Capítulo 148
No quería volver a caer en el abismo de la traición. Cualquiera podía traicionarle, excepto... Dafne.

Porque Dafne había cruzado la barrera que él había construido en su corazón. Él había abierto por completo su mundo para ella. Fue ella quien cerró esa puerta con sus propias manos. Y ahora, él no quería abrir esa puerta a nadie de nuevo.

—Dafne Vera, suéltame —dijo fríamente, pero sus palabras no la asustaron.

Dafne cambió de posición. Se puso de puntillas frente a él y sus labios rojos y húmedos se posaron en los suyos.

—Prometiste acompañarme a ver el Mar Despejado, pero todavía no lo hacemos. Siempre cumples tus promesas, ¿verdad? ¿No deberías compensar lo que no hiciste?

La prominente nuez de Adán de Hans se movió ligeramente. Ordenó indiferente:

—Dafne, no me presiones más.

Ella observó cómo se movía su nuez de Adán, sabiendo que era una señal de que él tenía el impulso biológico.

Ella sonrió y dijo:

—No estoy presionándote porque tú también lo quieres, ¿no es así?

Hans frunció e
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