La luna estaba alta en el cielo, una esfera plateada que iluminaba tenuemente la habitación, colándose por las grandes ventanas que dominaban el dormitorio de Adrián y Nelly.Las cortinas blancas se movían suavemente con la brisa nocturna, creando sombras que danzaban en las paredes. La casa, tranquila y silenciosa, parecía contener la respiración en este momento. Adrián notó que Nelly se había ido a dormir a otra habitación, eso indicaba que estaba huyendo de lo que apenas comenzaba entre ellos. Ese deseo ardiente que crecía con cada día que pasaba, con cada discusión que llevaba dentro un sin fin de emociones cometidas.—Nelly... —Susurró Adrián con una sonrisa antes de salir de la habitación matrimonial y dirigirse a la otra, donde se encontraba su esposa nerviosa.Nelly estaba sentada al borde de la cama, su mirada fija en el suelo mientras sus manos jugaban nerviosas con los pliegues de su vestido. La sensación de estar atrapada, entre el deseo y el miedo la había invadido por co
Las manos de Nelly buscaron el cuello de Adrián, sus dedos enredándose en su camisa, tirando de él hacia ella con una necesidad que la sorprendió. Adrián, por su parte, la rodeó con sus brazos, atrayéndola hacia sí, como si no pudiera resistir el deseo que crecía entre ellos. El mundo a su alrededor se desvaneció por un momento. Ya no había reglas, ya no había fronteras.La habitación se llenó de la electricidad de sus cuerpos, sus corazones latiendo al unísono, como si ambos hubieran sido arrastrados a este lugar sin quererlo, pero incapaces de detenerse. Los besos se hicieron más intensos, más urgentes, como si todo el dolor, la frustración y el deseo reprimido fueran liberados con cada roce de sus labios.Nelly se separó un momento, sus respiraciones entrecortadas llenando el espacio entre ellos. Miró a Adrián, su pecho subiendo y bajando con rapidez, y vio en sus ojos algo que no había visto nunca antes: una rendición silenciosa.El aire dentro de la habitación se sentía denso, pe
La mañana siguiente llegó tan rápidamente como la noche se desvaneció, pero todo había cambiado. Nelly despertó entre sábanas blancas, aún sintiendo el calor de la piel de Adrián en la suya, y el recuerdo de la pasión que había compartido con él la noche anterior. Sin embargo, había algo más, una sensación extraña que se había instalado en su pecho: confusión. El roce de sus cuerpos, el beso inesperado, todo parecía estar envuelto en una niebla de emociones que no sabía cómo ordenar.Se sentó en la cama, la luz del sol entrando a través de las ventanas, calentando la habitación con suavidad. Miró hacia el lado vacío de la cama, donde Adrián había estado. El espacio donde él había dormido parecía aún marcado por su presencia, como una sombra persistente. Y sin embargo, el silencio que llenaba la casa le indicaba que, de alguna manera, las cosas entre ellos ya no eran lo mismo.Nelly se levantó, sintiendo la frescura del suelo de madera bajo sus pies descalzos, y caminó hasta la ventana
Adrián bajó del coche con impaciencia, cerrando la puerta con más fuerza de la necesaria. El sonido seco resonó en el silencio de la entrada de la mansión, pero no le importó. Su corazón latía rápido, una mezcla de ansiedad y urgencia corriendo por sus venas.Entró en la casa y recorrió los pasillos con pasos firmes. La luz de la tarde se filtraba por los ventanales, proyectando sombras suaves sobre el suelo de mármol. Cada rincón estaba impregnado de la fragancia familiar de Nelly, un aroma dulce y embriagador que se negaba a disiparse. Pero ella no estaba.Frunció el ceño, buscando con la mirada alguna señal de su presencia. Nada. Subió las escaleras de dos en dos y se dirigió a la habitación. La cama estaba intacta, como si nadie la hubiera tocado desde que él se marchó. Sintiendo un leve nudo formarse en su estómago, sacó su teléfono y marcó su número.Después de un par de tonos, la voz de Nelly llegó clara y serena al otro lado de la línea.—¿Quién habla? —preguntó, aunque en su
