Capítulo cuarenta y ocho
—No era yo, era tu perro—agarro mi cabeza en acto de frustración. Esto no puede estar pasando, ellos no son reales y ni siquiera pueden existir—Oh muñeca si que lo soy y ahora te explicaré algo que tu amado perro no hizo: contarte sobre él.
A pesar de todo lo que encontraste sigues siendo incrédula y eso es increíble hasta cierto punto, tu teoria de la vida se basa en cosas reales no sobrenaturales y tu cerebro no se explica como es que cosas así pueden existir, pues yo te contaré—cruza sus brazos detrás de su cabeza —Lo que leíste en el libro que yo deje en la casa de tu amado perro es verdad, todo, después de que lo deje fue un infierno salir de tantos lobos atacandome, pero logré escapar. Los vampiros existimos por un demonio oscuro desobedecer las ordenes directas del mismísimo diablo, en ese entonces e
Capítulo cuarenta y nueveCiertamente no sé pensar que es peor, si todos los humanos viven una mentira rutinaria o que existan seres de este tipo.Escucho un ruido de cristales chocando y observo que el mismo vampiro que me hace llamar su tua cantante estar intacto, sin ningún rasguño.Sonríe irónico —Saben cual es la gracia de matar a un vampiro, que tengan que incinerar su cuerpo, mi trabajo ha terminado aquí—hace una pequeña reverencia hacia mí —muñeca—siento como una ráfaga de frío me envuelve —perdón, pero necesitaba mi camisa aunque ahora huela a perro, pero con solo tener tu aroma me calma —mira a los otros lobos listos para atacar y cuando uno gris se abalanza contra el este se mueve tan rápido que lo vemos al final de los arboles caídos y luego desaparecer.
Capítulo cincuenta—Andrews, vigila la entrada de la casa con otros lobos, yo ire a ducharme y pasaré a la habitación del alpha para estar ahí cuando el despierte y no quiero a nadie molestando.Asiente en respuesta y se va, miro a las chicas de servicio entrar, cada una mi observa fijo y bajan la cabeza instintivamente.No me gusta eso.—Arriba —ellas alzan la mirada —quisiera una cena, por favor, tengo hambre.—Usted no se preocupe luna, le tendremos su cena — las veo jalar ollas para empezar a cocinar y antes de salir por la puerta miro por encima de mi hombro—Estoy muy cansada como para bajar las escaleras, pueden llevarlo al cuarto del alpha, por favor, si no es mucho pedir.—No luna, nosotras lo llevaremos, ahora puede irse a duchar, el doctor llamo y dijo que es
Capítulo cincuenta y unoUna mano en mi cabello me despierta de tal placentero sueño y los recuerdos llegan a mi mente como si de comida se trátase.Abro mis ojos y me encuentro con una sonrisa en los labios del señor Wade.Siempre tan hermoso aunque este golpeado y mal herido. Quito mi cabeza de su brazo al ver como su cara trata de no hacer ninguna mueca de dolor.Mientras lo observo a los ojos no puedo dejar de pensar en lo que tenemos que hablar, en un instante me levanto de su lado y camino hasta el sillón para empujarlo cerca de la cama y asentarme.—Tenemos que hablar—es todo lo que sale de mi boca para que su sonrisa se borre y una expresión de terror se instale en su rostro—Va a ser más difícil después y necesito saber la verdad.Pierde la mirada en
Capítulo cincuenta y dos—¿Por qué ese vampiro te decía perro?—aprieta sus mandíbula.—Porque ellos piensan que al no convertirse y tener fuerza los convierte en seres más fuertes y amos de nosotros. Cada fuerza de cada parte es divida en su edad, mientras más edad mejor estrategia, pero es igual ya que cada uno contiene el mismo tipo de fuerza sobrehumana.—Entiendo, ¿qué más me puedes contar sobre esto, hay otros como ustedes?—El mundo está casí lleno de vampiros y hombres lobo solo que nosotros no revelamos nuestra identidad para no ser vistos como una amenaza para los seres humanos y ser atacados por ellos, por ende lo más natural es vivir fuera de la mayor población y adentrarse más al bosque. Soy un hombre lobo y tú eres mi luna, no tengo m&aac
Capítulo cincuenta y tresPov WadeTengo un maldito día de estar en la cama.Ya me siento bien.Un hombre lobo sana sus heridas rápido. Suspiro, Sara tomo con naturalidad lo de mi especie.Realmente no lo sé.Me levanto de la cama y voy al baño para revisar mis heridas, quito la tela que las cubre y efectivamente solo encuentro los rasguños.Me meto a la ducha y agudizo mi oído para escuchar que hacen los demás en la casa. Vagos recuerdos del día de antes de ayer invaden mi mente y entre esos está Elizabeth llorando porque ella no estaba en casa.Sara no estaba por ningún lado, no la sentía, me asuste y corrí a buscarla, tanto que llame a mi familia para encontrarla más rápido y as&iacut
Capítulo cincuenta y cuatroLo que me hace pensar que si se fue con su padre, justo ahora debe estar siendo maltratada por ese estúpido demonio.Aprieto mis manos a los costados. No dejaré que la toque y si lo hace lo mataré.Agarro el teléfono y busco la libreta donde estan apuntados los números de los alphas que he conocido en estos años.Encuentro el número y rápido marco hasta escuchar su voz de otro lado—Buenas tardes —siempre con ese acento marcado en la voz.—Buenas tardes, Alpha Ignacio, soy el Alpha Wade de la manada Black Day y le quiero pedir un favor.—Dígame en que lo puedo ayudar.Suspiro—Necesito que me resguarde en su casa mientras resuelvo unos pequeños problemitas con un demonio.
Capítulo cincuenta y cincoPov SaraTres días después.Una de las cosas que no tuve en cuenta al llegar aquí es que él posiblemente tuviese una novia.No lo pensé.El caso es que para ella trabajo día y noche, complaciendo sus deseos como una sirvienta.Si estuvieras con él esto no sería así.Lo sé, lo sé.—Sara, Sara—la escucho gritar desde arriba en el cuarto de los dos—Sara.Lavo mis manos y contesto—Ya voy patrona.Abro la puerta de su cuarto y siento el aroma característico a cigarro pegar en mi nariz, hago todo lo posible por no toser—¿Dígame, qué desea?Ella voltea
Capítulo cincuenta y seisComo puedo me voy arrastrando hasta la cama y tomar el móvil, busco contactos y la encuentro a ella, marco e inmediatamente me responde —Rosalía, no vengas, no vengas porque te llevarán a un prostíbulo.—Como sabes eso, estoy en la entrad... Hola niña, tendrás que salir y si no sales ella morirá —su tono de voz juguetón y psicópata me da un escalofrío que pasa desde mis pies hasta mi cabeza.Cuelgo. Tengo que salir, no hay de otra.Busco en mi ropa tirada algo que pueda ser flexible y cómodo para correr si se da la oportunidad de escapar y entre mis pocas cosas encuentro un pantalón un poco largo y una camisa algo ajustada, me coloco la ropa y salgo de mi guarida.Subo escalón por escalón y mis oídos captan ruidos de