El grito de Briggitte provoca un escalofrío en Albert, quien sale corriendo del agua luchando contra las olas que se regresan, mientras Eva le pide que espere por ella. Sin embargo, en la cabeza de Albert sólo hay un pensamiento: su madre. —¿Dónde está, Briggittte? —pregunta, aterrado.— ¿Dónde está mi madre?,—No lo sé, Al. Estaba hace unos minutos aquí —contesta con voz trémula— pero de pronto desapareció. —Cuida de los niños —Le ordena— Yo iré a buscarla. Albert sube la pequeña colina y busca desesperadamente con su mirada a su madre; mas, no la halla. El lugar comienza a llenarse de turistas que vienen acercándose a la playa, lo cual dificulta su visibilidad. Como puede, se abre paso entre las personas, mientras siente su corazón latiendo con fuerza y la garganta seca. Traga saliva y avanza.De repente, ve una mujer de espaldas que viste igual a Bernardette, pero que lleva un sombrero sobre su cabeza. —Mamá —dice sujetándola del brazo, la mujer voltea y sacude su mano.
Después de la horrible situación que Antonella vivió con Angelo, y pensando en los consejos de su amigo Blas, ha decidido ponerle un punto final a su relación con él. Esa tarde, luego de acostar a su niña, escucha el auto detenerse. Se arregla el cabello, recogiéndose una coleta alta y sale de la habitación. Baja las escaleras hasta la sala principal y antes de que Miguel se disponga a llevarlo a su habitación, le ordena:—Aguarde, Miguel. El Sr Angelo y yo tenemos que conversar un asunto. La firmeza en la voz de Antonella, indica que aquello es algo no sólo importante sino delicado, por lo que el guardaespaldas asiente y se retira de la sala. Angelo en tanto, acaricia su mentón mientras sigue con la vista a la pelirrubia, ella se vira de espaldas a él, observa por la ventana, respira profundamente como tomando fuerzas para lo que tiene que decirle, y luego se voltea de frente a él. —Quiero el divorcio —dice de forma categórica sin dejar espacio a la menor duda de su petición
Mientras Antonella y Albert enfrentan un difícil desafío, Blas y Marcos organizan su boda. El entusiasmo de la pareja es contagiante. —¿A ver, dime que te parecen este modelo para la invitaciones de nuestra boda? —pregunta Marcos mostrándole el diseño que acaba de crear. —No lo sé, siendo muy sincero, creo que tiene muchos colores. —responde.—Pensé que querías para nuestra boda un diseño más arcoíris. —El hecho de que seamos homosexuales, no significa que un arcoíris nos identifique, Marc. El amor no tiene que señalarse con otros colores que no sea en rojo intenso. No me amas, ni te amo por lo que somos físicamente, sino por lo que sentimos el uno por el otro. —Las palabras de Blas, dejan a Marcos sin argumentos con los cuales pueda rebatir su opinión.—Bien, entonces elijamos juntos los colores. —Muy bien, a mí particularmente, me gusta rojo y dorado. —dice Blas. —A mí, rojo y blanco. —contesta Marcos. —Entonces, combinemos esos tres ¿Qué opinas?. —Blas propone.—Me p
Los días transcurren rápidamente; esa mañana, Albert recibe en su e-mail la invitación digital de la boda del CEO de su empresa con el hermano de la mujer que ama. Su corazón se sobresalta ante la idea de que en un mes, la verá nuevamente después de casi un año sin verla. Mas, algunas cosas han cambiado desde ese entonces, ahora ella está casada y tiene una hija, y él, por otro lado está comprometido con Eva. Desde que Eva, le confesó que Ralph es su hijo, su relación tomó otro rumbo. La noticia de su relación llena de felicidad a Bernardette, quien se ha mantenido mucho más lúcida a pesar de que su enfermedad es irreversible. Mas, la presencia de sus nietos y su hijo, en casa parece ralentizar el proceso del Alzheimer. En cuanto a sus hijos, aún no se lo han contado la verdad, aunque ambos están conscientes de que en algún momento, deberán hacerlo. Albert lee a detalle la invitación, percatándose de lo significativo de aquella fecha, será en la noche de Navidad y en la mansión
