En el otro lado del país, Keylen estaba terminando su turno en la cafetería, cuando llega aquel hombre misterioso. Para ser un espía, era bastante dejado en sus quehaceres, porque no lo había visto desde hacía casi tres semanas.
Jake le decía paranoica, pero ella sabía diferenciar entre esos extraños viajeros sencillos que iban y venían, y entre extraños que buscaban algo en particular, porque Fall City es una ciudad de paso famosa en el estado.
El hombre se sienta cerca de la puerta y no le corresponde a ella atenderlo, así que se obliga a no mirarlo. Cuando el reloj marca las cuatro, deja su mandil colgado en la cocina y se va por sus cosas. Se despide de su jefe y sale de allí, sin percatarse de que el hombre está hablando por teléfono fuera del local.
-No, aquí me gusta. Es un lugar de paso, pero tiene paisajes maravillosos. Pues no me interesa si te gust
Dan camina descalzo por el césped de la casa de retiro, mirando el cielo, imaginando que ella también lo ve en donde quiera que esté. Luego de que su madre despertara aquel día, gritó por toda la casa, estaba muy molesta y nadie podía controlarla, finalmente, cuando su padre llegó de viajes en el extranjero, lo llamó a su despacho y la conversación no fue mejor. Aunque su padre no terminó borracho como su madre, sí que fue categórico: era el último error que le pasaba, no estaba dispuesto a tener que lidiar con problemas de adolescentes, con un hijo que ya pasaba de los treinta. Al final, la casa de retiro, la misma que no quería, terminó siendo su refugio. Su hermana Alice iba a verlo los fines de semana, su madre había enviado una enferma en su lugar, una mujer de unos treinta y cinco años, pero tan severa como una de setenta. Luego de cada comida, le daba el cóctel de medicamentos para tratar su depresión y ya tenía programada la visita de un psiqu
Dan decide que debe volver a Nueva York y ahora es tiempo de convencer a su madre que puede hacerlo solo. El doctor consiguió terminar la medicación porque Dan entendió la base del amor propio y que el pasado no nos puede definir por completo.Ve el calendario y sabe que su hijo debe estar a punto de nacer.Le duele en el alma no poder estar con ella en ese momento, pero sabe que cuando la encuentre tendrá la cara para mirarla a los ojos, pedirle perdón y demostrar con hechos cuánto la ama.Entra a la casa familiar, donde está su hermana Mary, la que sigue en aquella familia. Ella corre para abrazarlo y se cuelga de su cuello.-Hermanito, te ves muy bien – le toca los brazos y se ríe -. Pero no tienes esos músculos de antes.-Ya los tendré de nuevo – la deja en el suelo con un beso en la frente y camina hacia el despacho -. ¿Madre está aqu&
Keylen está acostada en el enorme sofá de la casa, porque el señor Rivers la obligó a irse a su retiro pre natal, lo último que quería era un nacimiento en pleno café.Daniel se remueve inquieto en el vientre, debe estar desesperado por llegar al mundo a hacer escándalo, mientras que ella solo quiere tenerlo entre sus brazos, llenarlo de besos y que crezca para enseñarle a defenderse.Se abre la puerta y entra Jake con muchísimo frío, el otoño está pegando fuerte fuera de la casa. Se quita la chaqueta y el gorro, para después acercarse a la chimenea a calentarse un poco.-¿Cómo has estado?-Bien – le dice mientras se sienta en el sofá -, aburrida sobre todo, no es que me encante estar sin hacer nada.-Ya verás que todo va a cambiar. Cuando mi sobrino nazca, hará de las suyas, yo mismo le ense&ntild
