Lexi comenzó a recobrar la conciencia lentamente, sus sentidos despertando uno a uno en medio de una confusión abrumadora. Cada parpadeo era como si un velo se retirara de sus pensamientos, y a medida que las sombras de la inconsciencia se desvanecían, una oleada de dolor se apoderó de ella. Su cabeza latía con insistencia, mientras su cuerpo se sentía pesado y entumecido.Con esfuerzo, Lexi logró incorporarse en el oscuro recinto en el que se encontraba, solo para darse cuenta de que no reconocía su entorno en absoluto. Las frías y húmedas paredes de piedra se alzaban a su alrededor, proyectando una sensación de opresión que la hacía sentir como si estuviera atrapada en una pesadilla. Inquieta, murmuró para sí misma: "¿Dónde diablos estoy?". Sus palabras resonaron en el espacio vacío, pero no obtuvo respuesta. Trató de recordar cómo había llegado allí, pero su mente parecía ser un enigma sin resolver en ese momento, con los recuerdos escurriéndose como agua entre sus dedos.La confus
La soledad del calabozo envolvió a Lexi, dejándola a merced del silencio que la rodeaba. Los pasos apresurados del demonio se desvanecieron gradualmente, sumiendo a la joven en una profunda inquietud. La incertidumbre y el miedo se mezclaban en su mente mientras se preguntaba quién era y por qué estaba allí.Sin previo aviso, el silencio fue roto por unas pisadas lentas y tenebrosas que resonaron en el suelo de piedra. El corazón de Lexi latió con fuerza cuando sintió que esas ominosas pisadas se acercaban a ella. Cada paso era como un eco siniestro que la hacía estremecerse de pavor.Los escalofríos recorrieron su espalda cuando la presencia desconocida se acercó aún más. Lexi estaba completamente indefensa, atada y despojada de sus recuerdos, enfrentándose a un enigma aterrador. La ansiedad y el temor se apoderaron de ella mientras esperaba, con el corazón en la garganta, para descubrir quién era el dueño de esas aterradoras pisadas que se acercaban sigilosamente.Justo cuando la te
El hombre atravesó la puerta con determinación, llevando a Lexi en brazos hacia una habitación que emanaba un aire de misterio. La penumbra de la estancia se veía intensificada por la seda negra que cubría la cama en el centro, creando un ambiente lúgubre que no hacía más que agravar los nervios de Lexi. La falta de iluminación parecía emular la oscuridad que rodeaba sus recuerdos perdidos.Con cuidado, el hombre intentó depositar a Lexi en la cama, pero ella se resistió, aferrándose a él como si temiera perderse en la negrura que la rodeaba. Se sentó con ella en sus piernas, procurando ofrecer un atisbo de consuelo en medio del desconcierto que la envolvía.—No me dejes, no recuerdo nada —susurró Lexi, aferrándose con fuerza a la ropa del hombre como si él fuera el único ancla en un mar de incertidumbre.Las palabras de Lexi resonaron en la habitación silenciosa, creando una atmósfera cargada de angustia y desesperación. El hombre, sintiendo la fragilidad de la situación, acarició su
Amaris caminaba de la mano de Dave, su mirada reflejando la seriedad del momento mientras se dirigían hacia donde se encontraba Lord Brarthroroz. El ambiente parecía cargado de tensión, como si el destino de todos estuviera suspendido en el aire.Al llegar, Dave abrió la puerta con gesto caballeroso, permitiendo que Amaris entrara primero antes de seguir detrás de ella. La habitación estaba sumida en una penumbra que parecía reflejar la gravedad de la situación. Lord Brarthroroz, con el semblante entre las manos, alzó el rostro al escuchar la entrada de los dos.—Mi reina —intentó sonreír para Amaris, aunque su expresión revelaba la carga emocional que llevaba.Amaris le devolvió la mirada, reconociendo la tensión en los ojos de Lord Brarthroroz. —Mi lord, tengo cosas que contarle —declaró con voz firme, pero su tono revelaba la preocupación que albergaba.Dave cerró la puerta tras de sí, creando un pequeño espacio íntimo donde los tres se encontraban. La habitación estaba decorada co
