Capítulo 156
Después de que ella insistiera varias veces, Hans comenzó a enviarle mensajes de voz. Cuando se separaron, Dafne guardó todas las grabaciones que él le había enviado hasta ahora.

En los auriculares, se escuchaba la voz suave y paciente de Hans:

—Todavía no he terminado aquí, te recojo más tarde.

—¿Te duele el estómago? Voy enseguida.

—¿Quieres que te traiga mejillones al ajillo esta noche?

—Cariño, compré el té con leche que querías, baja a recogerlo.

Esos pequeños momentos cotidianos hicieron que los ojos de Dafne se le llenaran de lágrimas. Pasó mucho tiempo escuchando los audios, y finalmente llegó al último:

—Cariño, ¿me amas?

—Sí, te amo mucho, mucho.

—Cariño, te daré todo lo que desees. Dame un poco más de tiempo y te daré lo mejor.

Esas palabras eran las que Hans le había dicho cuando estaba borracho. La abrazaba y le susurraba muy suavemente. Por lo general, había sido una persona más reservada y fría, rara vez admitía tan directamente que amaba a alguien. Estaba completament
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