—No se preocupe, Inés. Nadie va a saber que fue usted quien me lo dijo. —Pero Estefanía también sabe que su esposo y mi hija son amantes. —¿Estefanía? —pregunta con asombro.— ¿Pero por qué no me lo contó?—El día que usted llegó con la niña al hospital, yo le comenté a Estefanía lo que estaba pasando, y ella me pidió que no le dijese nada.—No puedo creer que me haya ocultado algo como eso. —contesta con pesar. —Quizás no quería preocuparla más de lo que estaba. —Tal vez, pero yo confiaba en ella. —El tono de su voz muestra su desconcierto. —A veces mentimos a quienes amamos para evitarles dolor. ¿No lo cree? Antonella guarda silencio por algunos segundos. ¿Acaso ella no le mintió a su madre antes de morir? ¿Acaso no pensaba hacer lo mismo ocultándole a su hija sobre su verdadero padre? —Tiene razón, Inés. Nuevamente gracias por su apoyo. Antonella sale del hospital con una clara idea de lo que hará para obtener las pruebas que necesita. Como mujer quizás ella podía
De forma inesperada, la mañana siguiente Antonella recibe la solicitud de divorcio de Angelo. Lo que quiera que sea que su padre ha hecho, se lo agradece. No obstante, le sorprende el hecho de que la noticia sobre su traición y falsa invalidez, no haya tenido el alcance que imaginó que tendría en las redes sociales.Lo que la pelirrubia desconoce, es que su padre también está detrás de ello. Pues a pesar de que Angelo no le puso peros por lo del divorcio, el multimillonario se ocupó en detener aquel escándalo que no sólo afectaría a su ex socio, sino también a su hija y su nieta aunque de forma indirecta; por lo que valiéndose de su poder e influencias, detuvo la propagación de aquella bizarra información. El proceso de separación, bajo mutuo acuerdo, se realiza de inmediato. Antonella no tiene interés alguno en ninguna de sus propiedades, sólo pide que no se acerque a ella, ni a su hija, algo que Angelo se ve obligado a cumplir. El hecho de que Antonella lo hubiese expuesto de aqu
Inconscientemente Antonella baja la mirada, siempre se ha sentido intimidada por aquellos ojos grises. Albert se detiene al lado de Marcos y ella se posiciona del lado de su amigo. Aunque en ese momento no puede decirle nada a Blas ni a su hermano, aquella situación en la que ambos la han puesto, es emocionalmente perturbadora para la pelirrubia.En un instante, todos sus sentimientos se agolpan en su pecho removiendo todo aquel pasado dentro de ella. Es como si en ese instante ella estuviese en medio de un terremoto y sólo él, Albert Miller, pudiera rescatarla. Durante los minutos de la ceremonia, sus miradas se cruzan y sus ojos parecieran hablar por ellos. Decir lo que aún sienten el uno por el otro. Sin embargo, hay en Albert cierta melancolía que Antonella no alcanza a comprender. Aquella ceremonia se vuelve interminable para dos almas que habían estado separadas geográficamente por la distancia, pero que emocionalmente se mantenían vibrantes y unidas. “Está mucho más herm
En el momento que Albert regresa a la mesa en compañía de Eva, esta recibe una llamada telefónica, la cual prefiere atender en privado. —Regreso en un momento —dice alejándose hacia el área de la piscina. Albert aprovecha de ir al sanitario, guiado por uno de los camareros y siguiendo sus instrucciones, entra a la lujosa mansión. Justo cuando se dirige al baño de la primera planta, escucha el llanto de un bebé; movido por la curiosidad, sube las escaleras y se deja llevar por el sonido agudo de su llanto. Abre la puerta de la habitación y ve a la hermosa niña acostada en su cuna, succionando su manita. —¡Hey, hermosa! —la pequeña Isabella observa el rostro de aquel hombre como si lo conociera.— No llores, estoy aquí —levanta a la pequeña y la acuna entre sus brazos logrando que deje de llorar. Antonella mira su reloj, según el horario en el que amamantó a su bebé, aún faltaban algunos minutos. Sin embargo, había algo dentro de ella que la hacía sentirse inquieta y ansiosa. S