Eromaug sostuvo la mirada de Lexi, como si sus ojos contuvieran la promesa de respuestas que aún se mantenían elusivas. A pesar de sus intentos de transmitir seguridad, una sombra de inquietud nublaba su propia expresión, como si también lidiara con un enigma que trascendía su comprensión.—Lexi, entiendo que esto es abrumador, pero la verdad se revelará con el tiempo —susurró Eromaug, su voz resonando en la penumbra de la habitación, como un eco de certezas aún no desveladas.Lexi asintió con una mezcla de resignación y esperanza. En ese momento, la conexión entre ellos era más un hilo frágil que intentaba unir los fragmentos rotos de la memoria perdida. La cama con seda oscura y las sombras que danzaban en las paredes parecían testigos silenciosos de un proceso de descubrimiento que recién comenzaba.Eromaug, buscando cambiar el tono pesado que envolvía la habitación, intentó una sonrisa reconfortante. —Descansa ahora, Lexi. Mañana será un nuevo día y continuaremos este viaje juntos
Amaris y Dave, enfrentándose a la inminente travesía hacia el Abismo Oscuro, comprendían la magnitud de los peligros que les esperaban. La entrada sombría del abismo se extendía ante ellos como una boca oscura, y la tensión en el aire aumentaba con cada paso. Sabían que debían prepararse para lo desconocido, y Amaris, con su destreza táctica, tomó la iniciativa de solicitar refuerzos para su expedición.—Necesitaremos más hombres para afrontar este desafío —anunció Amaris con seriedad, enviando mensajeros para reunir a sus leales seguidores. Dave, aunque compartía la determinación, no podía dejar de preocuparse por el estado avanzado del embarazo de Amaris.Dave se acercó a ella con una mirada de profunda preocupación. —Amaris, entiendo que esta misión es crucial, pero no puedo ignorar el hecho de que tu embarazo está en una etapa avanzada. ¿Estás segura de que deberías exponerte a estos peligros?Amaris le ofreció una sonrisa tranquila, pero sus ojos reflejaban una mezcla de determin
El rugido persistió, resonando en las paredes del estrecho pasillo. La anticipación se apoderó del grupo, que se preparaba para el encuentro con la fuente del estruendo. Entre las sombras emergió una criatura imponente, con ojos brillantes y escamas relucientes.Amaris, analizando la situación, levantó la mano, indicando a su grupo que se detuviera. —No ataquen de inmediato. Algunas de estas criaturas pueden ser hostiles, pero otras podrían ser guardianes del Abismo Oscuro. No queremos provocar una confrontación innecesaria.La criatura, con su mirada intensa, se acercó lentamente. Se reveló como un ser majestuoso, una especie de protector del Abismo Oscuro. Amaris, con respeto, se adelantó hacia la criatura y habló en un dialecto antiguo que resonaba en los corredores rocosos.Después de un intercambio de palabras ininteligibles para el resto, la criatura asintió y se apartó, permitiendo que el grupo continuara su camino. La experiencia dejó claro que el Abismo Oscuro no solo estaba
Amaris y su grupo, después de desactivar el núcleo en el corazón del Abismo Oscuro, regresaron a la superficie con un sentimiento de deber cumplido. Sin embargo, cuando llegaron a la mansión de Lord Brarthroroz, la noticia que les esperaba no era la que esperaban.Lord Brarthroroz, con una mezcla de esperanza y ansiedad, se acercó a Amaris. —¿Dónde está mi hija? ¿La has encontrado?Amaris bajó la mirada, y con pesar en su voz, le informó: —Lo siento, mi lord, pero cuando llegamos al núcleo, descubrimos que Lexi ya no estaba allí. Al parecer, alguien se la llevó a otro lugar antes de nuestra llegada.La expresión de Lord Brarthroroz pasó de la esperanza a la desolación. —¿A otro lugar? ¿Pero quién podría haber hecho esto?Amaris asintió con compasión. —No lo sabemos aún, pero estamos comprometidos a descubrirlo y reunirte con tu hija. La oscuridad que hemos enfrentado todavía tiene secretos que debemos desentrañar.La noticia se extendió por la mansión, dejando un eco de decepción y tr