Jennifer Saldaña
Miami
Me bañé, me vestí y me peiné con la velocidad de un rayo y después bajé a desayunar esperando encontrar a toda mi familia reunida, pero sólo estaba mi papá.
Estuve lista en menos de lo que cantaba un gallo y así cómo subí a mi recámara bajé y me reuní de vuelta con mi papá quién ya se había salido de la casa y tenía la camioneta encendida para llevarme, era un amor mi papá.
–Jen ¿Ya estás lista para la boda de Liam?
Ya sabía yo por donde iba la pregunta y no estaba nada preparada para ese evento y todo lo que conllevaba.
–Claro que sí papá y por lo que veo tú y mamá ya están más que resignados a sólo quedarse conmigo ahora que Liam se vaya.
–No digas eso hija, estamos felices de que estés con nosotros todavía. Pero yo estoy un poco inquieto, tú madre me ha contado de tu novio y no te has dignado a traer a ese chico a la casa.
–Es que se la pasa ocupado papá, tiene mucho trabajo.
–Nunca nos has contado nada de él, ni quién es, ni a que se dedica.
–Ya podrás preguntárselo tú papá. El sábado lo llevaré a la boda y las dudas de todos se disiparán.
Mi papá no volvió a mencionarme a mi novio, hasta que llegamos a mi clínica y ahí se estacionó un momento para que yo bajara.
–Escucha Jen, yo confió y siempre confiaré en tu buen juicio. Pero te advierto que sí no considero a ese chico digno de ti y no me deja claras sus intenciones, no lo pienso aprobar ¿Queda claro?
–Papá, eso no pasará. Te lo prometo. Gracias por traerme, te quiero.
Bajé rápido de la camioneta para evitar seguir hablando del tema de “mi novio”, en eso tenía los puntos ganados ese chico al decirme que teníamos que afinar detalles, pues podían pasar cosas como estás en las que no supiera que decir.
Ese día en la clínica hubo bastantes pacientes, era uno de esos días en los que costaba trabajo hasta ir al servicio, pero nos había ido bastante bien.
–Jen, Jen – Me dijo Emiliano emocionado – Veo que ya conseguiste “novio falso”
–Emiliano, me asustaste. Estaba terminando de llenar unos registros del perrito de los Kenneth.
– ¿Qué no escuchaste lo que te dije? Afuera está con Dulce un joven llamado Jacob que viene a buscarte.
Me quedé muy seria sin poder creer que Jacob hubiera venido a buscarme a la clínica, no me había ni llamado para ponernos de acuerdo o sí lo había hecho ni tiempo tuve de atenderle por la carga de trabajo que tenía.
–Dile que ahora voy Emiliano y gracias.
Mi amigo salió de mi área y yo me metí al servicio para refrescarme un poco, me mojé la cara y me cepillé mi cabello castaño, luego me puse un poco de máscara de pestañas y brillo labial, era lo más que podía hacer por mí en aquellos momentos. Salí para ver a Jacob y ya no estaba en la recepción de mi clínica.
–Está afuera esperándote y está guapísimo – Dijo Dulce emocionada – Ándale Jen vete, nosotros cerraremos.
–Sí Jen, no se te vaya a arrepentir – Se burló Emiliano – Es broma, hasta mañana Jen.
–Hasta mañana chicos y gracias.
Salí de la clínica y lo vi ahí de pie parado recargado en una moto de pista con su casco en mano, su cabello rubio revuelto y esos ojos que me volvieron loca desde ayer cuando lo vi, él se acercó caminando para encontrarme.
–Hola doctora Jen – Me dio un beso en la mejilla – Espero que no te moleste que vine a buscarte, pero estuve ocupado y como no pude llamarte he preferido venir.
Muy bien, me quedé viendo el vehículo de dos ruedas en el que habia llegado. Jamás me hubiera imaginado con conduciría una de estas.
–Hola Jacob, gracias por esto. Yo tampoco hubiera podido contestarte, tuve un día muy ocupado pero bueno, ya estamos juntos.
