Capítulo cuarenta y cinco
Nunca me han gustado las fiestas, ni para mi cumpleaños, ni graduación, ni nada y hoy tengo una en mi honor.
No sería la primera vez que tengo una, pero puedo decir que la anterior fue un total fracaso.
Aún lo recuerdo: personas que yo no conocía, licor, borrachos y sobre todo, mujeres con diminutas cosas, o sea, prostitutas.
En una fiesta de cumpleaños para una niña se supone que lo que tiene que haber es diversión, juegos, piñatas, niños corriendo y jugando, gente bromeando, pero en la mía todo era un desmadre por parte del señor Alcibíades.
Odio a ese señor.
Nunca en mi vida me sentí tan poca cosa. Las risas de esas personas todavía las puedo escuchar cuando tengo una pesadilla. A él no le importaba
Capítulo cuarenta y seis—Señorita Sara, venga que le tenemos un regalo—giro mi cabeza por encima de mi hombro y sigo al director hasta el patio trasero.De lejos veo una caja gigante con un moño y me acerco a esta—¿Esto qué es, señor director?—Ábralo y se dará cuenta—me empuja y golpea mis hombros.Achico mis ojos—No me gustan las sorpresas, prefiero las cosas claras—jalo del moño y una torta da directo en la cara del director—sabía que esto iba a pasar—todos empiezan a reír.Él agarra los pedazos que tapan sus ojos y los tira—¿Quién hizo está broma?—grita y todos se quedan en absoluto silencio—Lo quiero aquí ahora mismo.Veo a unos jugadores de fútbol a
Capítulo cuarenta y sieteFrío.Lo único que puedo sentir en donde me encuentro.Me remuevo incómoda en donde estoy y es ahí cuando caigo en cuenta de que no estoy en casa.Subo la vista al cielo ahora todo estrellado y la luna en su punto más alto.¿Cuántas horas me he quedado dormida?Me levanto de suelo y observo mi teléfono sin carga.¡Genial!Ahora como se supone que volveré si no deje rastro alguno y solo la luna me alumbra. Sin dirección empiezo a caminar hacia atrás para llegar a la carretera, pero mientras más avanzo más siento que me estoy perdiendo.Escucho y veo grillos, sapos y arboles por todos lados que no me dejan saber con precisión en el lugar
Capítulo cuarenta y ocho—No era yo, era tu perro—agarro mi cabeza en acto de frustración. Esto no puede estar pasando, ellos no son reales y ni siquiera pueden existir—Oh muñeca si que lo soy y ahora te explicaré algo que tu amado perro no hizo: contarte sobre él.A pesar de todo lo que encontraste sigues siendo incrédula y eso es increíble hasta cierto punto, tu teoria de la vida se basa en cosas reales no sobrenaturales y tu cerebro no se explica como es que cosas así pueden existir, pues yo te contaré—cruza sus brazos detrás de su cabeza —Lo que leíste en el libro que yo deje en la casa de tu amado perro es verdad, todo, después de que lo deje fue un infierno salir de tantos lobos atacandome, pero logré escapar. Los vampiros existimos por un demonio oscuro desobedecer las ordenes directas del mismísimo diablo, en ese entonces e
Capítulo cuarenta y nueveCiertamente no sé pensar que es peor, si todos los humanos viven una mentira rutinaria o que existan seres de este tipo.Escucho un ruido de cristales chocando y observo que el mismo vampiro que me hace llamar su tua cantante estar intacto, sin ningún rasguño.Sonríe irónico —Saben cual es la gracia de matar a un vampiro, que tengan que incinerar su cuerpo, mi trabajo ha terminado aquí—hace una pequeña reverencia hacia mí —muñeca—siento como una ráfaga de frío me envuelve —perdón, pero necesitaba mi camisa aunque ahora huela a perro, pero con solo tener tu aroma me calma —mira a los otros lobos listos para atacar y cuando uno gris se abalanza contra el este se mueve tan rápido que lo vemos al final de los arboles caídos y luego desaparecer.
Capítulo cincuenta—Andrews, vigila la entrada de la casa con otros lobos, yo ire a ducharme y pasaré a la habitación del alpha para estar ahí cuando el despierte y no quiero a nadie molestando.Asiente en respuesta y se va, miro a las chicas de servicio entrar, cada una mi observa fijo y bajan la cabeza instintivamente.No me gusta eso.—Arriba —ellas alzan la mirada —quisiera una cena, por favor, tengo hambre.—Usted no se preocupe luna, le tendremos su cena — las veo jalar ollas para empezar a cocinar y antes de salir por la puerta miro por encima de mi hombro—Estoy muy cansada como para bajar las escaleras, pueden llevarlo al cuarto del alpha, por favor, si no es mucho pedir.—No luna, nosotras lo llevaremos, ahora puede irse a duchar, el doctor llamo y dijo que es
Capítulo cincuenta y unoUna mano en mi cabello me despierta de tal placentero sueño y los recuerdos llegan a mi mente como si de comida se trátase.Abro mis ojos y me encuentro con una sonrisa en los labios del señor Wade.Siempre tan hermoso aunque este golpeado y mal herido. Quito mi cabeza de su brazo al ver como su cara trata de no hacer ninguna mueca de dolor.Mientras lo observo a los ojos no puedo dejar de pensar en lo que tenemos que hablar, en un instante me levanto de su lado y camino hasta el sillón para empujarlo cerca de la cama y asentarme.—Tenemos que hablar—es todo lo que sale de mi boca para que su sonrisa se borre y una expresión de terror se instale en su rostro—Va a ser más difícil después y necesito saber la verdad.Pierde la mirada en
Capítulo cincuenta y dos—¿Por qué ese vampiro te decía perro?—aprieta sus mandíbula.—Porque ellos piensan que al no convertirse y tener fuerza los convierte en seres más fuertes y amos de nosotros. Cada fuerza de cada parte es divida en su edad, mientras más edad mejor estrategia, pero es igual ya que cada uno contiene el mismo tipo de fuerza sobrehumana.—Entiendo, ¿qué más me puedes contar sobre esto, hay otros como ustedes?—El mundo está casí lleno de vampiros y hombres lobo solo que nosotros no revelamos nuestra identidad para no ser vistos como una amenaza para los seres humanos y ser atacados por ellos, por ende lo más natural es vivir fuera de la mayor población y adentrarse más al bosque. Soy un hombre lobo y tú eres mi luna, no tengo m&aac
Capítulo cincuenta y tresPov WadeTengo un maldito día de estar en la cama.Ya me siento bien.Un hombre lobo sana sus heridas rápido. Suspiro, Sara tomo con naturalidad lo de mi especie.Realmente no lo sé.Me levanto de la cama y voy al baño para revisar mis heridas, quito la tela que las cubre y efectivamente solo encuentro los rasguños.Me meto a la ducha y agudizo mi oído para escuchar que hacen los demás en la casa. Vagos recuerdos del día de antes de ayer invaden mi mente y entre esos está Elizabeth llorando porque ella no estaba en casa.Sara no estaba por ningún lado, no la sentía, me asuste y corrí a buscarla, tanto que llame a mi familia para encontrarla más rápido y as&iacut