La opresión que sentía en el pecho disminuyo un poco, gracias a la vida no había quedado embarazada de Armando, y no tendría nada que la uniera a él después del divorcio, porque no había vuelta atrás, ella se vería libre de ese hombre que desconocía.—Muchas gracias por acompañarme amiga— dice a Eli con una enorme sonrisa, —De nada, tú sabes que eres mi hermana de corazón— la vio como sé puso pensativa, como si estuviera recordando algo—¿Qué paso Eli? — ella levantó la mirada.—Mi hermano nos escuchó hablar sobres los análisis que te mandaste hacer— abrió los ojos, sentía pena que él pudiera saber lo que había pasado con Armando— quería saber de qué eran, si te habías sentido mal, estaba preocupado por ti. —¿No le dijiste nada? — cuestionó con urgencia de saber.—Claro que no— mira como pasa dos dedos por sus labios en señal que estaban sellados— nunca destruiría tu confianza, solo te digo que conociendo a mi hermano estoy segura que va a preguntarte— quiso disimular una sonrisa, p
—¿Qué está sucediendo aquí? — Paola se asomó sobre la cabeza de Cristopher, en la puerta estaba Armando mirándolos con mucho odio. No sabía que responder, pero se sorprendió por la manera que Cris manejo la situación. —Listo creo que ya salió la basurita— no podía creer que hablará con total tranquilidad, como si nada estuviera pasando, mientras ella tenía el corazón latiendo a mil por hora, pensando que hubiera pasado si tan solo entrara unos segundos más tarde, tal vez habría visto el beso que ella tenía en mente— nada malo señor Loredo— le guiño un ojo antes de levantarse y mirar a Armando que tenía una mirada como si quisiera apuñarlo con ella— solamente estaba ayudando a Arantxa que le cayó algo en su hermoso ojo. —Si eso fue lo que pasó— replicó con total seguridad — muchas gracias Cristopher— en sonrió con amabilidad y tranquilidad, aunque distaba de ella— ¿Qué necesitas Armando? — le preguntó cambiando totalmente su tono de voz, la gentileza desapareció para hablar con durez
Armando comenzó a reír, ahora entendía las palabras de Paola, seguramente ya le había dicho de sus inclinaciones, realmente ella estaba a salvo con Montoya, lo que vio él día anterior lo había malinterpretado, era cierto la estaba ayudando. Cada vez que los viera juntos, no tenía de que preocuparse. —Muy buen trabajo— saco un cheque de su ropa— aquí tienes tu pago por este trabajo, ahora sigue a Paola, se su sombra, en cuanto se vea con un hombre ven corriendo a decirme— el hombre afirmó con la cabeza, mirando el cheque. —Ahora mismo me pondré a trabajar. Ya más relajado llegó a la empresa, tenía que tachar de la lista a Montoya, al entrar en el área de oficinas, no pudo contener una risita al ver a Cristopher junto a Paola, estaban muy cerca revisando unos papeles, su preocupación durante la noche se había esfumado esa mañana al ver a Montoya junto a ese hombre. Paso a un lado de ellos, sin decir nada, ni hacer uno de sus acostumbradas escenas de celos, no tenía caso en malgastar
Al salir de la empresa estaba un poco cansada, pero ya había aceptado ir con ellos a celebrar el regreso de Cristopher, así que no había manera de echarse para atrás. Iba junto a él, mirando detrás esperaba ver a Cristopher salir y porque invitarlo a llevarlo a su casa.—Mi hermano salió un poco pronto tenía que arreglar unas cosas— Paola frunció el ceño, odiaba ser tan obvia, ahora tenía que fingir que no pasaba nada.—¿De qué hablas? yo no esperaba ver a tu hermano— abrió la puerta de su auto— solo estaba viendo la empresa que volveré número uno. —Si tú dices— la vio como disimulaba una sonrisa, sabía que no podía engañar a su amiga, pues la conocía muy bien, y no había podido disimular el brillo en los ojos cada vez que lo veía, aunque se quería engañar, no podía, tenía un sentimiento muy fuerte por él— sabes que yo seré la más feliz si mi hermano y tú están juntos.—Eli ya, te dije que eso no puede ser…— y no era por su matrimonio, sino por quería protegerlo de lo que pudiera hac
