21: VERDADERAS INTENCIONES

Cuando despertó, el frondoso cabello de su Ninochka fue lo primero que vio y en vez de retirarlo o alejarse, acopló su cuerpo al de ella y hundió la cara en aquella melena oscura, respirando la fragancia suave de dulces frutos. Begum se removió entro sueños, acomodó mejor la espalda contra su pecho y suspiro, volviendo a quedar totalmente dormida.

No, él jamás se imaginó así, pero no le pareció malo aquello.

Fue Abraham quien volvió a despertarlo, al parecer se había quedado dormido de nuevo y al abrir los ojos, Begum estaba abrazada a él de frente. Como la luz seguía apagada y las cortinas cerradas, la tenue luz que lograba filtrarse no permitía ver con claridad el rostro de su amigo, pero sí en dónde estaba.

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