–Vamos a dar una vuelta para romper el hielo ¿Qué me dices?
No me gustaban las motos, es más hasta me daban miedo pero al parecer no tenía de otra, teníamos mucho que hablar y que ponernos de acuerdo o mi familia se iba a enterar rápidamente que todo era una farsa. Porque no iba a faltar el malicioso que hiciera preguntas a diestra y siniestra.
–Está bien, vamos pero ¿Traes un casco extra? Las motos son, muy peligrosas.
–Tranquila Jen, he pensado en todo.
Me dio un casco y nos subimos a bordo de la moto y el tener que abrazarlo para sujetarme y no caerme me produjo sensaciones desconocidas hasta entonces para mí, a mis 23 años sólo había tenido un novio cuando estuve en la carrera profesional y duramos muy poco pues yo no quise entregar mi virginidad y terminó engañándome con una compañera. Jacob se detuvo en la costera, era un sitio que no habia conocido nunca.
–Bien Jen, ya estamos aquí, este es uno de mis sitio favoritos, casi nadie viene por aquí, se podría decir que es mi lugar secreto y desde ahora nuestro lugar secreto.
–Gracias por traerme, está hermoso.
–Tú eres la primera chica que traigo.
Eso me hacía muy feliz, ser la primera chica y ya teníamos nuestro lugar secreto. Porque como él habia dicho, ya este sería un lugar especial solo para los dos.
–Gracias Jacob, pero tenemos que pensar en lo que haces, es decir a lo que te dedicas, cómo nos conocimos y cuánto tiempo llevamos juntos. Todo eso lo preguntará mi familia y no una sola vez, muchos tratarán de convencerse.
–Muy bien, cierra los ojos, te tengo algo que mostrar.
El sólo pensar que él se me acercara más de lo debido, me intimidaba, me excitaba y me daba miedo. Yo era bastante inexperta y además no sabía lo que este chico guapísimo estuviera pensando de mí. Seguramente pensaba que era una pobre tonta y desesperada a la que nadie miraba para tener que recurrir a contratar a alguien como él como mi novio falso.
– ¿Tengo que cerrar los ojos, y si me caigo?
–No te pasará nada, confía en mí.
Me dio su mano y cuando di un paso hacia adelante me jaló hacia él y me envolvió en sus brazos, entonces ocurrió. Me robó un beso tan intenso que sentí que me aceleró el corazón, peor que cuando corría a toda velocidad por la playa, después de sentirme en el cielo mientras sus labios acariciaban con ternura los míos él terminó nuestro beso.
–Me será muy fácil ser tu novio falso Jen, tenemos mucha química.
Yo no podía ni sostenerle la mirada, estaba temblando y muy afectada por el beso, pero dentro de mí coincidía con él, ese beso lo dijo todo teníamos bastante química juntos. Solo esperaba no acabar enamorada de él, porque se veía que le gustaba andar de coqueto con todas.