Días después El sol del mediodía se filtraba a través de los amplios ventanales de la empresa. El murmullo de las conversaciones entre empleados y el repiqueteo de tacones sobre el suelo se mezclaban con el zumbido de la cafetera en la sala de descanso. Nelly caminaba junto a Adrián, manteniendo el paso con él, como lo había hecho en los últimos días. Su presencia en la empresa se había convertido en algo natural, un apoyo silencioso pero constante en la vida de Adrián.Desde que había llegado a la vida de Adrián, todo parecía moverse a una velocidad vertiginosa. Primero el matrimonio de conveniencia, luego las chispas de atracción y el conflicto emocional. Ahora, sus corazones parecían estar entrelazados, a medio camino entre el amor. Pero todo eso había quedado en segundo plano en ese preciso instante.La tranquilidad de la rutina se rompió en cuanto ingresaron a la sala de juntas. Cisneros, el padre de Adrián, ya los esperaba, con su habitual porte imponente y una leve sonrisa que
El aire de la ciudad se sentía más pesado de lo habitual mientras Nelly caminaba apresuradamente hacia el apartamento de Lucía. Sus pies apenas tocaban el suelo, su mente estaba en otro lugar, enredada en una maraña de emociones que no podía desenredar. Su corazón latía con fuerza y su respiración era entrecortada, como si el aire se negara a llenar por completo sus pulmones.Cuando llegó a la puerta, golpeó con desesperación, sin importarle si su amiga estaba ocupada. Unos segundos después, Lucía abrió, con su expresión despreocupada habitual transformada en una mezcla de sorpresa y preocupación al ver el rostro descompuesto de Nelly.—Nelly… ¿Qué pasó? —preguntó, antes de que su amiga se desplomara en sus brazos.Las lágrimas que Nelly había contenido hasta ese momento comenzaron a caer en torrentes. Su cuerpo temblaba, sus sollozos eran incontrolables y su garganta se sentía áspera de tanto reprimir el llanto. Lucía la sostuvo con fuerza, acariciándole el cabello, sin decir nada. S
Los días pasaban con una lentitud dolorosa, y es que nada era igual. Las noches de pasión y risas llenas de complicidad habían pasado a segundo plano. Adrián cómo salía temprano, también llegaba tarde, Nelly solo podía sentir su cercanía en la cama al acostarse y un susurro acompañado de un beso en la frente al irse.Estaba absorta en pensamientos que se agolpaban como nubes oscuras en su cabeza. Adrián no la tenía en su lista de cosas importantes y primordiales como antes, y había algo en su actitud que la inquietaba, algo que la mantenía en vilo.La llegada de Karina había dejado una marca en el aire. Desde ese momento, la tensión había aumentado, y Nelly sentía que estaba atrapada en una red de inseguridades que antes había experimentado. No importaba lo que hiciera, lo que dijera; parecía que Karina estaba en todas partes, acechando, como una sombra que se deslizaba sigilosa entre ellos.El sonido de pasos cerrándose le sacó de sus pensamientos, acelerando su corazón al máximo. Vo
Después de ese pequeño y disimulado enfrentamiento entre Nelly y Karina. Todo seguía en calma, aunque la relación de Adrián y Nelly cada vez más lejana. Pues Adrián se había tomado muy en serio terminar ese proyecto lo más rápido posible y eso significaba solo ver a Nelly dormida cuando llegaba.Ya era una larga semana en la que Karina se victimizaba haciendo todo mal y eso provocaba alargar más los días, cosas que no era agradable para nadie en la familia.La tarde en la mansión estaba envuelta en un silencio tenso. Las cortinas de lino se mecían suavemente con la brisa primaveral, y el olor a jazmines del jardín se colaba por las ventanas abiertas. Nelly había pasado las últimas horas encerrada en su habitación, en una calma que más parecía el ojo de un huracán.Se había refugiado en lo que más le gustaba y le daba paz, escribiendo su historia, una que tenía mucho que contar.El sonido de un coche estacionándose la hizo fruncir el ceño. Se asomó discretamente por la ventana y sintió