Begum despierta abrazada a su hermana menor, quien se remueve un poco al sentirla moverse. Sonríe soñolienta, acomoda el alborotado cabello de Lewa y da un beso en la frente de su dormida hermanita antes de ponerse de pie, estirando sus brazos para poder despejar de cualquier rastro del sueño a su cuerpo.
Ve a su alrededor, el cuarto decorado con tonos pasteles y objetos brillantes, con aquella alfombra arcoíris y sin fin de peluches le obligan a bajar la mirada, tomando una bocanada de aire temblorosa. No le ha gustado nada el sentimiento que se ha instalado en su pecho, es pesado y ruin, así que decide salir del cuarto para poder ir por un poco de agua.
Cruzando la sala se frena al ver la espalda de David Alberto en la cocina, traga y con nerviosismo baja el final del short de pijama que porta y sube la blusa de tirantes, es de espe
David Alberto voltea a ver a Begum después de terminar su llamada con Luis al cual avisó de que ya se encontraban fuera del aeropuerto y podía pasar por ellos; ella sigue con la mirada baja mientras mantiene una expresión vacía, no puede leerla y eso extraño. Desde aquella vez ella se había puesto en plan "no le veo, no existe", lo cual comienza a molestarle. Al principio creyó que esa actitud era de esperarse después de haber tenido sexo y le dio su espacio, pero en el viaje le hizo falta.Aunque estuviera a su lado, ella evitó tocarle y esquivó sus conversaciones, ¿acaso ella no quiso tener sexo con él? Y una mierda, ella había sido quien apago las luces, no él. Fue ella quien dio el último paso, lo que hicieron fue consensuado y ambos lo disfrutaron, está seguro de es
Abre la puerta con mucho cuidado, rezando porque David Alberto estuviera despierto y que al verla le sonriera travieso, burlándose de ella por preocuparse, pero no es así. Él sigue en la camilla y una máscara de oxígeno le ayuda a respirar, Begum piensa muy seriamente en pedir una para sí misma a estas alturas.Cuando ella se pasó a retirar por órdenes de David Alberto, no creyó que las cosas se pusieran tan mal.Luis le ve extrañado al verla sentarse en el asiento de copiloto y es de esperarse pues es el lugar de David Alberto, pero no dice nada. Begum le mira sin poder decir palabra, quiere decirle que vayan a por el joven Abraham lo más rápido posible, que su joven Imre no puede quedarse solo con aquel hombre que tanto miedo le causó con su sola presencia, pero nada sale de sus labios.El chofer suelta una risilla sin entender, se inclina y le abraza contra
Por un momento creyó que se iba a salir con la suya, el ir y hablar seriamente con el trío V para llegar a un acuerdo de mutua ayuda, pero al final Abraham le hizo sentarse de copiloto mientras él manejaba. Si estuviera Luis, David Alberto sabe que estaría logrando su cometido, sin embargo, su chofer tuvo que reunirse con Rosa para ir hacer el mandado.Tampoco se puede quejar, el estrés al que ha tenido que verse sometido durante meses no le ha permitido disfrutar de algo tan simple como un viaje de carro, claro que ha tenido sus respiros; ver películas con Begum, cocinar junto a ella e incluso el haber ido a conocer a los padres de ella, error, llevarla a ver a sus padres. Sí, él no viajó solo para conocerlos.Niega con la cabeza, ve hacía el retrovisor y ahí está ella, viendo por la ventana desde el asiento trasero. Era una atrevida, le había besado en el hospital, ya que &eacu
Cuando despertó, el frondoso cabello de su Ninochka fue lo primero que vio y en vez de retirarlo o alejarse, acopló su cuerpo al de ella y hundió la cara en aquella melena oscura, respirando la fragancia suave de dulces frutos. Begum se removió entro sueños, acomodó mejor la espalda contra su pecho y suspiro, volviendo a quedar totalmente dormida.No, él jamás se imaginó así, pero no le pareció malo aquello.Fue Abraham quien volvió a despertarlo, al parecer se había quedado dormido de nuevo y al abrir los ojos, Begum estaba abrazada a él de frente. Como la luz seguía apagada y las cortinas cerradas, la tenue luz que lograba filtrarse no permitía ver con claridad el rostro de su amigo, pero sí en dónde estaba.
La carta había llegado a sus manos gracias a un hombre bien arreglado, el traje color blanco y un broche de tulipán adornando el cuello de la camisa de vestir, los zapatos negros relucientes y el pantalón pulcramente planchado, destacaban en el lugar tan casual que se encontraba comiendo con sus acompañantes de trabajo.De alguna forma, David Alberto no pudo verlo a los ojos, ni otra característica que no fuera la vestimenta. Tal vez el temor de ser descubierto, como el de un niño a punto de hacer una travesura, o porque le recordó un poco a su padre.— Buenas tardes —saludó el hombre, interrumpiendo sin preocupación alguna.— Buenas...
A pesar de tenerlo frente de ella, luciendo todo tranquilo mientras come el desayuno que le preparó, no puede quitarse esa sensación de lejanía. ¿Por qué? Duda mucho que se haya molestado porque salieron sin él hace dos noches, pero ¿pudo haber contribuido en algo?La nota en el refrigerador no estaba en donde ellos la dejaron, eso calma un poco su nerviosismo, pero se seguía preguntando en dónde estaba su joven Imre.Cuando llegaron, lo primero que hizo fue revisar la oficina, en donde se encontró un escritorio limpio y vacío, al igual que el sofá y la silla. Frunció el ceño, ¿acaso se había ido a dormir a la cama? Con aquella pregunta en mente, fue a ver en el dormitorio y se encontró con la misma imagen
— ¡¡Eres una mierda!! —grita David Alberto, señalando al hermano de Begum, quien alza como bandera una toalla blanca— ¡Deja eso en donde estaba!— No necesitan tantas toallas —señala Yaro, acercándose a la salida— y yo no pienso compartir con Abraham.— Te aseguro que su idiotismo no es contagioso.— No me pienso arriesgar.Begum suelta suspiro cansado, es obvio que esa riña iba a seguir más tiempo. No entiende por qué su hermano y su Imre se llevan tan mal, ¿era alguna clase de normativa entre hombres o se debía por ser de la misma edad? Para ella, lucen como dos perros ladrando de casa en casa, pero al estar enfr
Frente al teatro, David Alberto observa sin ánimo la entrada del lugar, pues a pesar de lucir un increíble diseño e impresionantes puertas, el saber lo que ocurre ahí dentro le repele totalmente. Baja la mirada a su reloj de muñeca, ya era hora de entrar y dentro de poco iban a comenzar los vergonzosos procesos de aceptación. Sólo espera no encontrarse con Daddy.Mete sus manos a los bolsillos de su pantalón y cierra los ojos, respirando por su cuenta para controlar los acelerados latidos de su corazón y así evitar que le de un ataque de pánico, aunque las probabilidades de que eso pase son mínimas; el medicamento más recuerdos frescos de Begum le mantendrán a raya.Definitivamente iba a lograrlo; entraría ahí y salvarí