Jacob GarcíaMiamiEstábamos en el yate de mis padres, habíamos hecho una apuesta y habia perdido, solo que ellos me hicieron trampa.Cuando llegué en el yate desde mi casa en Key Biscayne a Miami Beach, mi primo Christoph, me esperaba a la orilla del malecón con dos chicos Noah y Jaiden y cuatro chicas, Lilly, Emma, Abigail y Madison, los mismos de siempre, la fiesta se armaría a lo grande, todos se subieron al yate, era temprano por lo que nos adentramos al mar, el regreso seria antes de las ocho de la noche.–Primo ¿cómo estás? – nos damos un fuerte abrazo Christoph y yo.Somos bastante parecidos, solo que Christoph es mucho más bronceado que yo, él es dueño de un marca de tablas de surf y por lo tanto permanece más tiempo en la intemperie que yo, mi profesión me mantiene mucho más tiempo bajo techo, la cadena de clínicas veterinarias de mis padres que se encuentran repartidas en todo el país, me impiden disfrutar de mi deporte favorito, el surf.Me salude con los chicos y con las
Jen SaldañaMiamiÉl día antes de la boda, estaba algo nerviosa y al mismo tiempo estaba muy emocionada recordando el beso que nos dimos Jacob y yo en su lugar secreto. Nuestro lugar secreto.Después de cenar con mi familia, ya estaba dispuesta a irme a dormir cuando alguien arrojó unas piedras a la ventana de mi recámara. Estaba enojada, pensando que iba a matar a Emiliano que tenía la horrible costumbre de hacer eso cuando me asomé y vi que era Dulce quien lo hizo esta vez.Bajé con el short más feo que encontré y con unos zapatos de piso horribles y salí a ver a la loca de mi prima.—Dulce ¿Por qué vienes y haces eso? Sabes que lo odio —Le reclamé — ¿Qué haces acá a estas horas?, ¿Cómo escapaste de mi tío Porfirio? No me digas que te dejo salir.—No, no me dejó salir, pues ya ves, tengo mis modos. Fui a ver a Jane a casa de su papá y ¿A qué no sabes quién estaba ahí?Dulce siempre me hacía sufrir con sus jueguitos y adivinanzas algo que a mí me caía gordo. Si yo no era adivina. Com
Jacob GarcíaEl día de la bodaLlegué al lugar dónde se llevaría a cabo la recepción de la boda tal y cómo había quedado con Jen cuando nos vimos el día anterior para ensayar todo lo de “nuestra relación” era una boda que tenía lugar en una de las playas más hermosas y exclusivas de Miami, yo llegué primero que Jen al lugar, se me había hecho temprano y cuando me disponía a llamarla Dulce llegó a saludarme.–Hola Jacob ¿Cómo estás? – Me preguntó Dulce – Ya no debe de tardar en llegar Jen. Ella viene con el novio y con mis tíos.–Hola Dulce, te ves muy guapa con todo respeto.–Tú estás que ardes Jacob, ¿Cómo te fue con Jen? Espero que ya tengan bien ensayado lo de su noviazgo, mi familia suele hacer muchas preguntas, son bastante curiosos, por no decir chismosos.–Sí ya lo ensayamos y todo en orden. Estoy listo para ser el “novio” de Jen.–Bueno, tampoco es como si te vayas a sacrificar mucho. Jen es muy hermosa, siéntete afortunado tú también.–Me siento afortunado y como le dije a el
Jacob GarcíaMiami–Mamá, por Dios. Él es Jacob, el novio de Jennifer – Le respondió Dulce a su mamá – Jacob, esta mujer es mi mamá.–Encantado de conocerla señora, un gusto conocer a la mamá de mi amiga Dulce y a una tía de mi amada Jen.Dije haciendo hincapié, todo esto debía quedar constatado ellos saldrían de esta boda convencidos de nuestro noviazgo.–Así es muchachito y me da gusto conocerte. Que calladito se lo tenía Jennifer, condenada muchacha, no sé cómo no te conocimos antes. Bienvenido a la boda y a la familia, ahora que sólo ella quedará soltera, espero se apuren ustedes para casarse.–Claro que sí señora. Estoy en eso, pronto Jen y yo les daremos la sorpresa de casarnos.–Gracias por presentarme. Soy Porfirio Saldaña, padre de Dulce y tío de Jennifer, me alegra saber que usted si existe – Me dijo el señor – Cuando mi sobrina Jen decía que tenía novio, yo la verdad lo dudaba.–Mucho gusto señor. Ya pudo ver que sí existo y que hoy en la ocasión tan importante como es la b
