Mackenzie. Boston, 2024, North End, Restaurante Mosquees. - “Comienza a largar, CEO, y no te calles nada”- ese fue la primera frase que me largo Marisa nada más verme llegar a la mesa, que habíamos reservado. - “¿Me dejaras sentarme al menos? ¿O piensa ejecutarme ya, sin última voluntad?”- le dije sentándome en mi silla, mientras me preparaba para el tercer grado. - “No te vas a librar con tus habilidades negociadoras, comienza a hablar, o mejor yo pregunto y tus contestas, que siempre puedes dejar cosas fuera si te interesa, quiero saberlo todo.”- como siempre Marisa me ponía en un aprieto, si no fuera porqué es mi única amiga, esta maldita es el peor negocio que nunca he hecho, siempre pierdo contra ella. - “Bueno, déjame tomar por lo menos una copa de vino, que te conozco, y tú acoso sin anestesia no es justo, ni siquiera para ti.”- le dije en español estableciendo el idioma que siempre usábamos cuando queríamos hablar con seguridad. Marisa lleva casada con Carlos desde que
Brandon. Boston, 2024, Apartamento de lujo de Mackenzie O ´Sullivan. - “¿En serio vas a vivir aquí?”- me preguntó Louis, mi mejor amigo, mientras me ayudaba a meter algunas de mis maletas en el ático de lujo y espectacular de la Lunática. Cuando recibí el WhatsApp de Mackenzie con la dirección, supe que habría problemas, el ático estaba en una de las zonas más caras de Boston, nada bueno podía salir de esto. A medida que nos acercábamos con mi camioneta todoterreno de cinco años, al edifico, mientras Louis alucinaba con el vecindario, más claro lo tenía, de que estaba cometiendo un error. Cuando dos personas de seguridad del edifico, junto a los escoltas que había enviado la Lunática, me indicaron donde podía dejar mi coche en el aparcamiento, una plaza de aparcamiento donde mi pobre e intimidada camioneta estaba rodeada de coches de gama top, cuya solo una puerta valía lo que todo mi todoterreno, quise salir de allí corriendo, pero cuando el ascensor directo, con seguridad , y
Mackenzie. Boston, 2024, Torre O ´Sullivan, despacho de la CEO Mackenzie O ´Sullivan. - “Esto es ridículo, no puedo creer que esté trabajando, sólo porque quiero evitar ir a casa, ha sido tu refugio los últimos cuatro años, maldita estúpida, ¿De que tienes miedo?”- me dije en alto cuando me vi, como una idiota, en el despacho, buscando que hacer, para dilatar los más posible volver a casa. Toda la culpa la tenía esa manipuladora lava cerebros de la doctora García, con lo segura que estaba yo con este trato, esa maldita se pone a meterme cosas en la cabeza que ni son necesarias, ni las había pensado. - “¡Maldita sea! Nadie me va a sacar de mí casa, ni siquiera las psicópatas ideas de esa bruja puertorriqueña. ¿Interesada yo en el Vader Bombero? Si claro, y los burros vuelan”- pensé cerrando decida mi portátil, para prepararme para regresar a mí ático. Ya mi ejercito militarizado de escoltas, que mi padre, exageradamente, había contratado para protegerme, me estaba esperando por
Brandon. Boston, 2024, Apartamento de lujo de Mackenzie O ´Sullivan. - “Voy a duc … duchar… nos vemos … cena … adiós”- ver huir a la Lunática no sirvió de mucho, la imagen de su cara tentadora, hirviendo de deseo, se me había grabado en la mente a fuego, y muy probablemente me iba a perseguir en mis sueños. La vi salir por la puerta que daba a la terraza y correr por un lateral de la piscina, hacia su dormitorio, así que deje salir el aire, y relajé mi cuerpo, que inconscientemente había contraído, mientras la miraba, sintiendo que, si se aproximaba a mí, no iba a poder controlarme, y dejaría que todo saltara por los aires, esa tentadora Lunática me afectaba más de lo que era juicioso para un hombre. Pero como siempre, esa maldita estaba llena de sorpresa, no sólo contenta con hacerme desearla, al verla mirarme como lo hizo, sin piedad, debido a que una enorme ventana nos separaba, comenzó a desnudarse, ante mí, antes de llegar a su dormitorio. Me dije varias veces que debía gir