El tiempo fue pasando para todos, tras los acontecimientos que a cada uno le tocó vivir, aprendieron de sus errores y ahora tienen metas diferentes.Daniel tiene poco más de dos años, es un niño sano, lleno de energía, curioso y muy inteligente, porque tiene la clara idea de cómo manipular a los tres hombres que se desviven por cumplirá cada capricho.Para Keylen es una batalla diaria, tratar de poner límites, porque entre Steven, Jake y Díaz se los tumban en menos de un segundo.Precisamente, en ese momento, entra a la cocina y se encuentra un enorme desastre de cereal, leche y jugo.-Es que me van a oír – sale de la cocina, con toda la postura de asesina y cuando llega a la sala, apaga la televisión, se para frente a Jake y Daniel, para dedicarles la mirada que solo intimada al hombre -. ¿Qué se supone que pasó en la cocina?-Daniel quiso prepa
Si Keylen no ha dejado de pensar en Dan por esos tres años sin verse, pues él menos.Pero en lugar de abandonarse al dolor y de llorarla cada día, solo la llora una vez a la semana, cuando se permite hacerlo para no acumular penas en el alma.En cambio, se ha dedicado a seguir los pasos de cada uno de los enemigos de su amada, los tiene identificados, con cargos, salarios, viviendas, secuaces, redes de apoyo… tiene todo.Solo espera el mejor momento para atacar, porque la red de protección que tienen es inmensa, hasta prominentes senadores están involucrados con ellos, así que de tumbar a Coussins, que resultó ser el Peter Barrick que traicionó al padre de Keylen, significa un terremoto no solo en la policía, sino que también en el estado mismo.-¿Pensando en ella otra vez? – le dice Gerard -.-Por supuesto, ella es la que me mueve aún, tú sabes
Dan llega a la casa familiar con todo el alboroto que su madre puede hacer por eso. Mary corre hacia él para abrazarlo y él se deja querer por las otras dos hermana que ya están allí. Tanto ella como Alice lucen radiantes, ambas están embarazadas y Dan siente que al menos, a través de ellas, puede vivir un poquito de lo que se perdió. -¿Cómo está el hermano más fabuloso del planeta? – le dice Alice, apretándole las mejillas -. -Bien, tratando de salvar al mundo de a poco. -Por cierto – se acerca Doris -, te felicito. Vi en el New York Times la hazaña que hiciste con ese desgraciado. -Yo solo ejecuté lo que mi amiga y colega necesitaba, pero fue ella quien reunió todas las pruebas, los testigos, brindó protección a todas las víctimas y ahora están ayudándolas a reinsertarse, a reencontrarse con sus familias. -¿Lo está haciendo sola? -No, está trabajando con un programa del alcalde – caminan hasta la sala y se sientan los cuatro
Esa mañana, Dan decide que quiere aire fresco, necesita caminar por el parque y recordar viejos tiempos, cuando se escapaba de la escuela o simplemente no iba, para irse a sentir un poco de libertad. Tiene en la mente aquella época, cuando se sube a su auto y conduce directo al Lincoln Park, sin decir nada a nadie. Se mete por donde le gustaba ocultarse de joven, se imagina allí, jugando a las escondidas con su hijo, cuando escucha un niño regañar. -¡No, es mía! ¡Le voy a decir a mi mami! Se apresura a seguir las voces, hasta que llega a la otra salida de aquellos árboles, donde un delincuente le acaba de robar la mochila a un niño de unos cuatro años, que corre hacia alguien y grita. -¡Mi mochila, mami! – no puede ver a la mujer, pero el delincuente corre en dirección a ellos y él hace lo que debe, pero el grito de la mujer le llama la atención -. -¡Abrázame! – grita ella y él reconocería esa voz aun estando sordo -.
-¿Cómo entra…? – pero la pregunta se queda a medio camino cuando Dan le muestra las herramientas que ella usaba para lo mismo -. ¿Eres el pvto Bond acaso?-¡Mami, no diga goseria!-Lo siento, mi amor, pero tu papá me… enoja.-Lespila, mami, así – el niño inspira profundo y Dan lo deja en el sofá, para verlo con más detalle -.-Sí, mi amor, lo haré – “luego de matar a tu padre”, se dice sintiendo ese aire cargado de una aura entre peligro, protección… y mucho deseo -. No me dijiste que vendrías a esta hora, traerán el almuerzo, pero solo pedí para mí y Daniel.-No te preocupes, pasé por la recepción y pedí para los tres – se sienta al lado de su hijo y este se recuesta para mirar la televisión, apoyando su cabecita en la pierna de Dan -. Es muy cariñ