Capítulo 36 —Lagunas en la historiaNarrador:El auto avanzaba en silencio, con la tensión suspendida como una niebla entre ellos. Mickaela miraba por la ventana, pero su mente estaba atrapada en un torbellino de pensamientos. Cada palabra de Xavier, cada gesto, cada mirada suya desde la noche anterior, la había dejado en un estado de confusión y deseo que no podía ignorar. Y ahora, cuando el coche se detuvo abruptamente, Mickaela parpadeó, desconcertada. Xavier apagó el motor y salió sin decir una palabra. Ella lo observó mientras él caminaba hasta el borde de un barranco cercano. El cielo estaba pintado de un naranja crepuscular que se desvanecía en un azul profundo, y el viento acariciaba su cabello, revuelto como sus pensamientos. Desde la distancia, podía verlo con las manos en los bolsillos, la postura tensa y cargada de algo que no podía definir.—¿Qué haces?—le gritó desde el coche, pero él no respondió. Frustrada, Mickaela salió del auto, aunque se detuvo a medio camino. —No
Capítulo 37 —Mucho de Xavier, poco de Kael...Narrador:El avión ascendía suavemente, y desde la ventana, Mickaela veía cómo las luces del aeropuerto se perdían en la distancia. Había esperado que el vuelo la distrajera, pero en lugar de eso, el silencio del jet privado era un espejo de su mente...Xavier; sus labios, sus fuertes brazos sosteníendola, el aroma embriagante de su piel, sus palabras cargadas de deseo... —Esto está mal, muy mal —Cerró los ojos, apoyando la cabeza contra el respaldo. Los besos habían sido un error, lo sabía. Pero entonces, ¿por qué sentía que una parte de ella no quería olvidarlo? —Cálmate —murmuró para sí misma, apretando el borde del asiento con los dedos —Olvídalo. Todo esto tiene que quedarse atrás.El jet privado aterrizó suavemente en la pista de la ciudad. Mickaela descendió con la misma sensación con la que lo había abordado; de un vacío difícil de explicar y una confusión que no lograba disipar. El viaje había sido silencioso, casi solitario, a pe
Capítulo 38 —Lo que no veo Narrador:Habían pasado dos días desde que Mickaela había vuelto. El peso de la rutina había comenzado a caerle encima, pero nada lograba sacudir de su mente lo que había pasado con Xavier. Se sentía atrapada en una tensión constante, como si el beso al borde del abismo y luego en el aeropuerto, asi como las palabras que no debieron decirse, hubieran dejado una marca imborrable. Pasaba horas en la galería, más de las necesarias, aprovechando la calma de las paredes blancas y las obras que pendían de ellas. Pero ni siquiera su trabajo lograba traerle paz. Cada vez que recibía un mensaje o una notificación, su primer impulso era mirar si era Kael. Pero no lo era. Kael seguía en París, en el Louvre, en eventos llenos de personas con trajes caros y copas de champán. Con ella. Esa mujer de la foto. Esa que había visto en su Insta*gram, de pie junto a él, demasiado cerca. La había ampliado, había analizado cada detalle, como si eso pudiera darle alguna explicació
Capítulo 39 —Sin máscarasNarrador:El aire dentro del piso era cálido y acogedor, contrastando con la fría brisa de la calle. Mickaela se quedó de pie en el umbral del salón, sus ojos recorriendo el espacio. Las paredes estaban decoradas con cuadros que no parecían casuales, una elección calculada, como todo lo que rodeaba a Xavier.—No me esperaba esto —murmuró, girándose hacia él, que había dejado su abrigo en el perchero.Xavier sonrió mientras se dirigía a la cocina abierta al otro lado del salón.—¿Esperabas un lugar más decadente? —bromeó, sacando una botella de vino de la vinoteca integrada.—Esperaba… un restaurante, como habías dicho. Esto huele a trampa.—No es una trampa, Mickaela. Es una cena. La diferencia está en la percepción.Ella resopló, pero no replicó. En lugar de eso, caminó hacia el ventanal que daba a una vista espectacular de la ciudad iluminada. Las luces se extendían hasta donde alcanzaba la vista, pero no lograban calmar la tensión en su pecho.—¿Siempre pl
