra claramente sorprendida; la conversación que lleva su Imre con el joven Abraham es tan animada y sin ningún comentario incomodo u ofensivo, que por un momento piensa que le han cambiado a David Alberto, pero es imposible porque no le ha quitado los ojos de encima. Sigue enfadada con él, pero verlo actuar como esté haciendo le deja la mente en blanco.Voltea a ver por la ventana, los parques que puede observar y las enormes casas le indican que están en un vecindario muy rico, demasiado, más que la privada en donde vivía su Imre está segura, pero al igual que aquella todo se ve muy vacío.No hay niños en el parque, no se escuchan perros, ni siquiera música hay y eso la pone nerviosa, le hace recordar estar encerrada en el cuarto del vac&i
Cuando Abraham vuelve a casa, se encuentra con la sala y cocina vacías, pensando lo peor se dirige a los cuartos; temiendo que al abrir las puertas le reciban con una escena que no quiere ni imaginar. Duda mucho que David fuera a tener algo que ver con la Ninochka, pero tiene en claro que con poder las personas cambian.Al menos eso fue lo que su padre le enseñó y los que pertenecen a su círculo social, no han hecho más que confirmar aquellas palabras.Termina de revisar las habitaciones, en ninguna de ellas los ha encontrado y eso le hace cruzarse de brazos, está aliviado de no haber encontrado alguna escena sexual, pero ¿dónde pudieran estar? Sin mucha esperanza se encamina al jardín trasero y la imagen que le recibe hace que sus brazos caigan a los lados de la impresi&oac
En verdad que Begum no podía creerse el tipo de Imre que le había tocado. Todo lo que rodeaba a David Alberto era un maldito laberinto, él era uno en todo caso. Tanto por su forma de mirar el paisaje, como la forma en hablarle a ella cuando estaban solos. Lo mucho que confiaba en ella y lo poco bien que la trataba; en cuestión de minutos aquel que duerme en su regazo era capaz de hacerla sentir especial y a la vez insignificante.Lo tan rico y poderoso que era, pero lo tan humilde que había sido con aquellos hombres sin casa fue como ver uno de aquellos show en donde un hombre metía la cabeza en el hocico de un cocodrilo: solo se espera el momento que algo malo ocurra. Aunque no los ayudó de a gratis, lo hizo con la intención de tener trabajadores y, por lo que dijo en la mesa, más compradores que ayudasen para salvar a Arlyn
Ya han pasado dos semanas desde que se habían hecho con aquella casa del Campo Algodonero sur, fue incomodo los primeros días para ambos al ser los únicos en aquella vivienda, pero se acostumbraron.La relación que mantenían Begum y David Alberto, era meramente profesional y solo cruzaban palabras cuando estaban en la mesa o cuando el joven Imre le pedía algo, cosa no ocurría todos los días. Él logró conseguir buenos maestros privados para ella, también alguien que le instruyera para aprender a tocar el violín. Eso último no funcionó del todo bien, en verdad la Ninochka no tenía nada don y al no gustarle, ambos se inclinaron por mejorar su manejo en el piano.Como bien había dicho Abraham su padre ahora le veía como un
El día dio paso a la noche, fue después de las ocho que David salió de su oficina y en la sala solo se encontraba Begum, quien veía entre lágrimas una vieja película: El Inocente, donde protagoniza Pedro Infante. El joven Imre escucha con atención, la escena que se lleva acabo es cuando Pedro y amistades cantan "no volveré".Es una maravillosa canción y posee buena voz, pero ¿por qué la Ninochka llora como si le hubieran arrancado el corazón?— ¿Vas a estar llorando? —ante la pregunta, la Ninochka comienza a limpiarse la cara queriendo borrar las lágrimas— ¿Tanto te ha conmovido?— Ha sido una buena película.
Begum despierta abrazada a su hermana menor, quien se remueve un poco al sentirla moverse. Sonríe soñolienta, acomoda el alborotado cabello de Lewa y da un beso en la frente de su dormida hermanita antes de ponerse de pie, estirando sus brazos para poder despejar de cualquier rastro del sueño a su cuerpo. Ve a su alrededor, el cuarto decorado con tonos pasteles y objetos brillantes, con aquella alfombra arcoíris y sin fin de peluches le obligan a bajar la mirada, tomando una bocanada de aire temblorosa. No le ha gustado nada el sentimiento que se ha instalado en su pecho, es pesado y ruin, así que decide salir del cuarto para poder ir por un poco de agua. Cruzando la sala se frena al ver la espalda de David Alberto en la cocina, traga y con nerviosismo baja el final del short de pijama que porta y sube la blusa de tirantes, es de espe