Paola miró sus labios, la estaba alentando hacer algo que era prohibido, ¿de verdad era prohibido sus labios? Sabía que solo en su cabeza era así, ya no podía negar lo atraída que se sentía por él, que por años nunca pudo olvidar, él abrió los ojos azules, a pesar de la oscuridad, podía distinguir que la miraba con amor, con anheló.Desvió la mirada, para que no viera el mismo deseó que sentía por él, sentía su respiración en su cara, respiró su aliento, era una mezcla dulce. —Bésame Paola— no era una orden, sino una súplica que ya no pudo resistir.El beso fue fresco y dulce, se aferró a su cuerpo, eran tantos años de soñar con ese momento que el beso fue ganando rápidamente intensidad. Ella sintió el movimiento urgente de su lengua, como si él estuviera tratando de reunir todo lo que podía de su gusto antes de que lo detuviera. Él la acercó más a ella, y ella no pudo evitar rendirse, dejando caer su cabeza contra su brazo de apoyo. Esta era la verdad que su cuerpo no podía ocultar,
El fin de semana paso rápido, por primera vez había roto su promesa, el sábado por la mañana le llamó a Eli para que la disculpara, pero no podía ir con ellos al picnic como quedaron, no quería ver a Cris, no después de haber soñado con él de una manera que la hizo despertar agitada, sudando y con su feminidad húmeda por el sueño. Temía que al verlo se delatará sola, que Raquel o Eli notaran sus mejillas sonrojadas. Así que se refugió en el trabajo, Ivette habías salido con una amiga, así que le mando mensaje para que se vieran a la hora de la comida fuera de la casa. Ella le contestó con un simple sí, le gustaba que tuviera amigas con quien salir a tomar un café, la veía a veces un poco sola. Eso tendría que cambiar, tenía que estar cerca de ella, durante sus estudios la había abandonado mucho, así que, desde ahora estaría más al pendiente de ella. El domingo fue para estar con ella, salir de paseo como cuando estaban sus padres, se habían divertido bastante, como deseaba que ella
Duerme tranquila ángel mío, te juro que nadie te hará dañó, yo siempre voy a estar para proteger— Cristopher no podía dejar de verla dormir, de vez en cuando se movía algo alterada, tal vez reviviendo en sus sueños la pesadilla de la que gracias a Dios logro evitar.Cada vez que la veía así, se acercaba a susurrarle algo en el oído, palabras dulces que parecía entendía pues volvía a dormir tranquila. Algo muy diferente a él, que solo cerrar los ojos volvía a tener esa escena de ese maldito asqueroso sobre ella, tenía ganas de tenerlo de frente y terminar con él, hacerle pagar el sufrimiento que le estaba causando a Paola, por primera vez en su vida sintió odió.Ningún hombre que se hiciera llamar así era capaz de hacer algo tan aberrante como drogar y obligar a una mujer para estar con él, el no concebía esa idea un hombre de verdad no era así.Si ella no le hubiera llamado entre sollozos esa noche se hubiera convertido en un asesino, pues no podía permitir que ella sufriera algo así,
Señor Loredo ¿está bien? — un hombre de seguridad que se encontraba haciendo sus rondines por las oficinas, se encontró con la sorpresa que la puerta de la oficina principal estaba abierta, se acercó para ver qué no hubiera nadie adentro. Al entrar vio a Armando tirado en el suelo, su rostro lleno de sangre que emanaba de la nariz, ceja derecha, su ojo izquierdo estaba hinchado y su pómulo derecho tenía un gran moretón, era claro que le había dado una buena paliza. —¡Señor Loredo! — se acercó el hombre al verlo ahí tirado, cerciorándose que aun respiraba. Armando poco a poco fue abriendo los ojos, se sentía un poco confundido, sin recordar muy bien quien lo había interrumpido, sintió la viscosidad de la sangre que salía por su labio inferior— ¿Quién lo golpeó? — esa era una muy buena pregunta, ¿Quién lo había golpeado?, solo recordaba que tenía a Paola nuevamente, que la estaba besando, cuando alguien entro y lo tomo del cuello apartándolo de ella, la lampara se cayó y la única luz