Capítulo 40 —Querer algo más que lo obvioNarrador: Mickaela sintió cómo las manos de Xavier la rodeaban con decisión, deslizando los dedos con delicadeza por su nuca. La cercanía era abrumadora, el calor entre sus cuerpos quemaba cualquier pensamiento racional. Los labios de Xavier encontraron los suyos de nuevo, esta vez con más urgencia, explorándolos como si quisiera memorizar cada sensación. Mickaela respondió con igual intensidad, sus manos recorriendo los brazos de él, sintiendo la firmeza de sus músculos bajo la tela de su camisa. Cuando se separaron por un instante para tomar aire, Xavier apoyó su frente contra la de ella, su respiración pesada entrelazándose con la de ella.—No sé en qué momento cruzamos esta línea, pero no quiero retroceder —murmuró él, su voz grave y cargada de sinceridad.Mickaela levantó la mirada, sus ojos buscaban los de Xavier, pero al mismo tiempo, quería ocultar la vulnerabilidad que sabía que él podría ver.—Esto es una locura —susurró, su voz ape
Capítulo 41 —Sombras del ayerNarrador:París brillaba bajo la luz dorada del atardecer, las calles llenas de vida y un bullicio constante que Kael apenas percibía. Había terminado un largo día en el Louvre, donde las presentaciones y las reuniones parecían interminables. Para despejarse, decidió cenar en el restaurante del hotel, un lugar tranquilo con vistas espectaculares de la ciudad. La iluminación tenue y el murmullo bajo, de conversaciones en francés, pese a que él hablaba con fluidez ese idioma, ofrecían el respiro que necesitaba. Estaba sentado junto a una ventana, con una copa de vino tinto frente a él, mientras esperaba su plato principal. Había terminado de mensajearse con Mickaela, intercambiando palabras que hablaban de lo mucho que se amaban y se extrañaban. Ese instante le había dejado una sensación de calidez que permanecía en su mente, como un recordatorio de lo que tenía con ella. Entonces, la vio. Camila. Apareció en la entrada del restaurante como si hubiera sido
Capítulo 42 —Bajo las luces de ParísNarrador:El Louvre brillaba con toda su magnificencia bajo el cielo nocturno de París. La gala era un evento fastuoso, reuniendo a las mentes más influyentes del arte contemporáneo. Entre ellos estaba Kael, vestido con un elegante esmoquin negro que contrastaba con su aura de tranquilidad calculada. Mientras se movía entre los asistentes, su mente vagaba hacia Mickaela, recordando su reciente intercambio de mensajes. Las palabras de amor y deseo aún resonaban en su mente, pero esa conexión se sentía cada vez más lejana en medio de las luces y los murmullos parisinos. Entonces, la vio; Camila. Llevaba un vestido dorado que destacaba contra la multitud, cada paso suyo destilaba confianza y atrajo la atención de todos a su alrededor, pero fue hacia Kael a quien le dedicó su sonrisa más cautivadora. Se acercó a él, una copa de champagne en la mano, sus ojos brillando con una mezcla de nostalgia y picardía.—¿Otra coincidencia, Kael? —preguntó con un t
Capítulo 43 —Sin piedad ni pausaNarrador:Camila lo miró fijamente, su respiración acelerada, mientras sus manos descendían con una lentitud deliberada por el abdomen de Kael, rozando su piel con la precisión de alguien que sabía exactamente lo que hacía. Sus dedos desabotonaron el pantalón, y sin apartar la vista de él, tiró suavemente de la tela, llevándose también la ropa interior. Kael no pudo evitar un suspiro profundo, su cuerpo tensándose bajo el toque de Camila. Ella sonrió, con una mezcla de travesura y desafío, antes de bajar lentamente, dejando que sus labios recorrieran su torso. Su aliento cálido dibujaba caminos invisibles por su piel, mientras Kael la observaba desde arriba, incapaz de apartar la mirada.—Te has hecho más tatuajes —dijo, recordándole que lo conocía muy bien —me gusta...Cuando Camila llegó cerca de su objetivo, él cerró los ojos y dejó escapar un gemido ronco, su mano instintivamente enredándose en su cabello. El ritmo que marcaba Camila lo volvía loco