Jen SaldañaMiamiEl ambiente se habia vuelto muy divertido, ya todos estaban bailando, brincando, después de que se llevara a cabo el vals de los novios y todo los que pasaban a bailar con ellos. Luego todos fueron invitados a que pasaran a la pista de baile. Era nuestro momento, ni idea de si Jacob sabía bailar, pero de todos modos era una buena oportunidad, cada punto contaba.–Vamos a bailar, veras como todos, no quitan los ojos de nosotros. – Ya éramos el objeto de curiosidad de todos. – Pusieron una canción lenta.Entramos a la pista y empezamos a bailar muy pegaditos, yo pasé los brazos por el cuello de Jacob y el me abrazó por la cintura. Esto se sentía muy bien, recosté la cabeza en su pecho y nos movimos al compás de la música. Me sentía como en un sueño.Ya la fiesta estaba en todo su apogeo, los primos estaban celebrando al novio y se lo llevaron cada uno a sus mesas. La cuñada fue arrastrada en dirección contraria. Luego los volvieron a juntar y cada uno traía una tira de
Jen SaldañaMiamiEstábamos frente a la puerta de mi habitación, tenía tanto miedo de abrirla, en que cabeza se le ocurría a mi mamá semejante desfachatez. Estaba que me moría de la vergüenza, hasta los tíos se dieron cuenta que entramos a la casa tomados de la mano, cuando mamá nos dijo que nos fuéramos a descansar.–Vamos a entrar o nos quedaremos adorando la puerta, Jen, de verdad estoy muy cansado y tengo sueño.No le creía nada, estaba como recién levantado, solo quería ver hasta donde llegaría por tal de seguir con la mentira. A todas estas, ni idea donde quedaron Dulce y el amigo de Jacob, no creo que el tío Porfirio aceptara una cosa como esta.–Cállate, Jacob, lo haces a propósito – Su sonrisa me lo decía todo.–Bueno sí, me gustaría seguirla en otro lado, pero tú tienes que descansar, has estado muy tensa. – dijo preocupado.Pues no era para menos, en tremendo lio me metió mi propia madre. De seguro mis ojeras estaban abarcando la mitad de mi cara, el estrés de verdad estaba
Jacob GarcíaMiamiAl día siguiente de la boda, al despertarme Jen no estaba a mi lado, algo que me sorprendió. Me froté los ojos para despertar bien y luego me puse mi camisa y mi traje de anoche, no traía cambio de ropa. Fui al servicio a mojarme un poco el cabello, encontré un cepillo de dientes nuevo, aun en su empaque, así que lo usé y después salí de la recámara de Jen.Escuché ruido en la parte baja de su casa y supuse que ella estaría ahí, ayudando a su madre en la cocina. Decidí bajar y vi que sólo estaba la señora Melanie en la cocina.–Jacob, buenos días, hijo – Me saludó – Espero que hayas dormido bien ¿Quieres un jugo de naranja?La señora era muy amable, de verdad que no me esperaba ser bien recibido después de supuestamente no haber aparecido nunca.–Buenos días, señora Melanie – Respondí y le di un beso en la mejilla – Sí quiero jugo, por favor.–Claro, siéntate. Jen se salió muy temprano a correr a la playa y por lo que veo a ti se te pegaron las sábanas. Y otra cosa,
Jacob GarcíaMiamiSalimos de casa de Jen y nos subimos a la moto. Le entregué su casco, acomodo su lindo pelo. Ella me indicó el camino a la casa de sus tíos y de Dulce quién seguramente tenía que estar ahí también. Llegamos y había bastantes mesas y sillas puestas en el área de la playa, lo que supuse que sería un almuerzo bastante grande como para unas 150 personas. Casi como si estuviéramos en la boda.–Hola, pero si es la pareja del año – Nos saludó Dulce – Pasen por favor chicos, nos vamos a sentar en la mesa de la orilla todos los jóvenes.Me extrañó que estuviéramos separados de los adultos más grandes, pero bueno ya me iba dando cuenta de las costumbres de las familias mexicanas.–Hola prima – La saludó Jen – ¿Cómo estás?–Hola Dulce, te ves muy desvelada ¿Estás bien? – Me atreví a preguntarle yo – Creo que no has dormido nada.Ella nos quedó viendo, como extrañada, pero no dijo nada fuera de lo normal.–Estoy bien chicos ¿Pasamos?–Sí prima.Entramos al área de las mesas, pe