Mackenzie. Boston, 2024, Apartamento de lujo de Mackenzie O ´Sullivan. Cuando salía de la piscina, vi a Estuco estirado sobre la hamaca donde había dejado mi ropa. - “¿Y tú como has llegado aquí, golfo?”- le dije cogiendo una de las toallas que estaba sobre uno de los estantes de la estaría que había junto a la hamaca, para abrigarme, y así no tiritar de frio. Giré mi cabeza mirando las puertas de las terraza, ambas estaban cerradas, lo único que estaba abierto era una de las grandes ventanas del gimnasio, y como si de repente me hubiera llegado al mente, lo supe, en mi huida por no avergonzarme, había olvidado que Vader aún estaba allí, cuando yo hice ese Striptease gratuito, para después tírame la piscina desesperada, si él no se había dado cuenta de mi estado de lujuria incontrolada por ver su cuerpo, cuando lo miré, cosa que dudaba porque era más que evidente, con verme intentando coger una hipotermia, para bajar mi temperatura corporal, ya lo tendría claro. - “Perfecto, sim
Narrador. Boston, 2024, Casa del señor Smith, esa noche. - “Seguro que tenemos que ir cariño, sabes que no me gusta tu familia, siempre me miran por encima del hombro.”- dijo la amante del señor Smith. - “Lo sé preciosa, pero sabes que eso no durará mucho, si mi plan sale bien seremos dueños de todos, y nunca más se burlaran de ti, además sabes que nos estamos solos, estará toda la familia, incluso esa estúpida estará allí, y la odian más a ti.”- le dijo el señor Smith acariciándole la cara para después comenzar a desabrocharle el vestido. - “También estará Mackenzie, ¿verdad?”- dijo con una sonrisa la amante, mientras desabrochaba la corbata al hombre que ahora la tenía desnuda sobre su regazo, sólo la cubría una tanga. Él sólo asintió estaba entretenido tocándola - “Perfecto, estaré tan bella como siempre, volveré a dejarla en ridículo. “- dijo el amante inclinado la cabeza mientras el señor Smith la besaba el cuello, y acariciaba sus pechos. Ella siempre había odiado a Macke
Mackenzie. Boston, 2024, Hotel Hilton Boston Park. - “¡Maldita sea! teníamos que haber salido juntos, desde el ático, no encontrarnos en el vestíbulo.”- pensé por quinta vez, mientras era llevaba por “el comando militarizado” que mi padre había contratado para protegerme, al aparcamiento del hotel, para entrar en la zona de seguridad. Este día había sido un día agobiante, y eterno, sobre todo porque como había comentado Carlos, odio todo esto, las compras, ser pinchada, jalada, espolvoreada, cocinada a fuego lento y en concertada, ir a mi estilista, o cualquier estilista, para mí es lo mismo que si te prepararan como un pavo para nochebuena, pasas por todos los procesos, para finalmente ser presentada como una gran obra, en la mesa. Desde esta mañana cuando fui a buscar el vestido ideal, que dejara descolocado al Vader Bombero, supe que nos sería tarea fácil, lo que para cualquier mujer le llevaría dos horas, a mí me llevo cuatro, con el consiguiente retrasó con mi estilista, que
Narrador. Boston, 2024, Salón principal de eventos del Hotel Hilton Boston Park. Desde donde estaba situado, junto a Sean o ‘Sullivan, y su esposa Céline, junto a más miembros de la familia, en la mesa reservada para las empresas O ´Sullivan, el señor Smith miraba de vez en cuando hacía la entrada para ver la llegada de Mackenzie, el último miembro de la familia que faltaba y la máxima representante del grupo. A su lado Lindsay Green, su novia amante, estaba feliz de que cuando entraron en la sala todos los hombres se giraron para mirarla con deseo, y muchas mujeres con envidia, sólo faltaba que llegara la maldita estúpida, y sin gusto de Mackenzie, para que fuera totalmente feliz. Aunque tenían la misma edad, Lindsay se veía mucho más deseable y atractiva que ella, cosa que le encantaba que la CEO notara, siempre que estaban juntas. Sólo había un problema a todo esto, que alguna vez Mackenzie la reconocía como su antigua compañera. Sólo así su victoria desaparecería. Durante su